Hablar de Herbie Hancock es como hablar de Camarón, Mick Jagger, Janis Joplin, Paco de Lucía, Rafa Nadal, Nureyev...'you name it', es hablar de leyenda.

Un ser como del espacio, que ha dedicado toda su vida a la música y a innovar en un género que mezcla las tres categorías reinas de la música; el jazz, conocida por ser la  disciplina de la improvisación, del feeling o la intuición, pero también del trabajo duro y la dedicación; el funk, subgénero para algunos, pero para mí definitivamente la base de la cultura de baile, y por último el rock, el género que definitivamente cambió la historia de la música.

Este soberbio músico y compositor domina magistralmente estas tres disciplinas, lleva tocando desde los 7 años y ha dedicado toda su vida a la música. Verlo al frente de su quinteto es entrar en estado de éxtasis, por su ritmo, originalidad, innovación y destreza que hacen de cada concierto una experiencia única.

Herbie Hancock, hace que sus 82 años cuenten solo en el lado de la experiencia porque sigue tan enérgico y perfeccionista como un músico de 20, lo cual es abrumador con toda la historia que tiene detrás. A saber, os podría contar que fue miembro de la banda de Miles Davis, o que tiene en su haber 17 Grammys, pero es que hoy en día es tan importante como su icónico mentor y/o más prestigioso que el propio premio.

Herbie es historia viva del jazz, del funk, de las salas de baile de los 70, de los 80, de los 90 y de los 2.000, para los Baby Boomers, los Millennials o la Generación Z. Tiene en su haber, como Roy Ayers o Steve Wonder, por citar otras dos leyendas, esa música, esas melodías o acordes que siempre están de manera omnipresente detrás de las grandes mezclas de los grandes DJ´s de todo el mundo.

Su talento ha dejado algunas de las piezas del género más reproducidas de la historia y su creatividad ha parido bandas sonoras como el mítico Blow Up de Michelangelo Antonioni, o Around Midnight, el maravilloso film de Bertrand Tavernier.

Su histórico quinteto V.S.O.P., junto a los genios Ron Carter, Tony Williams, Wayne Shorter y Freddie Hubbard produjo alguno de los directos y composiciones más importantes de la historia del jazz, pero lo que vivimos anoche no solo estaba a la altura, sino que llevaba a este género a otra dimensión.

Para los neófitos, el temazo con el que cerró su recital de anoche, Watermelon Man, pertenece a ‘Takin Off’ (Blue Note records), su álbum debut que lanzó con tan solo 22 añitos y fue su pequeña primera aventura musical personal, mientras seguía tocando en la banda del difunto genio Miles Davis.

Si seguís sin saber de que estoy hablando meteros en You Tube y teclear temas como Cantaloupe Island, Maiden Voyage, My Point of View, o Inventions & Dimensions.

Este músico de leyenda que hoy vive en Los Ángeles, pero que sigue girando en los mejores festivales de jazz de todo el mundo, sigue siendo el niño prodigio del jazz que fue en su día, humilde, inquieto, amable, colaborativo, simpático, audaz, acústico, eléctrico, parece que improvisa pero no deja nada al azar, fiel a sus raíces de blues, pero abierto a otras corrientes como la música africana, un puto genio.  

Hancock anoche abrió su concierto alabando la juventud y el nivel de Alfa Mist, el cuarteto de Jazz que le precedía, que esta mañana todavía no se deben de creer lo que presenciaron anoche.

Las Noches del Botánico esta noche nos traen a Ben Harper y cierran este domingo con Diana Krall. ¿Quién da más?.

Créditos: Herbie Hancock, piano y teclados, James Genus, bajo, Lionel Loueke, guitarra y voz, Terence Blanchard, trompeta y teclado, Justin Tylor, batería.  

Texto: Emilio Saliquet

Fotos: Victor Moreno para Noches del botánico 

 

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