¿Recuerdan la obsesión que todas tuvimos con la pinza de cejas? Esas horas ante el espejo eliminando los rebeldes pelitos que se salían de la perfecta (falsa) y delgada curva que tanto queríamos lucir... mientras más fina mejor. ¡Pelo no, pelo no! Esa fue nuestra adolescencia, una tradición aprendida como muchas otras que, ahora, es completamente obsoleta. De los noventa han vuelto los mom jeans y el normcore pero no se han quedado las cejas que tanto nos cambiaron la cara en las fotos de los 15 años. La moda de ahora son unas cejas pobladas y naturales. Vamos, que Frida Kahlo habría estado en su elemento sin duda. El pelo está teniendo un momento de gloria (si no lo creen sólo vean esto) y las cejas son unas de las protagonistas. Las celebrities, antes tan obsesionadas con la pinza como nosotras, se han dejado crecer sus pelillos faciales superiores sin mirar atrás. Se dice que enmarcan el rostro, se dice que definen nuestra cara... (he aquí la prueba), pero ¿qué pasa si las que tienes son naturalmente escasas? ¿Si no tienes tanta ceja como para caminar por la calle como una Brooke Shields adolescente? Aunque no lo creas, porque es increíble, hay una respuesta para que puedas sumarte a la tendencia del momento: existen extensiones para ampliar la cantidad de pelo de esos espacios sobre tus ojos. Una ceja a la medida, como la quieras y del color que quieras.  Tienes todas las opciones sobre la mesa. Desaste de tu pinza y entrégate a la moda. Y luego, ya seas Frida o no, nosotros tenemos para ti una lista de tips para que tus cejas cuenten con una población (que no sobrepoblación) adecuada. 1. Tienen que verse naturales, gruesas y preferiblemente deben ser oscuras... 2. Aunque estén de moda hay límites... Frida Kahlo era una gran pintora, pero si tienes su entrecejo depílalo. 3. Mientras más pobladas más rebeldes, recuerda peinarlas. 4. La clave de la ceja poblada está en dejar crecer los pelos del arco para más textura. 5. Puedes peinarlas hacia el lado o hacia arriba, pero ten cuidado con la segunda opción... no quieres terminar pareciéndote a Jack Nicholson. Por Nerea Dolara