En esta línea se encuentra el hotel que hemos escogido en Alentejo, una región hasta ahora bastante desconocida (a pesar de la cercanía), que abarca una amplia franja de bosque casi virgen en el sureste de Portugal, a solo 50 km de Badajoz.

Fotografía: Francisco Nogueira

 

Frente a este lugar encantado y encantador encontramos a Vitor Borges, un portugués que tras haber pasado por la dirección artística de firmas como Hermes o Louis Vuiton y vivir en distintas ciudades del mundo, decide promover este proyecto de dimensiones profundas y raíces estables junto con Franck Laigneau, un parisino y galerista de arte experto en mobiliario de principios del siglo XIX y en el Arts and Crafts, tan de moda hoy en día. Entre los dos construyen un complejo de dimensiones abarcables (consta de 14 habitaciones) en medio de un mar de encinas y alcorconales en la cima de una suave colina desde donde se divisa el mundo en 360°.

Fotografía: Francisco Nogueira

 

Este lugar lleno de poesía y encanto sinfín, les inspira para reconstruir una antigua capilla junto a un extenso huerto que usaban las monjas de una congregación cercana en Estremoz y convertirla en distintos espacios articulados que forman un todo constructivo dotando a estos espacios con mobiliario, obras de arte y objetos decorativos. Todos ellos crean una atmósfera de galería de arte viviente, donde puedes tocarlo todo y vivirlo en su plenitud ya que está ahí puesto para el disfrute del huésped, que rápidamente hace suya la filosofía y empieza a respirar este ambiente de exquisitez donde desde la vajilla hasta las sábanas, están pensadas y elegidas con un criterio de calidad y exigencia inigualable.

Fotografía: Francisco Nogueira

 

Todo el recinto transpira arte y no queremos dejar de mencionar el paisajismo, que tratado de una forma nada artificiosa, hace que al observarlo percibamos cómo el área más domesticada se funde con la naturaleza en un abrazo que nos deja sin respiración. Y es que el verde es el único protagonista hasta que nuestro ojo pierde la capacidad de ver en la lejanía...

Fotografía: Francisco Nogueira

 

También cabe destacar su cocina, sencilla y elaborada a la vez con productos de su huerto y del entorno. Y el servicio en mesas diseminadas por las distintas estancias, que te produce la sensación de estar en tu propia casa por la intimidad que te ofrece, eso sí, con un servicio tan elegante como apropiado que te sorprende en cada detalle. Mientras comemos, la chimenea hace que nuestra imaginación vuele al mismo tiempo que, hipnotizados por las llamas, oímos las ascuas crepitar.

Cómo llegar

Por la A-6 desde Madrid a Badajoz y continuar la autopista hasta Estremoz. En avión, hasta Lisboa y luego una hora y media de coche hasta Estremoz.

Dónde comer

Visitamos varios restaurantes en Estremoz, a 7 km del hotel, pero no nos convencieron. Sin lugar a dudas, nos quedamos con la comida de Dá Licença por su calidad, presentación y el mencionado servicio impecable. Solo nos moveríamos para disfrutar de la Taberna Tintos e Petiscos, en Vaiamonte, un pequeño y encantador restaurante de comida alentejana.

Fotografía: Francisco Nogueira

 

Dónde beber

Seguimos prefiriendo por encima de todo tomar una infusión ojeando ejemplares de la extensa y bien nutrida biblioteca frente a la chimenea con leña de encina.

Qué visitar

Adega Herdade do Freixo, una bodega a 40 km, obra de Frederico Valsassina, que se hunde en la tierra como un sacacorchos, recordándonos en su espiral descendente al Guggenheim de Nueva York de Frank Lloyd Wright o a las esculturas de nuestro Chirino. Sin duda, un edificio que hay que visitar y un vino que hay que catar.

Mercado al aire libre de Estremoz, donde encontraréis desde antigüedades interesantes, hasta curiosidades actuales.

Capela dos Ossos, una construcción original a base de huesos humanos. No resulta escalofriante, sino curiosa.

Fundación Eugénio de Almeida, un museo de arte contemporáneo donde también puedes visitar el palacio familiar y disfrutar de su increíble restaurante: Enoteca Cartuxa.

Fotografía: Carlos Resende

 

La galería de arte del hotel, en un edificio aparte, antigua almazara reconstruida donde encontraréis mobiliario escandinavo y antropomorfista. Una exposición muy completa de Arts and Crafts que también podéis comprar, así como los diseños de mármol del propio hotel que van desde esculturas, hasta platos y bowls de excelente factura.

Dónde y qué comprar

Dona Octávia, para comprar embutidos de gran calidad.

Casa Tial, en Monsaraz, a unos 40 km. Es una tienda de ultramarinos pequeña con productos muy escogidos de Portugal como sardinas, vino, infusiones…

Además, todo el arte que veis y disfrutéis en el Hotel Dá Licença está a la venta.

Fotografía: Carlos Resende

 

Si volvéis en coche hacia Madrid, no dudéis parar en Elvas, una ciudad fortificada desde la época árabe donde también se puede ver un acueducto romano intacto que impresiona por su longitud y conservación. Si queréis comer bien, no dudéis en acercaros a Adega Regional, un restaurante que no os defraudará.

Y si todavía tenéis tiempo para pasar una noche en Cáceres os recomendamos el Parador, fruto de la unión de tres palacios del siglo XVI y sus estructuras y arquerías. Sus espacios os permitirán vivir esa época del primer Renacimiento en cualquiera de sus estancias y al salir a pasear por sus alrededores, especialmente de noche, podréis revivir toda una época entre torreones y casas nobles que producen una suerte de ensoñación que verdaderamente fascina.

Por cierto, no os perdáis el desayuno de este Parador, ofrece unos productos de la tierra que no os dejarán indiferentes.

Buen viaje, ¡que lo disfrutéis!

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía de Hotel Dá Licença