La popularidad les llegó de un día para otro. Algunos supieron digerirla y a otros les pasó factura. Hacemos un repaso de las caras que se hicieron conocidas a la velocidad de la luz. Aunque muchos lo buscan desesperadamente, el secreto de la fama está tan encriptado como la receta de la Coca Cola. Innumerables factores son los que hacen que una persona se vea de la noche a la mañana envuelta entre flashes cuando sale a comprar el pan. James Dean Nos dejó con solo 24 años pero antes de morir le dio tiempo a convertirse en un icono mundial.
"Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy"
James tenía algo especial. Algo intangible que aún hoy hace que siga presente entre nosotros. Elia Kazan identificó ese ángel y le puso la fama en bandeja de plata con “Al Este del Edén”. A partir de ahí, el éxito se posó de forma irremediable sobre James. Su amor por la velocidad hizo que el rebelde sin causa de Hollywood perdiera la vida en una carretera de California. Ese día murió el actor y nació el mito. Larga vida a James.

Justin Bieber Desde pequeño aprendió a tocar solo la batería, el piano, la guitarra y la trompeta. Su madre le animó a subir a YouTube sus vídeos hasta que un día Scooter Braun, su productor, lo descubrió y lo convirtió en una estrella e ídolo adolescente. Su primer single, “One Time”, obtuvo varios discos de oro y platino. Todo lo que tocaba se convertía en oro. Sus fans se intentan rajar las venas si ven a Justin consumiendo marihuana y la cuenta corriente de este niño prodigio asciende como la espuma. A medida que Justin cumple años, cobra más importancia su vida personal y menos sus éxitos comerciales: su relación con Selena Gómez es una de las más mediáticas del panorama actual. Parece que el éxito le está pasando factura a Justin y cada vez hace cosas más raras, como escupir a sus fans enloquecidas desde el balcón. ¿Quiere hacerse mayor al estilo Miley?

Jennifer Lawrence Con 14 años ya trabajaba en Nueva York para lograr su sueño de ser actriz. Ahora, con 23, ya cuenta con un Oscar y dos Globos de Oro en la estantería de su casa. Jennifer saltó a la fama gracias a su papel en "Winter’s Bone", se afianzó con "Los Juegos del Hambre" y terminó de ganarse al público comiéndose la cámara en “El lado bueno de las cosas” y "La Gran Estafa Americana". Es un animal escénico pero su forma de ser –espontaneidad en estado puro- ha jugado un papel más que importante para catapultarla al estrellato. Jennifer es el ejemplo de que la fama precoz no tiene por qué significar excesos y caída en picado.

Lupita Nyong"o Hay actores que esperan durante años el papel de sus vidas, ese que les haga brillar. Muchas veces esa oportunidad nunca llega. Sin embargo, Lupita sabe lo que es dar en el clavo. Sin ninguna experiencia anterior en la gran pantalla, esta keniata nacida en México se alzó con el Oscar a mejor actriz secundaria en la pasada edición de los Oscar gracias a su papel en “12 años de esclavitud”. Su talento, su simpatía y su ojo clínico a la hora de elegir sus estilismos han hecho de ella una de las estrellas del momento. Y a nosotros nos encanta.

Lady Gaga No solo es una de las artistas más cotizadas actualmente. Stefani Joanne Angelina Germanotta, aka Lady Gaga, es una empresaria y community manager brillante. Su fama tiene un componente de talento pero la infraestructura mediática y publicitaria que gira entorno a su figura son las piezas clave para encontrar el porqué de su éxito. Podríamos usarla como ejemplo de branding personal y es que esta neoyorkina de 28 años ha sabido gestionar su imagen a través de las redes sociales, creando una comunidad global de little monsters y superando los 40 millones de seguidores en Twitter. Su alianza empresarial con marcas y su esperpéntica estética completan el pack. Lady Gaga es una diva pop.

Rocío Centeno.

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