Pilar López de Ayala
Datos personales. Pilar López de Ayala, 18 de septiembre de 1978, Madrid. Una de las ideas que vertebra “Lope” es la de mezclar risa y llanto, lo trágico con lo cómico. ¿Es la tragicomedia tu género de vida favorito? ¿Qué cosas pueden hacer que te rías como si no hubiera mañana y llorar como si se fuera a acabar el mundo? Prefiero cierto equilibrio... Las historias que me gustan son las que tratan de conflictos reales del ser humano y se pueden enfocar con sentido del humor. En una ocasión, durante la película, se espeta a Lope: “¿Quién eres tú para corregir a los maestros”? ¿Qué opinas del mensaje que entraña esta frase? ¿Con qué tendencia te identificas más: con corregir a los maestros o con mantener las opiniones “jerarquizadas”? Huyo de todo aquello con lo que me pueda identificar. Los genios siempre se han inspirado en la obra de otros para crear algo nuevo, ya fuera para negar o para reinventar lo que ya había. Lope de Vega transgredió la estructura del teatro, fue un revolucionario y cuando alguien se atreve a ésto, me parece admirable. Algo muy bonito de la película es la parte en la que el personaje de Leonor Watling se enamora de Lope por sus versos. ¿Concibes enamorarte de un artista a través de su arte? Creo que hay que diferenciar el enamoramiento blanco y puro de Isabel de Urbina, (el personaje que hace Leonor Watling) con la pasión que viven Elena Osorio, (mi personaje) y Lope; y como en todas las relaciones apasionadas está el deseo de posesión. Creo que a Elena le podría pasar algo de esto con Lope, aunque después se transformara en amor. ¿Cómo crees que encararías la situación en la que un enamorado te lleve a un apartado y te recite poesías mirándote a los ojos? Depende. Si no lo conozco de nada creo que no muy bien... Creo que no tendría la paciencia de escucharlo... Elena (qué genia), lo vio. La tía lo vio rápido. Claro que ella podía ayudarlo... Eran otros tiempos. En “Lope” se vive con mucha intensidad los momentos en los que se recita. Si te pidiera que recitaras ahora versos importantes para ti... ¿Cuáles serían? Puede ser un texto de una película, o los versos de una canción... Uy... Ahora, justo ahora... Tengo que limarle las uñas al gato... Bueno, algo que me ha ayudado para construir a mi personaje es “La Dorotea”, obra de Lope inspirada en Elena Osorio que retrata bastante bien la relación apasionada que vivieron. Tiene bastantes poemas y lo recomiendo a todo el mundo que esté en un trance parecido. Me encantan esos momentos en los que tu personaje recorre cubierta con un velo las calles de Madrid. ¿No te parece el colmo del romanticismo poder hacer eso para ir a ver en secreto a la persona que amas? Elena se jugaba la vida teniendo una aventura en una época en la que se condenaba a las mujeres por adulterio. Eso puede ser romántico. Pero no me parece nada romántica la falta de libertad. Creo que todo lo bueno estaba por llegar. ¿Y no te parece también muy romántico cortejarse por carta? Creo que el romanticismo está relacionado con hacer cualquier cosa por ver a la otra persona, aunque haya distancia y solo estén las cartas o aunque te juegues la vida, como pasa en “Lope”. Eso sólo se sostiene cuando hay pasión. Ahora con internet lo de las cartas manuscritas ya es el romanticismo buscado... Vamos, es ya regodearse. ¿Y qué me dices de ver las obras en un balcón? En un concierto, ¿prefieres palco o te gusta estar en la pista? Pista siempre.
Tu personaje tiene muy presente el vivir a muerte cada momento. ¿Es una filosofía que se ajusta a ti o eres más relajada en cuanto a seguir las exigencias del carpe diem? Estar presente es el reto diario. Yo me lo propongo, me propongo parar la lavadora que tengo sobre los hombros y estar con los sentidos en cada cosa que hago. Pero no es fácil. ¿En algún momento de tu carrera has estado en la posición impaciente de Lope, clamando por reconocimiento? Pues no... Pero es cierto que en “Lope”, cualquier trabajador que tenga un superior se puede sentir identificado con el pulso que mantienen el empresario Velázquez, y Lope. Todos buscamos cierto reconocimiento en nuestro trabajo, ya no te digo nada si se trata de un artista. Ésta es una película que habla de principios, de recurrir a los valores fundamentales como única salida, valores como la dignidad o la libertad. Y Elena tenía ese lado estratega, me picaba entender cómo funciona su cabeza. Era una mujer compleja. En la película, algunos personajes cometen lo que otros podrían calificar de estupidez, pero termina siendo una idea inspirada, de hecho una de las premisas de Be Stupid dice que las ideas estúpidas son las mejores. ¿Qué estupideces has cometido tú que han resultado brillantes? ¿Te refieres a dejarlo todo por el poeta romántico y sin remedio? Mejor pregúntale a las que se quedaron con él qué tal les fue... En una entrevista que te hice para Vanidad, empezaba diciendo que cuando “Pilar calla, hace un poco de frío”. Y terminaba preguntándote si eras un poco grunge, a lo que me contestaste, sonriendo, que sí. ¿Cómo van tus silencios y el frío? ¿Te sientes más grunge según pasa el tiempo? No sé si llegará el día en que pueda ser yo delante de un periodista. Lo que te daba frío seguramente es timidez, a veces se confunden... ¿Te dije que sí a lo de grunge? Qué gracia, tendría ganas de terminar... Nunca me he sentido parte de ningún grupo. La idea que tengo del grunge (a lo mejor me equivoco) es el antisistema apático que está harto de todo pero que no hace nada por intentar cambiar las cosas. Yo me considero una idealista que cree en el esfuerzo y que lleva toda la vida luchando y quiere aportar su granito de arena para ayudar a cambiar las cosas que pueden cambiar.
Por Marta Hurtado de Mendoza.
Fotografía de Chus Antón.
Realización de Natalia Ferviú.