No se puede ser un icono de rebeldía siguiendo las normas establecidas. Kate Moss comenzó su carrera rompiendo los cánones de la época: no tenía nada que ver con las Top Models que reinaban en el momento. Ella era una chica flaca, con pecas y diastema, que sonreía poco (o nada) y tenía pinta de no conocer ni una de las marcas para las que acabaría trabajando. Si se ponía al lado de Claudia Schiffer parecían seres de dos planetas diferentes. Por eso triunfó.
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Con el éxito llegaron los escándalos y es que Moss no ha sido precisamente un modelo de rectitud. El último salió a la luz hace unos días, cuando la expulsaron de un avión por estar, básicamente, muy borracha y montando un escándalo a bordo. Los hechos sucedieron después de asistir a una fiesta organizada por Vivienne Westwood en Londres. Hay que tener cuidado con la bebida gratis en los eventos. Por supuesto, no es la primera vez que a Kate se le va la mano con las copas. Como a todo el mundo, lo que pasa es que el resto de la gente no tiene a un séquito de fotógrafos detrás dejándose la piel para sacarles una foto con la cara desencajada. Pobre Kate. El tema es que, en 2008, se dejó las extensiones del pelo en la discoteca Watergate de Berlín -donde había viajado para presentar su nueva fragancia Velvet Hour- cuando sus guardaespaldas la sacaron en vilo para que no se cayese por los suelos.
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  Sin embargo, el alcohol no ha sido la sustancia que más problemas le ha dado en la vida. El escándalo más gordo que provocó fue en 2005, cuando el tabloide inglés Daily Mirror publicó una imagen suya consumiendo cocaína. Eso sí que fue un bombazo que hizo que firmas con las que trabajaba, como Burberry y H&M, rompiesen sus contratos con la modelo y que todo el mundo la señalase con el dedo. Después del shock, algunos amigos de Moss como Robbie Williams o Johnny Deep salieron en su defensa criticando la hipocresía del mundo de la moda. Al poco tiempo, como suele pasar, la historia pasó a un segundo plano (la opinión pública encontró a una nueva víctima a la que desaprobar) y la inglesa volvió a ascender al podio al que pertenecía. El año pasado la escritora Maureen Callahan publicó un libro titulado Champagne Supernova, en el que relata “trapos sucios” de la modelo: además de las drogas, la autora del libro aseguraba que Moss ha participado en orgías con Naomi Campbell, hecho un trío con Jude Law y su novia y un montón de datos privados de la modelo. La sociedad bienpensante posiblemente se escandalizó, aunque lo que quedó claro es que Moss ha aprovechado su tiempo en la tierra al límite.
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Evidentemente no todo lo que tiene que ver con ella son locuras. Por supuesto, no hace falta recordar el detalle de que es una de las modelos más famosas del mundo, que se ha convertido en un auténtico mito de la cultura pop y que con 40 años sigue estando en lo más alto. Además en 2002 dio a luz a su hija Lila Grace junto al editor de la famosa revista Dazed & Confused, Jefferson Hack. En 2012 se casó con Jamie Hince: la ceremonia fue uno de los eventos más comentados del año, en parte porque ella llevaba un vestido de John Galliano, quien había sido expulsado de Dior por el lío de sus comentarios antisemitas cuando estaba borracho en un bar. Que su vestido de boda estuviese firmado por él fue todo un signo de apoyo de Moss, quien claramente sabe lo que es que todo el mundo te dé la espalda.
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La modelo ha hecho toda su vida lo que le ha dado la gana, importándole poco o nada lo que pensase el resto. Por eso y por todo lo demás ¡Viva Kate! Carmen López @Carmenlopezalv

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