Casi 7 millones de personas contagiadas y más de 400.000 muertes. El COVID-19 prosigue su conquista voraz por todo el mundo. No conoce límites, ni fronteras, y Alemania no es una excepción... Desde marzo, la actividad económica y social se ha visto inmersa en un paréntesis desigual, según su impacto nacional y los intereses de cada país. Un paréntesis desigual que, sin embargo, ha afectado la vida cotidiana de todos, en mayor o menor medida.
En Renania del Norte-Westfalia, la región con mayor densidad de población de Alemania, sus habitantes se preguntan cuándo y cómo terminará todo. Entre ellos, muchos jóvenes modelos confinados en sus domicilios, sus pequeñas jaulas de cristal, reflexionando sobre un futuro incierto.
La industria de la moda ha sido uno de los sectores más perjudicados por esta crisis. La mayoría de las compañías y agencias han reducido drásticamente sus producciones y campañas. Y todos saben (y sabemos) que ya nada volverá a ser igual...
Me llamo Miguel Díez, vivo y trabajo como fotógrafo en Düsseldorf, y a continuación quiero mostraros varias historias que hablan de aceptación, resiliencia y, especialmente, esperanza frente a la pandemia. Son historias íntimas que se esconden detrás de los muros de ciudades como Düsseldorf o Colonia, historias cotidianas de jóvenes modelos, de diversas nacionalidades, que cuentan desde su experiencia de confinamiento, un vocablo desconocido para ellos hasta hace unos meses.
En esta situación sin precedentes, el mundo de la moda se enfrenta a una nueva realidad. Y sus rostros deben ser mostrados, ahora más que nunca, sin filtros ni artificios.
Charlene piensa que la moda va a estar mucho más centralizada en cada país y la mayoría de las agencias producirán con la ayuda local, con modelos de sus propios países, “de cara a evitar contagios contratando modelos de diferentes países, como solía ser el caso. La moda no va a estar tan globalizada, al menos durante unos meses”, dice.
Para Caroline esta experiencia nos va a devolver a la realidad: “¿Quiénes somos? Espero que nos sirva como precedente para aprender cuando todo haya terminado”.
Sonya, modelo de origen ruso, tenía pensado viajar a su país para visitar a su familia en marzo, pero el Covid-19 se lo impidió. “La situación para el mundo de la moda es totalmente impredecible. Los retratos que me estás haciendo tú ahora mismo, de enfoque documental sobre el día a día de los modelos, eran impensables hace unas semanas.
Sin duda, es un claro ejemplo sobre cómo fotógrafos, diseñadores y artistas se han adaptado o tendrán que hacerlo después de la pandemia”, añade.
Anabell cuenta con cierta frustración que su próximo trabajo está programado para julio, “si todo va relativamente bien, ya que actualmente las producciones están totalmente paradas”.
La modelo opina que igualmente seguimos llevando una vida acelerada, estresante y por eso observa la situación actual como una oportunidad para recuperar nuestra salud mental.
En el caso de Dave, él mismo se ha dado cuenta de que no necesita demasiadas cosas para vivir en esta ‘nueva normalidad’. “Estamos acostumbrados a privilegios como ir al gimnasio, ir de compras, coger vuelos a diario... y ahora te das cuenta que muchas personas en el mundo nunca han vivido con esos lujos. Aunque hay quien opina lo contrario, y está afrontando la situación lleno de ansiedad por no poder acceder a todas esas comodidades”.
Dave también cree que las compras online serán el futuro del consumo. “Mucha gente va a priorizar otras cosas y el consumo de ropa pasará a un segundo plano. No van a ser tiempos fáciles para la economía del consumo y eso, inevitablemente, va a afectar al sector”.
Fotografía y texto: Miky Díez @mikydiez
Modelos: Agencia No Toys @notoysmodels
Agradecimientos: Sara Fernández, Yolanda Sansegundo, Beatriz Toribio, Sylvia Berger, Leticia Jimenez, Vera Latzke.