Si fuera posible trasladar el concepto del rojo Valentino al maquillaje hablaríamos de Ellis Faas. Esta maquilladora holandesa, además de haber sido reconocida como una de las más influyentes de nuestra época, fue la creadora de una línea de maquillaje rompedora en términos de diseño y calidad allá por 2009. El packaging futurista y sofisticado no desvió la atención del punto donde más hincapié había puesto al concebir esta innovadora gama: el colorido, tomado directamente del repertorio humano. Su naturaleza orgánica culminó en EL rojo de labios, un homenaje sanguíneo con nombre propio: Ellis Red. La holandesa vuelve a la actualidad por la presentación de un libro que recopila sus trabajos, On the edge of beauty. Una oportunidad de hacerse con una selección de sus apabullantes e inspiradores looks en los que muestra su dominio del volumen, la textura y el color, excediendo los tradicionales límites en los que se suele circunscribir el maquillaje para llegar al arte. A pesar de tener una línea de maquillaje con su nombre y un libro recopilatorio puede que no te suene mucho su nombre. Realmente, ¿Quién es Ellis Faas? Ellis desarrolló una pasión temprana por la moda que fue reforzándose con los años, a la par que crecía en su interior un fuerte sentido del gusto y una vocación natural por la fotografía. Tras la enseñanza obligatoria decidió aventurarse en esta última, maquillándose en los retratos donde ella misma se servía de modelo. Con el tiempo se inclinó más por el aspecto intuitivo del maquillaje, comenzando su carrera profesional en este ámbito, y menos por la técnica fotográfica. Formada en París, volvió a su país para trabajar en diferentes proyectos hasta mudarse a Londres, donde su carrera despegó. Su talento para imitar enfermedades de la piel usando únicamente maquillaje y su sentido de lo estético la llevó a trabajar en los video-clips de las estrellas del momento. Pero al tener a su hija decidió volver a Ámsterdam para establecer un estudio y colaborar estrechamente con fotógrafos de la talla de Inez van Lamsweerde. Su destino cambiaría con la aparición en su vida de Mario Testino, quien la “descubrió” en una sesión para L’Uomo Vogue en los Países Bajos. Se inició entonces una estrecha relación laboral que les llevaría a trabajar por todo el mundo hasta el momento en el que conoció a Emmanuelle Alt y Karl Lagerfeld. Con él se inició en pasarela, trabajando en los desfiles de Chanel o Fendi. El resto es historia: backstages con Armani, Givenchy, Gucci, Hermès, Nina Ricci o Louis Vuitton, colaboraciones con Clinique, Lancôme o MAC Cosmetics, además de la creación de la línea de maquillaje de Biotherm... Por fin en 2007, al finalizar su contrato con la firma, se decidió a lanzar la suya propia a su imagen y semejanza. Un placer para la vista y el tacto pero, si no nos crees, solo tienes que pasarte por Le Secret du Marais y comprobarlo por ti misma.   Berta Almagro