Qué loco que gracias a pasarlo mal nos superemos… reflexiona Paula Cendejas (ahora La Cendejas). Y es que, lejos de convertir el miedo y las experiencias duras en su cárcel, la artista ha hecho de ellas la inspiración que hoy gira en torno a su nuevo EP: «tsunami».
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PAULA CENDEJAS. Tocar fondo
Paula, una de las primeras veces que hablamos, porque han sido varias, definías «Por y para» como tu canción más personal. ¿Ha superado cualquiera de los temas de «tsunami» estas expectativas?
Todas, todas. Desde «Por y para» hasta ahora hay una evolución personal gigante y, por tanto, artística también. Al final, yo lo que he intentado en este proyecto y, en general, en los dos últimos años, es ser lo más sincera conmigo misma que podía, alineándome con lo que estaba sintiendo. Entonces, es inevitable que las canciones cada vez fueran más personales, hasta llegar a hablar de temas tan íntimos como la familia, situaciones drásticas de mi vida…
«Paenamorar» fue el primer tema que lanzaste y, si no me equivoco, el primero que compusiste en torno al proyecto. ¿Por qué decides presentar «tsunami» con él?
Me parece que resume muy bien, sobre todo a nivel musical y de producción, lo que es «tsunami». También tiene una temática que creo que es un poquito más digerible que el resto de canciones que venían sucesivamente porque, aunque «Paenamorar» hable del amor desde otra perspectiva, al final no deja de ser amor y eso lo convirtió en el punto de partida perfecto.
El título de tu nuevo EP hace referencia a ese fenómeno natural que arrasa con todo, dejando el terreno listo para volver a construir. ¿Qué otras comparaciones/metáforas hay entre lo que has vivido este último año y medio y «tsunami»?
He intentado utilizar mucha metáfora y conceptualizar mucho las canciones, creando un imaginario creativo alrededor de ellas para que, la emoción o el mensaje que le estaba dando y lo que había detrás en las letras, no fuera tan duro.
Por ejemplo, en «Tatami», una de las canciones del EP, hablo de la relación complicada que he tenido con mis padres de pequeña, pero lo intento metaforizar con unos judokas que se pelean sobre un tatami.
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Dices que te han pasado varias cosas a las que no podías darles la espalda. ¿Cuándo sientes que estás preparada para hablar de ellas?
Yo creo que hay dos puntos. O sea, en general, siento que nadie está preparado para hablar de decisiones que no son fáciles para uno, o que dan vértigo, o que son complicadas emocionalmente, ni tampoco creo que haya un punto en el que te levantas un día y dices: «hoy estoy preparado». Nadie nace siendo valiente y menos los artistas, que al final estamos constantemente mostrándonos a nosotros mismos y a nuestra emociones. Simplemente creo que empiezas a ser un valiente a partir del momento en el que empiezas a sacarlo y te empujas a ti mismo. Es más una cuestión de tiempo, de dejar meditar las cosas y tomarlo con calma.
En mi caso, he tenido mucho tiempo de gestión personal -porque al final estas canciones empezaron a crearse en 2022-, trabajo personal, terapia… para llegar al punto de saber qué y quiénes eran realmente importantes para mí.
A día de hoy solo me importa mi núcleo más cercano y las personas que me quieren. Si ellas me apoyan, todo lo demás lo dejo en libertad.
Toda etapa difícil lleva consigo un aprendizaje… ¿Qué has aprendido tú de este período complicado de tu vida?
He aprendido una lista infinita de cosas, pero lo que más me viene a la mente es el hecho de dejar que las cosas tengan su tiempo. Al principio, cuando escribí estas canciones y las vomité, esa emoción, ese enfado, esa rabia… no estaba preparada para que eso lo viera la gente, y eso fue un golpe muy heavy. Hasta que no lo he visto desde un punto de vista más adulto y con perspectiva, no he sido capaz de sacarlas.
Sin embargo, intento pensar que todo pasa por algo y sacar de ahí lo positivo, aunque sea algo muy oscuro… Esta es la magia de la vida. Encontrar lo bello a las cosas que no lo son, ¿sabes? Nos suelen enseñar a no mirar el problema y seguir para adelante. Y eso es un gran fallo.
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Además de aprendizaje, vivir este tipo de situaciones te ha dado la inspiración que necesitabas para volver más fuerte que nunca a la industria. De hecho, en una de tus últimas publicaciones de Instagram publicabas un meme que decía: «mi proceso creativo favorito es tocar fondo»...
Sí (risas). Yo no me cuestiono mejorar como persona o me planteo dudas existenciales si no estoy mal. Se cambia a raíz de una situación en la que estás tan incómoda y tan oscura, que no te queda otra que resurgir. Al final, es como el espíritu de supervivencia de cada uno. Y, en mi caso, me considero una superviviente porque siempre he intentado salir para adelante con mis medios y mis herramientas, que no eran muchas, intentado conocerme más y ser fiel a mí misma…
Lejos de confirmarte con abrirte de par en par y exponerte en primer plano, has documentado todo el proceso de creación del EP. ¿Te resulta difícil verte a posteriori en ciertas circunstancias?
Voy por ratos, la verdad. No sé que me tiene que pasar o en qué momento tengo que estar para que de repente me afecte más o menos, aún no lo llego a identificar, pero depende un poco de cuánto de concentrada esté y cuánto me apetezca indagar o recordar eso.
Es verdad que hay muchas veces en las que tengo que ser mucho más superficial o robótica y no pensar tanto en que eso me ha pasado a mí, porque sino cada vez que la escucho o la interpreto, sería un desastre y un desequilibrio emocional gigante.
Este proyecto, además, viene acompañado de un cambio de imagen y nombre… ¿Qué quiere reflejar esta nueva Paula? ¿Quién es La Cendejas?
Para mí es un poco una paradoja porque estoy vistiendo mucho de negro, que supuestamente es el color del luto… Lo he hecho un poco aposta por el hecho de que estoy hablando de algo muy doloroso, obviamente, pero a la vez es una superación muy grande. De nuevo, es como un «tsunami», algo que te arrasa pero luego tienes que reconstruir.
También hay otra parte de mí a la que le apetecía volver a sus raíces, a cuando empezó con su pelo corto, morena y haciendo videos en casa. Regresar a esa etapa de mi vida desde un punto más adulto y con más experiencia, me parece precioso. Es como un homenaje a mí misma, a la Paula más niña.
Después de dar vida a tu trabajo más íntimo hasta la fecha. ¿Cuánto de cercana o distante te ves de tu época como cantante de «covers»?
Le tengo compasión. Le tengo ternura a esa Paula. Me parece una luchadora. Es como si fuera mi mejor amiga, a la que la veo y digo: «Jo, qué orgullosa estoy».
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Hace unos días te pronunciabas públicamente acerca de lo ocurrido con Ginebras. Decías que como artista te ha tocado aguantar lo mismo muchas veces, sobre todo cuando no eres un artista tan reconocido. ¿Recuerdas algún momento concreto en el que experimentases este tipo de faltas de respeto?
Yo me he bajado llorando de escenarios porque me han hecho faltas de respeto de este tipo… No en todos los conciertos, pero ha sido más el porcentaje de conciertos en los que me he bajado con esa sensación, que en los que realmente he visto que ha habido un respeto hacia mí.
La última vez que me pasó fue en un evento en el que me ofrecí a cantar un par de temas acústicos y me llevé un disgusto... Para mí fue el mayor bochorno de mi vida… Primero, por la mala organización y, después, por la poca cultura y responsabilidad social que hay frente a eso. No puede ser que tu vayas a ver a una artista que te está ofreciendo algo con todo su cariño y que estés hablando. Me parece la mayor falta de respeto que le puedes hacer. Qué menos que silencio, te guste más o menos…
Después de ver lo de Ginebras, se lo decía a Patri el otro día: o pongo un cartel en plan «nadie habla» o, si alguien habla, yo no voy a continuar. Es pasar por un aro por el que no estoy dispuesta a pasar y me parece que los artistas nos tenemos que revelar ante eso. Parece que somos monos de feria o bufones y la música no es eso. La música es algo mágico y, sobre todo, voluntario. Si vas a un concierto es porque amas la música y quieres disfrutarla.
Es como si en tu oficina te ponen a hacer una presentación y la gente no para de hablar. Es algo que me cabrea.
¿Por qué crees que esta falta de empatía se ha convertido en algo habitual en muchos conciertos?
Siento que la música se banaliza mucho. La gente no quiere pagar por ir a un concierto o ver cultura. Pasa también con la gente que se dedica al arte, maquilladores, etc… Parece que, o eres médico, o no mereces respeto.
Ahora que «Tsuanmi» está a punto de ver la luz, ¿qué más te espera este 2024?
Probablemente este mes empezaremos gira por Latinoamérica... También habrá festivales en verano y luego haré salas, que es donde realmente disfruto y puedo ser yo. Va a ser un año muy lindo. Voy a intentar rodar lo máximo posible «tsunami» al directo porque, si lo escuchas, te gusta y luego vas a un concierto, siento que el ciclo se cierra y entiendes realmente lo que es este proyecto.
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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon
Fotografía: Alejandro Madrid @alexgendro
Estilismo: Paula Alcalde @paula.alcaldee
Maquillaje y peluquería: Fidel Fernández @fidelmakeup (Another Artists Agency)
Asistente de fotografía: Jara García @jaragarciaazor
Asistente de maquillaje y peluquería: María Lorain @_marialorain_
Agradecimientos: Ruge Studio @ruge.studio