Mireia Luzárraga y Alejandro Muiño investigan, bajo el paraguas de TAKK, cómo la arquitectura (y, más concretamente, la incorporación del pensamiento feminista, la ecología y la política en las prácticas espaciales), puede promover el desarrollo de un mundo más justo y democrático. Algo que ellos, como máximos representantes de la nueva generación de arquitectos españoles, consiguen abarcando desde instalaciones expuestas en importantes museos, hasta reformas e incluso artículos de investigación y crítica.
TAKK: Una cita político-material
A grandes rasgos, vuestros proyectos investigan cómo la arquitectura puede catalizar el desarrollo de vidas más democráticas a través de la incorporación del pensamiento feminista, la ecología y la política en las prácticas espaciales. ¿Cómo y cuándo decidís que esta es la aproximación en la que queréis basar vuestro trabajo?
Siempre nos ha interesado una visión transdisciplinar de la arquitectura. Desde que estábamos en la universidad, los proyectos que más nos gustaban eran los que intentaban lidiar con la realidad sin simplificarla, sino todo lo contrario. La arquitectura es una disciplina donde se dan cita la construcción, la política, y la ecología -queramos o no-, por lo que aquellos proyectos que intentan gestionar estos tres vectores a la vez desde el principio, suelen dar resultados donde la vida de las personas y de los otros organismos que habitan la tierra, salen beneficiados.
¿De qué manera influye cada uno de ellos a través de la arquitectura en nuestro día a día?
La arquitectura ayuda a determinar nuestra forma de vida. Que las ciudades tengan o no espacios públicos de calidad, por ejemplo, hará que la vida de sus habitantes sea mejor a todos los niveles. Políticamente porque permitirá la reunión y la manifestación de sus opiniones. Ecológicamente porque aportará refugios para la biodiversidad. Y psicológicamente porque ayudará a aliviar el estrés típico de la vida en las ciudades.
Como te decimos, esto es solo un ejemplo, pero con los edificios pasa exactamente lo mismo. Si cuando diseñamos una casa tenemos en cuenta que la forma o la posición de la cocina dentro de la misma, puede ayudar a que esta sea utilizada por todos los miembros de la familia independientemente de su género, la arquitectura estará ayudando a que el feminismo se infiltre desde los discursos institucionales hasta nuestros cuerpos. La arquitectura nos rodea y moldea nuestra realidad y es fundamental darse cuenta de ello y exigir a los diseñadores que lo tengan en cuenta.
De estos tres puntos de partida, ¿cuál diríais que es el más controversial y por qué?
Cada vez más se asume que la arquitectura es más que la construcción de objetos más o menos bonitos. En los últimos años, es difícil encontrarse con discursos que lo nieguen, pero no siempre ha sido así. No hace tanto tiempo que la arquitectura estaba dominada por discursos que la desmarcaban de cualquier relación con la acción política. Se asumía que la arquitectura era una disciplina autónoma, apolítica. Por ejemplo, en ese momento, relacionar el feminismo con la arquitectura te restaba credibilidad frente a la profesión.
Vuestro portfolio está lleno de intervenciones efímeras que muchas veces se escapan de lo que tradicionalmente se considera arquitectura… A propósito, ¿qué es para vosotros la arquitectura? ¿Cómo la entendéis?
Para nosotros la arquitectura es aquel escenario donde diferentes intereses contrapuestos (tanto humanos como no humanos) se dan citan y se corporeizan de alguna manera. Sabemos que puede ser lioso, pero en realidad es muy sencillo. Simplemente tenemos que dejar de lado la imagen de que la arquitectura son solo los edificios y empezar a pensar en que la arquitectura es básicamente la gestión de las relaciones entre las personas y su entorno a través de terceras cosas (pueden ser edificios, pero también exposiciones, libros, o lo que queramos). Debemos poner los focos en esas relaciones y no simplemente en los objetos que las producen, como habíamos hecho hasta ahora…
Ya que vuestro estudio está en Barcelona, ¿cómo creéis que influye la Ciudad Condal en esta manera tan contemporánea de entender la arquitectura?
Nuestro estudio está en Barcelona, pero nuestra práctica es transnacional. Gracias a nuestra participación como profesores en diferentes universidades, tenemos la suerte de pasar parte del año viviendo en sitios tan dispares como Nueva York o Tokio. Asimismo, nuestros intereses políticos y ecológicos nos enseñan que los retos a los que nuestra generación se enfrenta -destacando entre ellos la crisis climática-, hace muy difícil una visión localista de la arquitectura. Sin embargo, vivir en Barcelona es especial. Es una ciudad costera, con lo que tradicionalmente el intercambio de ideas ha sido una constante en su desarrollo y creemos que todavía queda algo de esta tradición. Sus instituciones, sobre todo los últimos años, han intentado reactivar culturalmente la ciudad y eso se ha notado, no solo en la aceptación de otras maneras de entender la arquitectura, sino apostando por los estudios que desde aquí estaban desarrollando esta apuesta.
¿Cómo Mireia complementa a Alejandro y viceversa?
Con el crecimiento del estudio nuestros roles se han ido especializando poco a poco. Habitualmente Mireia está más vinculada a la academia y a recorrer el mundo explicando lo que hacemos, y Alejandro está más en el estudio, en Barcelona, gestionando el día a día de los proyectos.
Otro punto que nos interesa mucho de lo que hacéis es vuestra aproximación estético-material. Utilizáis multitud de tejidos, texturas y técnicas que parecen provenir directamente del mundo de la moda. ¿Es intencionada esta relación con nuestra industria?
La moda, como tantas otras disciplinas, es una referencia para nosotros. Quizá por las escalas temporales en las que se desarrolla, admiramos su creatividad y frescura. Por supuesto, también admiramos su perfección y preciosismo a la hora de manufacturar un objeto tan complejo como una prenda de ropa, que debe satisfacer muchas demandas: comodidad, durabilidad, limpieza… Si toda esa sabiduría pudiera ser aplicada al mundo de la arquitectura, nuestros edificios ganarían en calidad y belleza.
Por supuesto, también admiramos -aunque reconocemos que no somos unos expertos en ello-, cómo algunas marcas de ropa son capaces de capturar la esencia de una generación o ayudar a construirla. De alguna manera, la moda es otra de esas disciplinas donde lo material y lo político se dan cita de una manera más clara.
En este sentido, ¿a qué soléis recurrir para encontrar referencias?
Somos bastante tranversales en ello. Desde la moda, hasta los estudios feministas y queer. Nos gusta empaparnos de la realidad que nos rodea pero, si tuviéramos que destacar algo, podríamos decir que el arte contemporáneo es nuestra fuente de inspiración constante.
La industria de la moda es una de las más contaminantes y duras con el planeta. Sin embargo, habéis sido los encargados de crear el escaparate de Hermès de Barcelona y en julio inaugurasteis el de París. ¿Cómo os manejáis con las firmas de lujo y sus valores para que coincidan con los vuestros?
Sin renunciar a nuestros intereses. Tenemos dos opciones de enfrentarnos a este tipo de situaciones, las dos igualmente válidas: o bien mantenemos nuestra práctica restringida a circuitos especializados como bienales o museos, donde por otro lado nuestro mensaje esta ya interiorizado, o nos abrimos a otros espacios de diálogo e intentamos explicar nuestra visión de las cosas.
Nosotros hemos optado por esta segunda vía. Lo importante es mantener nuestra voz y nuestros intereses. En este sentido, Hermès ha estado totalmente alineado con ellos desde el principio. Que tengamos un portfolio grande y ya varios años de carrera ayuda en este sentido, pues Hermès (y otros clientes) conocen lo que hacemos, así que resulta fácil proponerles cosas.
De entre vuestros proyectos más innovadores destacan: la reforma The Day After House, el jardín portátil Arca o la cúpula de estimulación de confort para otros ecosistemas Cohabitation dome. ¿Cuál consideráis que os ha supuesto un mayor reto?
Cuando nos enfrentamos a nuestra primera vivienda, ya hacía años que trabajábamos en otros contextos un poco más especulativos, como las exposiciones, así que para nosotros fue todo un reto cómo aplicar toda nuestra experiencia en un proyecto de reforma. Tuvimos la “suerte” de que el encargo llegó en tiempos de confinamiento por el COVID-19, donde todos nuestros proyectos más efímeros habían quedado en suspenso, así que tuvimos mucho tiempo para pensar bien cómo afrontar un proyecto doméstico. Llegamos a hacer más de 15 propuestas totalmente diferentes hasta que encontramos una vía de trabajo que nos satisficiera completamente.
No solo queríamos resolver un problema (o proyecto) concreto, sino desarrollar una vía más completa de cómo afrontar los proyectos domésticos en general. Esto ha hecho, por ejemplo, que la siguiente vivienda que hemos proyectado, la 10k House, nos haya costado mucho menos tiempo de desarrollar. Las bases ya las teníamos claras.
Precisamente en la 10k habéis primado la sostenibilidad, el hedonismo y la autoconstrucción para ajustaros a la economía y a las necesidades del cliente. Para todos aquellos que piensen que las grandes multinacionales son la única solución cuando se tiene poco presupuesto, ¿cómo se consigue ser respetuosos con el medioambiente con un ‘budget’ tan limitado?
La mejor manera de limitar nuestras emisiones de CO2 sería no construyendo, así que por definición, los proyectos con poco presupuesto estarían más cercanos a cumplir con unos requerimientos ecológicos que otros con mayor presupuesto, aunque esto pueda parecer paradójico. Y es precisamente esto lo que queríamos mostrar con el proyecto de la 10K House: que la sostenibilidad que necesitamos para revertir el cambio climático poco tiene que ver con el uso de tal o cual material o gadget tecnológico, sino en nuestra manera de aliar la arquitectura con nuevos modos de habitar. Y esto poco tiene que ver con el presupuesto.
En esta línea también habéis construido en vuestro espacio una habitación de verano con materiales reciclados de otras instalaciones, algo que ya habíais hecho con una habitación de invierno y un baño. A propósito de vuestra misión por dar una nueva vida a elementos de otras instalaciones, ¿dónde creéis que está el problema de la pérdida de consciencia de la sociedad respecto al diseño?
Nosotros plantearíamos la cuestión a la inversa. ¿Qué está haciendo mal el diseño (o la arquitectura) para que haya un distanciamiento entre la sociedad y estas prácticas? Nosotros diríamos que el diseño o la arquitectura no están sabiendo involucrarse completamente con los retos actuales. Las crisis políticas o ecológicas forman parte de los problemas que sienten los ciudadanos, así que si el diseño o la arquitectura no se sienten cercanas, seguramente será porque la ciudadanía percibe que estas no son una respuesta a sus problemas. Debemos seguir trabajando en ello.
Aun así, tenemos un sentimiento optimista al respecto. Creemos que se ha avanzado mucho y el mundo del diseño y la arquitectura está plagado de prácticas relevantes. Falta que calen y la sociedad las perciba.
Hace unos meses también inaugurasteis un refugio climático para humanos, plantas, polinizadores y aves. ¿Por qué decidisteis hacerlo rosa millennial? ¿Vuestra producción es, en conjunto, colorida y heterogénea por algún motivo en especial?
El rosa no es simplemente un color. Está cargado políticamente y a nosotros nos gusta utilizar esta carga política para ampliar el alcance de nuestros proyectos. El rosa y el color en general no ha estado presente en la historia de la arquitectura moderna. Y no es casualidad. El color se asociaba al gusto femenino y la historia de la arquitectura ha estado escrita por hombres (blancos, europeos y heterosexuales) básicamente. Es hora de cambiar eso.
Como representantes de la nueva generación de arquitectos españoles, ¿cómo veis el futuro de la misma?
Como te decíamos, somos optimistas. Creemos que cada generación es más consciente de que sus actos pueden ayudar a crear un mundo más justo y democrático. Solo debemos darle las oportunidades para desarrollar su trabajo.
¿Qué más os depara profesionalmente el año?
Afortunadamente estamos trabajando en muchos proyectos a la vez. Bienales, exposiciones… Quizá lo más novedoso es nuestra participación en la academia a escala internacional. Además de Columbia en Nueva York, donde empezamos este año, también lo vamos a hacer en Tokio y Montevideo. Participar en este tipo de escuelas cada vez es más importante para nosotros. Son espacios de pensamiento que requieren el 100% de tu energía. Es cansado, pero sobre todo una fuente inagotable de confrontación de ideas.
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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon
Fotografía: José Hevia