Retrato de Paco Bezerra
Hola Paco, ¿podrías describir brevemente el argumento de "Gooming"? Sí, claro. Es un hombre que, bajo la identidad de un chico de 16 años, graba desnuda a través de la webcam a una menor y luego la chantajea para que, a cambio de no mandar el vídeo a nadie, acuda a una cita en el banco de un parque para verse cara a cara con él.
¿Por qué decidiste trabajar sobre el tema de la pedofilia? El teatro siempre ha sido, más o menos deformado, un reflejo de la realidad. ¿Cuándo empezaste a escribir teatro? A los quince años. ¿Qué te parece la elección de los dos actores? Maravillosa. Antonio de la Torre tiene algo de hombre cercano, frágil y herido, muy importante para no demonizar al personaje; y Nausicaa es exacta como una bala, haciendo un triple salto mortal en un personaje dificilísimo del que sale airosa. ¿Cómo ha influido Madrid y la escena underground madrileña en tu trabajo? Si te soy sincero, aún no lo sé, la verdad. Mis obras, de momento, no suceden en Madrid, ni sus personajes tienen deseos de manifestarse artísticamente exponiendo en galerías de arte o cantando en discotecas, así que, de momento, Madrid y su escena underground, en lo que sí han influido es en mi forma de ser, de divertirme y, sobre todo, en mi círculo de amistades. Tuve un grupo, eso sí, Hospital Provincial, actuamos en En Plan Travesti y en La Extrem Circus, junto a Fangoria y Sarassas Music, el grupo de Fabio Mcnamara, y luego nos disolvimos. Yo escribía las letras. En la actualidad, y puntualmente, también las escribo para La Prohibida, que, con los años, se ha convertido en una de mis amigas más íntimas. ¿Qué tiene la dramaturgia que no tengan otras disciplinas como el cine?¿Te ves escribiendo cosas para otros medios? No, de momento, no me veo. Y, modestamente, no sé si sabría, la verdad. Nunca en mi vida he escrito un guión, ni para tele ni para el cine. Sí que puedo concebir las historias, pero ignoro por completo la forma de contarlas mediante la imagen audiovisual. No sé, me parece un lío. Aunque mucha gente piensa que por el hecho de escribir teatro tengo que, necesariamente, saber escribir cine. Sin embargo, si alguien entrevista, por ejemplo, a Chapero-Jackson, nadie le pregunta si, además de hacer cine, no ha pensado nunca en escribir obras de teatro, cuando, en su caso, sí que sería lo más lógico, ya que el cine sí que se parece al teatro, pero el teatro al cine, no. Cuando los hermanos Lumiérè proyectaron la primera película en 1895, la salida de la fábrica de unos empleados franceses, Los persas, de Esquilo (la primera obra de teatro que poseemos en la actualidad), ya tenía 2.367 y el cine, apenas un día.