El debut de Dior Men en el universo couture se hizo realidad en la reciente Semana de la Moda masculina de París, donde l'École Militaire acogió, al son de la «Danza de los Caballeros» de Sergei Prokófiev (revisitada para la ocasión por el compositor Max Richter), la realidad del prêt-à-porter y la teatralidad y meticulosidad de la Alta Costura.

Dos mundos aparentemente opuestos que, gracias a la figura del fallecido bailarín Rudolf Nuréyev, convivieron en torno a un mismo desfile. Y es que para su colección Winter 2024-2025, Kim Jones creó nada más y nada menos que 20 looks de Alta Costura (de un total de 60), con deslumbrantes y atractivos detalles que lograron expresan brillantemente el virtuosismo de los ateliers de la Maison. Entre los más destacados, se encuentran:

Todo lo que esconde el SAVOIR-FAIRE del último desfile de Dior Men

 

Un Uchikake, un tipo de kimono ceremonial confeccionado con la prestigiosa técnica de tejido hikihaku, inspirado en uno que el mismo Nuréyev tuvo en su armario. Para su creación se necesitaron un total de tres meses de trabajo y un equipo de diez artesanos japoneses. 

Asimismo, se retoman elementos de los archivos de la Maison, como el vestido Debussy (una espectacular creación ideada por Monsieur Dior en 1950 y lucido por la mismísima Margot Fonteyn en esa década), cuyos bordados se reinterpretan en una impactante versión masculina en la colección. 

Por otro lado, la decoración de una chaqueta de 1962 por Marc Bohan también aparece en efectos devoré bordados con cristales, así como el vestido Bettina de John Galliano, creado para la línea de Alta Costura de la firma francesa en 2005.

Precisamente siguiendo la inspiración de este mismo vestido, la cinta del kimono que cerró el desfile es un crin de nailon suizo (como el que se utiliza en los vestidos de baile de Alta Costura), que se roció a mano en un degradado arco iris que se extiende a lo largo de dos metros antes de repetirse.

Después se colocó a mano y se cosió en el estudio para crear una colocación que sigue la inspiración del vestido Bettina: la del movimiento de la ropa al bailar. Y es que, teniendo en cuenta que la última colección de Kim Jones para Dior Men es un poético homenaje a la danza, no se nos ocurre mejor colofón para cerrar el show

Así, en este caso no hay ningún vínculo directo con Nuréyev, aparte del hecho de que el bailarín coleccionaba kimonos.

Símbolo de excelencia y artesanía y, a la vez, prenda íntima y del boato más excelso, este kimono completa un look de infinita sofisticación. Según el mismo atelier, «la base es una forma clásica de kimono Furisode, confeccionada en Kioto con un tejido de seda churimen (un tipo específico de crepé utilizado tradicionalmente para los kimonos)».

Como dato curioso, este estilo de Furisode presenta un forro a medio camino entre un forro tradicional y una prenda separada, algo que lo hace especialmente difícil de coser a mano pero que, a la vez, aporta la ansiada sensación de suavidad y movimiento que tan bien recoge la colección.  

 

Anna Alarcón: @_annalarcon

Imágenes: Cortesía de Dior

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