Quizá se estén poniendo de moda con el auge de los superalimentos impronunciables y la proliferación de las semillas en todo plato "healthy" que se precie. Sin embargo, las semillas de amaranto, no son ninguna novedad. Aztecas y mayas las cultivaban hace más de 7000 años, convencidos de que les otorgaban superpoderes -de hecho los conquistadores españoles quemaron los campos donde crecían, porque creían que así limitaban su fuerza-. propiedades-amaranto-vanidad No podemos asegurarte que te conviertan en una superheroína precolombina, pero sí tenemos unas poderosas razones para animarte a incluirlas en tu dieta. Apunta: 1. Contienen varios elementos anticancerígenos, como el escualeno -que además previene el envejecimiento de la piel, la pérdida de humedad y la protege del daño que causan en ella los rayos UVA-, el beta-sitosterol y el lunasin -una proteína que controla la multiplicación de las células cancerígenas-. 2. Son aptas para celíacos. 3. Tiene un sabor muy agradable, por lo tanto, alegrarán los duros días de dieta. 4. Presentan un elevado contenido de minerales y vitaminas, en concreto A, B, C, B1, B2 y B3. 5. Son una fuente de proteínas vegetales y ácido fólico -imprescindible durante el embarazo y para prevenir anemias-. 6. Contienen aminoácidos esenciales, además de un elevado contenido en fibra, hierro, calcio, potasio y magnesio. Esto significa que son una auténtica joya para tu sistema cardiovascular. 7. Están llenas de antioxidantes. 8. Contribuyen a un buen funcionamiento del sistema nervioso, por lo que ayudarán a mantener tus nervios a raya. 9. Regulan los niveles de glucosa en sangre, así que resultan un gran aliado para las personas que padecen diabetes. 10. Disminuyen el colesterol malo. Ahora te preguntas, ¿y eso, cómo se come? Puedes tostarlas para incorporar un toque crujiente a tu yogur, mezclarlas con un plato de arroz, incorporarlas a tus cremas y sopas, darle un toque a tus salsas o emplearlas como aceite en tus guisos. Échale imaginación y empieza a cuidarte.   Arancha Gamo