Esta vez lo hacemos de la mano del Mandarin Oriental, uno de los santuarios que esta ciudad ofrece al turista internacional en busca de aventuras dentro de una tierra que puede resultar caótica.
Fuera del bullicio de la Medina y situado en un vergel de alegría para los sentidos, es la sobriedad de su concepto del lujo lo que nos inclina a vivir la experiencia que nos ofrece este resort de la afamada cadena que se extiende desde Asia por todo el mundo.
Nos recibe altanera su entrada apabullante y, al cruzar sus puertas, nos adentramos de lleno en un oasis de paz y bienestar que nos aventura una estancia más que provechosa. Los olivos se suceden en orden casi marcial para desembocar en una escalinata desde donde nos saludan y, tras esta cálida bienvenida, entrevemos lo que se adivina como un estanque enorme que despeja nuestra perspectiva.
El hall es el inicio del camino que nos transporta con su solado de mármol -similar a un jeroglífico- por toda la estancia. Estamos entrando en el territorio sagrado de este santuario del descanso y el bienestar y los primeros síntomas no se hacen esperar.
Es la hora del atardecer y un enjambre de faroles van recibiendo el don de la luz con el que iluminan tenuemente todo lo que tocan creando un ambiente indescriptible de fantasía morisca, de levitación, porque sus rutilantes reflejos hacen suyo el agua al que se contraponen y con el que comulgan en la noche que se expande.
Y llega la cena, en una mesa que bordea este infinito de estrellas como un balcón al universo. Asimismo, sus cocktails nos preparan como en un brebaje iniciático para este ritual del disfrute que es inmenso.
El descansar tiene lugar en una villa donde el amplio patio interior vertera la disposición de estancias haciendo honor a las construcciones beréberes. Un salón con chimenea nos acurruca visualmente antes de pasar a la habitación, que se asoma a la piscina que se desparrama por todo el centro del patio, transmitiendo frescura y vitalidad.
Nos despertamos después de un sueño reparador y directamente volcamos nuestras energías en esa piscina que nos ha estado aguardando toda la noche para nadar un poco estriándonos antes de entrar en el hammam, que también agasaja esta villa. Nota: aquí las villas son la habitaciones.
El desayuno es el siguiente paso y desde luego no defrauda, porque de nuevo desde el balcón de esta selva nos sirven delicias sin solución de continuidad hasta que necesitamos dar un paseo para rebajar el impacto, entre palmeras y bougainvilleas.
Así es como nos topamos con su SPA (sí, realmente merece que se escriba con mayúsculas). Arcos de ladrillo se suceden en tropel para crear túneles de luz tenue que te dirigen hacia la alargada piscina que desprende calma y sosiego.
La cadena Mandarin es bien conocida en todo el mundo por sus tratamientos que firman con sus propios aceites y que cruzan fronteras para hacer las delicias de los clientes fidelizados por todos los rincones del planeta.
Ahora bien, si buscas más entretenimientos, tienen una larga lista donde elegir: desde subir en globo hasta viajat a Essauira o al desierto, pasando por rutas turísticas por la ciudad en Sidecar o paseos a caballo... Aún así, la experiencia es tan intensamente agradable, que no querrás hacer otra cosa que no sea disfrutar de cada segundo en este paraíso tan lejano y cercano a la vez. Recuerda, a tan solo dos horas de Madrid.
¿QUÉ VER?
PLAZA YAMAA EL FNA. Sin duda, es la primera parada para que cualquier viajero empiece a familiarizarse con una manera de entender el mundo, la árabe. Aquí encontrará un ambiente bullicioso con actuaciones de artistas, puestos de mercado y comida callejera.
MEZQUITA KUTUBIA. Un claro ejemplo del buen hacer de este pueblo rico en cultura y tradiciones. Desde su representativo minarete se llama a la oración a los musulmanes de toda la ciudad y desde su altura, que marca la medida para el resto de edificios (que no deben sobrepasarla), el visitante tiene una vista panorámica impagable de toda la ciudad.
TUMBAS SAADIES. Situadas al norte de la Kasbah y pegadas a la pared sur de la mezquita de Mulay El Yazid, las tumbas saudíes datan de los tiempos del sultan Ahmad al Mansur. Fueron redescubiertas en 1917 y sin duda, te transportan al pasado glorioso de este pueblo.
JARDINES DE LA MENARA. Situados al oeste de Marrakech, a las puertas del Atlas, fueron construidos por el califa almohade Abd al-Mumin en el s.XII. El nombre de Menara deriva de la pequeña pirámide verde del tejado del pabellón. Pasea por el borde de su estanque y contempla la elevación más alta y elegante del país, su enigmático y magnético Atlas.
MUSEO DE MARRAKECH. Un magnífico palacio construido junto a la madrasa de Ben Youseff con un enorme patio típico del arte morisco que han transformado en un museo privado y un lugar de acogida para actividades culturales.
Ling Ling
¿DÓNDE COMER?
SHIRVAN CAFÉ METISSE. Mandarin Oriental nos ofrece en esta propuesta un menú confeccionado por uno de sus renombrados chefs -con estrella Michelin incluida-. Merece tanto la pena ver todo su alrededor iluminado con velas, como la excelente propuesta gastronómica. Velada estupenda asegurada.
LING LING. Su fama le precede a este restaurante de comida cantonesa conocido internacionalmente y que alimenta a los más afortunados en el Mandarin Oriental. Una exquisitez que te hará olvidar que estás en Marruecos.
MORROCAN. Tradiciones culinarias beréberes y árabes se manifiestan a través del amplio rango de especias, hierbas, ingredientes e influencias de su cocina, un caleidoscopio de sabores que hacen gala de la mezcolanza que supone la cocina marroquí. Todo con el sello Aman, garantía de profesionalidad, calidad y excelencia.
NAMA. No salimos de Aman para seguir envueltos en su atmósfera de calma y bienestar y esta vez lo hacemos de la mano de este japonés. El restaurante ofrece auténtica comida japonesa, transportándote a la lejana tierra del sol naciente. Sushi, sashimi o el grill de Robata, son una auténtica tentación para el paladar.
ROTISSERIE DE LA PAIX. Un lugar lleno de historia. Fundado en 1949 se especializa en parrilla con leña. Este restaurante familiar te da la bienvenida en su jardín ubicado en el corazón de la ciudad, un remanso de paz donde poder comer con tranquilidad.
TERRASSE DES EPICES. En el centro mismo de la Medina y construido en una enorme terraza, ofrece un panorama sin igual de las montañas del Atlas y el minarete de la Kutobia. Conocido por la cálida decoración.
KABANA. Un terraza tropical con zona interior y exterior diseñada para disfrutar de lo mejor que te ofrece el día y la noche con una vista sin parangón de la Kutobia en un ambiente cosmopolita y cool. Aquí encontrarás los mejores cocktails, así como cocina mediterránea junto a un sushi bar delicioso.
¿QUÉ COMPRAR?
EL FENN BOUTIQUE. Situada en el Riad del mismo nombre, en el corazón de la Medina, ofrece piezas refinadas y muy bien elegidas para el interiorismo más exquisito, acercándote lo mejor de los artesanos locales en menaje para el hogar, ropa y mobiliario.
LALLA’S BAGS. Situada en Gueliz, esta tienda de bolsos es el sitio donde comprar souvenirs para los jet-setters. Accesorios diseñados y producidos en Marrakech, son objetos codiciados para los amantes del lujo.
COTE SUD. Gueliz también nos propone una serie de objetos de arte diseñados bajo la influencia del espíritu marroquí. No cabe duda de que si quieres llevarte algo bello y con sabor autóctono, este es un buen sitio para aterrizar.
LRNCE. Ubicado en el barrio industrial, ofrece una amplia variedad de cerámica, textiles y accesorios para el hogar fabricados enteramente en Marruecos. Incluso te los envían a casa directamente si no quieres volver cargado.
MARRAKSHI LIFE. También en el barrio industrial, este atelier nos ofrece slow-fashion con prendas tejidas a mano bajo encargo por un equipo de artesanos de Marrakech. Sostenible, local y unisex. ¿Quién da más?
CHABI CHIC. Sin salir del mismo barrio, encontramos estos especialistas de decoración oriental que nos ofrecen una cuidada selección de mobiliario producido en la misma ciudad por artesanos expertos.
LA MARRAKECHOISE. Conocida tienda de artículos para el hogar con materiales nobles para la creación de muebles realmente contemporáneos y diseñados con talento. Merece una visita si quieres redecorar tu casa... o tu vida.
Carlos Sánchez
Imágenes: Cortesía de Mandarin Oriental Marrakech