Desde que los años 80 vieron nacer a
Amy Winehouse, sus padres se dieron cuenta de que tenía un carácter fuera de lo común y poco pudieron hacer para controlar a su hija, a pesar de ello sus primeros años transcurrieron con normalidad.
Siempre estuvo muy apegada a su abuela y fue ella la que le recomendó con tan solo 10 años que se matriculase en una escuela de teatro, aunque tuvo un notable rendimiento,
su cabeza solo se centraba en una cosa: alcanzar la fama como cantante.
Poco después,
formó un dúo de rap del que poco se sabe, ya que nunca se ha mostrado muy orgullosa de esta etapa, pero podemos decir que fue la primera vez que dejó ver al mundo una voz fuera de lo común. Su siguiente paso fue
matricularse en una nueva escuela de teatro, pero fue expulsada por hacerse un piercing en la nariz. Estamos hablando de una niña que ni siquiera se puede decir que llegaba a la adolescencia y que sin embargo ya tomaba sus propias decisiones, a partir de aquí quién a atreverse a ponerla límites. Su gran experiencia como cantante la adquirió como
vocalista de la National Yout Jazz Orchestra, aquí la vemos rellenita y con más pelo por debajo que por encima de la cabeza, pero sin embargo con una actitud y un estilo al cantar que solo podían pertenecer a Amy Winehouse.
Finalmente, gracias a su novio, pudo llegar hasta un manager de cierta relevancia que se enamoró de una provocativa chica de 16 años.
Su primer álbum de estudio salió al mercado en 2003 bajo el nombre Frank, en honor a Sinatra, con un éxito bastante notable. La primera inversión de Amy fue comprarse un
piso en Camdem, y es en este punto donde es fácil adivinar cómo una chica rebelde de 20 años,
con recursos económicos más que suficientes, se adentró en una vida de excesos.
Un barrio bohemio, su amistad con Pete Doherty y varios periodos de anorexia y bulimia hicieron que cuando volvió a los estudios tres años después tuviera un aspecto visiblemente demacrado. La fama que precedió a su siguiente álbum no fue ni de lejos una ayuda para ella y parece que las letras de sus canciones calaron bien en su cabeza:
they tried to make me go to han but i said no no no (Ellos tratan de llevarme a rehabilitación pero yo digo no no no).
Es realmente amargo saber que poco más se puede decir, porque en este caso no hablamos de la juventud de Amy Winehouse, sino de una vida que duró menos de lo que todos hubiésemos querido. Sin embargo, 27 años dieron para mucho y es que su talento, hoy si que podemos decir que desde pequeña, era innegable.
Berta Gómez Santo Tomás
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