Fotograma oficial de «Springsteen: deliver me from nowhere»
De adolescente atormentado a ponerse en la piel de uno de los cantantes más aclamados de la década. Jeremy Allen White tiene al público enganchado a él y a sus personajes… pero, ¿por qué? No te preocupes, desde Vanidad te desvelamos el secreto de su éxito:
No es nuevo ver a Jeremy Allen White en boca de todos. Pero, últimamente, si entras en cualquier red social, es casi imposible escapar de su persona: nuevos vídeos, campañas, tours de prensa, rodajes, apariciones y edits que se multiplican como si el algoritmo del que muchos huyen lo hubiera declarado su favorito.
Entre otros, el actor se ha puesto bajo la piel de un adolescente incomprendido, de un chef a punto de estallar y, de pronto, se convertirá en la aclamada estrella del rock Bruce Springsteen. Pero no es solo eso. Hay algo en su forma de moverse, en su mirada medio perdida y medio peligrosa junto a esa half smile que genera obsesión colectiva desde que salto a la fama bajo el personaje de Lip Gallagher…
Desde Vanidad te contamos por qué Jeremy vuelve a estar en el centro de todo. Y es que, spoiler: no es solo por «The Bear» (aunque eso también tenga mucho que ver).
Desde que lo conocimos como Lip Gallagher en la serie británica «Shameless», Jeremy Allen White se convirtió en ese tipo de actor que parece no actuar. Pues tiene ese talento natural que no se aprende y esa manera de ser desbordadamente real que traspasa la pantalla, llevándolo a muchos premios y reconocimientos. Lip era caos que atraía al público, vulnerabilidad de un adolescente creciendo en un ambiente tóxico y la rebeldía que venía con ello, y Jeremy lo interpretó con una verdad casi incómoda.
Años más tarde, llegó «The Bear»… y el niño ya no lo era tanto. El personaje de Carmy Berzatto terminó de consagrarlo como uno de los intérpretes más fascinantes de su generación. Con esa mezcla de genio y destrucción, Jeremy se ganó un lugar permanente en nuestros corazones (y en nuestros feeds).
Más allá de los premios y la crítica, Jeremy tiene algo que no se puede fabricar: magnetismo. Es más bien ese tipo de atractivo raro, indie, con pinta de que acaba de salir de un rodaje o de un after. Nunca sabes cuál. Su encanto radica en esa energía de «podría ser tu ex o el chico del bar al que nunca volviste a ver», que lo mantiene en la cima del deseo colectivo.
Así, en tiempos donde todo parece curated, él sigue siendo auténtico. Con cero exceso, carisma, talento y una presencia que no se apaga ni cuando no está hablando.
Por si faltaba algo, Jeremy también se convirtió en un símbolo cultural más allá del cine. Marcas donde él era la imagen, shootings y su aparición en una campaña de ropa interior —sí, esa que también le tocó a Bad Bunny y de la que medio Internet sigue hablando— lo transformó en una especie de mito moderno: el equilibrio perfecto entre vulnerabilidad y deseo.
Esta no fue solo una foto viral. Fue una confirmación: Jeremy no necesita grandes gestos para generar impacto. Su presencia habla sola.
La naturalidad sin pose… Todo encaja con ese aire de tipo real que, de pronto, se vuelve inalcanzable. Y es que desde entonces, su imagen se instaló en la cultura pop como un reflejo de lo que queremos ver ahora: autenticidad, magnetismo y cero artificio.
La realidad es que, entre alfombras rojas, nominaciones, entrevistas virales y su eterna aura de chico normal convertido en icono, Jeremy siempre ha estado ahí. Pero este final de 2025 lo encuentra en su mejor momento: consolidado como actor, convertido en referente de estilo y, probablemente, en el crush más democrático de Internet.
Así, con la inminente llegada de «Deliver Me From Nowhere», el biopic de la estrella mundial Bruce Springsteen, que se estrenará el 24 de este mismo mes, su historia no da señales de agotarse. Porque Jeremy no solo es el chico del momento… es el chico del momento, otra vez. Y sinceramente, desde Vanidad esperamos que así sea eternamente.
Lucía Martínez Rubio @luciamartinezrubio
Imágenes: Instagram y fotogramas oficiales.
