Acaban de lanzar un nuevo álbum, "El Pintor", así que nos sentamos a hablar con su guitarrista. Descubre lo que hay detrás de la música y las letras de Interpol.
La nostalgia y la obsesión por el Manchester de finales de los setenta que se reivindicaba en los circuitos indies a principios del 2000 fue el filón definitivo para que los neoyorquinos se hicieran en cuestión de meses con la escena. Hits como “Obstacle 1” o “PDA” sentaron las bases del revival post punk, un pseudogénero que se propagó rápidamente por los locales de ensayos de Londres y Nueva York y que, con el malaventurado Ian Curtis como paradigma supremo de malditismo cool, supuso una vuelta de tuerca al emo de toda la vida, con ínfulas culturetas y referencias más que estudiadas.
Doce años después de su debut, Interpol vuelve con “El Pintor”, un trabajo en la línea de los tiempos pero fiel al sonido que los llevó a ser calificados como “los nuevos Joy Division” o, en el peor de los casos, como la versión 2.0 los ingleses. Aprovechamos el lanzamiento de su quinto largo para charlar con Daniel Kessler, guitarrista y miembro más veterano de la banda, sobre el regreso al estudio, juegos de palabras y la caducidad de un género. “El Pintor” llega cuatro años después de que publicarais vuestro anterior trabajo. ¿Por qué habéis esperado tanto tiempo? Hay gente que piensa que hemos hecho un parón, pero no es así. En este tiempo hemos estado dando un montón de conciertos, en total, más de 200 por todo el mundo. En España, de hecho, hemos tocado unas ocho veces. Fue algo así como una elección, nos apetecía dar conciertos, disfrutar con la gente… En 2011 estábamos de lleno con la gira y en 2012 nos pusimos a componer los temas para este trabajo. Al año siguiente ya teníamos grabado todo el disco. El proceso se hace muy lento cuando estás centrado en los directos y compaginas esto con otros proyectos. ¿Cómo ha sido la experiencia de volver al estudio? Antes de ir al estudio (los famosos Electry Lady de Nueva York) estuvimos grabando en un local en Brooklyn muy oscuro, muy modesto. Allí estuvimos trabajando en las canciones, y la verdad es que estábamos todos llenos de energía, muy ilusionados con el nuevo disco y con muchas ideas en la cabeza. Llevábamos meses y meses solo tocando en directo. Creo que los temas respiran ese buen rollo. Hemos sido muy productivos a la hora de llevar a las canciones todo eso que queríamos expresar. ¿Qué has estado haciendo aparte de tocar? He estado grabando el álbum de mi otro proyecto, Big Noble. Es una colaboración con un diseñador de sonido amigo mío. Todo es instrumental, muy atmosférico… Un rollo muy cinematográfico. También he abierto un restaurante en Brooklyn –soy un apasionado de la cocina–. Ha sido un tiempo muy productivo.Cuando oyes “El Pintor” y conoces la música de Interpol, lo primero que notas es una especie de expansión en los temas. Diría que es un disco más épico, más focalizado en los arreglos. Yo creo que es más bien un tema de evolución. Todos hemos progresado, nos hemos nutrido de nuevas ideas y nos hemos hecho mejores músicos. Probablemente se nos dé mejor expresarnos ahora que antes. Desde luego, para nada ha sido algo forzado. No entramos al estudio con una idea preconcebida de cómo queríamos sonar. Como hispanohablante, he de decir que el título de este álbum me choca un poco. ¿De dónde sale? Paul (Julias Banks, voz principal) fue quien lo sugirió. Para mí, el título de un disco debe condensar el mensaje que contiene o bien jugar con un concepto abstracto o poético. “El Pintor” al final es un juego de palabras con nuestro nombre y va muy bien con la foto de portada y con la tipografía. A mí me gusta.Por Daniel Mesa