No hace falta recordar que Instagram es la red social del momento que nos quita el sueño. Y es que cada vez son más los usuarios registrados que comparten sus vidas con todo el mundo. Cenas a la luz de las velas, viajes a los rincones más paradisíacos, reuniones en eventos envidiables o los clásicos baños de espuma que todos practicamos a diario (en nuestro perfil). La obsesión por conseguir likes lleva a millones de jóvenes a fotografiar todo aquello que les rodea, adornando con fantásticos filtros su rutina en un intento de impresionar a sus apreciados seguidores.
La delgadez extrema, la ropa de marca o las comidas vegetarianas y batidos de colores son los imprescindibles de una estrella de Instagram. Y para darnos una lección de supervivencia en las redes sociales ha nacido Skellie. Se trata de un esqueleto de lo más normal que parodia la demencia instagramer de una forma muy simpática. Comer shushi, un selfie en la nieve o ir al gimnasio (al menos para hacer la foto) son sus aficiones más habituales.
El esqueleto más popular comenzó su carrera como una broma entre amigos, aunque viendo la repercusión que tenía, decidieron abrirle una cuenta (@omgliterallydead), que a día de hoy es seguida por más de 130.000 usuarios.
Skellie reivindica con humor los errores más comunes, la delgadez extrema y la necesidad de impresionar que "maquillan" las vidas de millones de usuarios. Pero a pesar de la repercusión que ha tenido este sociable personaje, Instagram sigue y seguirá siendo el reino de los selfies más vertiginosos, las joyas más brillantes y las playas más azules. Por Patricia Navarro