La colección Resort 2016 de Valentino en 10 detalles para soñar
Es el momento de perderse en el jardín eternamente romántico de Valentino, donde cada detalle es más especial que el anterior.
Con la frase de Diana Vreeland "The Eye Has To Travel" -"La mirada tiene que viajar"- como lema, Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli se reinventan una vez más en su colección Resort 2016 para Valentino. Sin embargo, este renacimiento trae consigo, como es habitual en la firma desde que este infalible dúo comenzó su reinado, lo que ha sido la clave de su éxito durante tantas temporadas. El secreto es un estilo cien por cien reconocible -con el romanticismo y unos exquisitos bordados como sello omnipresente-, que siempre trae consigo una nueva vuelta de tuerca.
En esta ocasión, el giro inesperado llega al unir sus códigos tradicionales con pinceladas de la iconografía nativa americana -creada en colaboración con la artista Christi Belcourt-, mientras las modelos calzan botas llegadas del salvaje oeste y dragones llegados del lejano oriente sobrevuelan también esta ecléctica propuesta.
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El street style no tardará en adueñarse de esta cazadora. Una prenda que será elevada a la categoría de icono en un suspiro, al más puro estilo Ryan Gosling en "Drive".
Cuando hablamos de bordados y romanticismo, no hay medida para Valentino. Los motivos florales y de tintes étnicos vuelven a inundar esos vestidos que tanto gustan a Keira Knightley, y que tan bien luce sobre la alfombra roja.
Los cortes al láser y el negro más absoluto confieren un aire dramático a varios vestidos que siembran la colección de dramatismo.
Pero la luz vuelve a entrar en escena para bañarlo todo, con estampados de flores y aves en un abanico interminable de colores. Imposible resistirse a ese mono de aire naïf.
Cada detalle merece ser visto con calma, saboreando unos bordados que parecen nacer del cuerpo de la modelo, para transformarla en una ninfa como en una historia de Ovidio.
Y en el centro del desfile, el inolvidable rojo Valentino -o rojo español- que jamás puede faltar en la pasarela de la firma italiana.
Un jardín en el que perderse, en el que soñar y en el que quedarse a vivir eternamente.
Así es el sueño de Valentino.
Arancha Gamo