Valentino ha tomado Roma a golpe de encaje y bordados. La firma ha entrado triunfante en la ciudad eterna para presentar en ella su última colección de alta costura, "Mirabilia Romae", que rinde pleitesía a las maravillas artísticas de Roma. El desfile ha sido precedido por una colección cápsula con el mismo título y por una exposición secreta ideada junto al historiador del arte Filippo Comselli, que ha ido sembrado los diseños de la casa por los rincones más mágicos de la ciudad del Tíber -de los Museos Capitolinos a la iglesia de Santa Agnese en Agona, que domina la Piazza Navona-. Dos jornadas de arte y moda que han culminado en un espectacular desfile celebrado en la Piazza Mignanelli -Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Picciolo, directores creativos de la firma, podrían rivalizar con Lagerfeld a la hora de crear un buen espectáculo-, con un front row que ha contado con tantas invitadas luciendo diseños de Valentino Haute Couture que casi parecía que el desfile había comenzado antes de que salieran las modelos. La colección, cargada de un poderoso aire regio, ha rescatado el imaginario de las diosas y los emperadores romanos para unirlo al romanticismo que ya es sello de la maison. De esta idea han nacido vestidos con intrincados bordados dorados imitando las armaduras y las coronas de laurel de los victoriosos soldados del Imperio Romano. Las capas continúan pisando fuerte, desde el negro más riguroso, hasta los dinámicos estampados que evocan los mosaicos romanos. El rojo Valentino ha contado con una potente presencia, marcada especialmente por un vestido-túnica de escote Diana -también interpretado en varias salidas en color negro-, cual sacerdotisa vestal -si éstas no hubieran estado obligadas a vestir de blanco en la tradición romana clásica-. Terciopelo, encaje, deslumbrantes tejidos metálicos... El Imperio Romano ha renacido, recuperando su esplendor de antaño en forma de vestidos:

 

Arancha Gamo @arancha_gm Arancha Gamo @arancha_gm