Tras firmar con Universal y presentar su primer EP, Mikel Cabello Negrin (AKA Maikel Delacalle), nos concede una entrevista. Llega a nuestra cita muy bien acompañado. Su manager y mano derecha, Darío, Aitor, Aaron... Cuando termine la entrevista irá a hacer las pruebas de sonido a la sala But (Ochoymedio) y se preparará para que sus fans canten al ritmo de Calle y Fe. He aquí la razón de su visita a la capital.
Le pregunto si está nervioso. La actuación de hoy representa su primer concierto propio en la capital y ha hecho sold out. Cualquiera lo estaría… “Ser telonero de un concierto no es ser menos ni ser más pero lo que me llena es que esta vez el sold out ha sido solo por mi”, asegura. Me vale con observarlo durante unos segundos para saber que tiene don de gentes. Aún así, Maikel es difícil de etiquetar. Él prefiere no encasillarse y nosotros, también. “Soy muy de calle. No me gusta encasillarme ni como persona. Fíjate que en el instituto siempre están los guapos, los pijos, los empollones… yo era el que estaba en todos lados”. Tomamos asiento en uno de los sofás del Hotel Gran Versalles mientras busco en mi agenda las preguntas que traigo preparadas (y que dudo seguir). Empezamos con la clásica pregunta de sus inicios. “Siempre he soñado con todo esto pero en un principio quería ser futbolista o cocinero, como mi padre”, dice Maikel. “Vengo de una familia súper humilde y directamente no tenia ni medios para grabar un videoclip. Por eso no me lo imaginaba para nada”. Es curioso como la música puede cambiar la vida de alguien. El artista asegura que su infancia fue dura. “A los 7 años falleció mi madre y cuando tenía 17 ingresé en el centro de menores. Eso fue lo que me hizo coger cabeza”. En ese momento de su vida vio que tenia la oportunidad de salir de la calle para dedicarse a lo que realmente quería. “Todo el mundo empezó a contactarme para contratarme y yo estaba solo. Venía de cobrar 20 euros para cantarle a mis amigos”. Y en ese momento apareció Deejay Darío. “Me dijo qué necesitaba para salir para adelante. Él aportó el dinero y la cabeza, yo las letras y el cantar”. Nos habla de la prueba de la calle, ya no para un artista, sino para cualquier persona. “En la calle hay una prueba y es cuando alguien te da un dinero para ver que haces con él: si lo guardas, lo gastas…”. En su caso, Darío le dio los 200 euros mínimos que pedía por tema. “Sin pensárselo y sin conocerme de nada confió en mi, me los dio y, aunque podía haberme gastado el dinero en cualquier cosa, le saqué 3 temas. En ese momento no tenía ni un euro. Tenía techo por a mi familia”. Maikel logró salir de la calle para convertirse en lo que es ahora, de allí su apodo: Delacalle. “Los que somos de calle tenemos un problema y es que cuesta salir del barrio, dejar una rutina y unos pensamientos atrás. Uno no deja de ser calle por salir del barrio. La calle no sale de un hombre, el hombre sale de la calle”, asegura. Por eso dice a todos aquellos que se encuentran en su misma situación “que sigan teniendo la misma lealtad y el mismo respeto que se tiene en la calle porque en ella hay unos respetos y unos vínculos que no se cruzan”. Seguro que en ese momento ni él ni nadie imaginaba todo el éxito que se le vendría encima… Ahora nos presenta Calle Y Fe, una recorrido por sus vivencias, el sacrificio y el amor por la música que le definen. “Para mí son dos palabras que dicen demasiado. Me crié en la calle literalmente y la fe me ayudó a creer en mí y en lo que hacía cuando estuve preso. Los mismos que me quitaban las esposas me decían que era bueno”. Nos confiesa que no puede quedarse solo con uno de los 6 temas de su primer EP. “En cuanto a corazón y melancolía me quedo con Calle Y Fe pero Amuleto es mi tema favorito. Y viene con remix…” Antes de un concierto tiene un ritual. “Siempre rezo tres veces aunque no soy muy creyente de ir a la iglesia. Soy creyente de mi fe, de los que tengo arriba”. Viene vestido con unos pitillos negros, jersey de cuello alto, joyas doradas y sus características gafas de sol mientras deja entrever unos brazos rebosados de tatuajes. Tiene más de treinta. Ya ha perdido la cuenta. Le gusta la moda y siempre le ha llamado la atención. “Cuando tenía menos recursos siempre decía que la moda no la hace el dinero, la hace lo que tu te pones y es verdad”. Cuando le preguntamos cómo se lleva con las redes sociales, Maikel reconoce que todavía no se ha acostumbrado a ellas. “Me sabe mal no poder contestar a todo el mundo pero siempre intento contestar a los mensajes que me tocan y me llegan al corazón”. Maikel es quien vemos. No tiene dos caras. Por eso nos confiesa que no recibe tantas críticas como él esperaba. “Se lo doy en bandeja. El que de verdad es de calle no pierde tiempo en estas cosas. Si cara a cara me faltan al respeto ya es otra cosa pero por redes, al revés, le daría like al comentario”. El tema fans y el hecho de que lo paren por la calle lo lleva bien y mal. “Soy el tío más bueno que hay y a veces se me suben a la chepa”. Nos confiesa que tiene una anécdota muy divertida con algún fan. “Me ha pasado de todo pero tengo una que me quedó marcada. En un concierto empecé a notar que me tocaban el culo y cuando me di la vuelta paré de escuchar música. Entonces me di cuenta de que una chica se había llevado el aparato con el que escucho la música y estaba cantando casi a cappella”. Después de confesiones y risas, nos despedimos de Maikel Delacalle. Me voy con muy buen sabor de boca. Su labia canaria es solo una de las virtudes que definen a este fenómeno viral. Estoy segura de que a este luchador nato le queda mucho éxito por cosechar…
Texto: Anna Alarcón @_annalarcon Realización: Elena Martínez Santos @elenamartinezsantos
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