Una ciudad con una historia dividida y turbulenta que ha sabido remontar a lo largo del tiempo sus etapas más oscuras y alcanzar un grado de cosmopolitismo que invita a cualquiera con curiosidad a bucear en este melting pot de culturas.
 
Naciendo de la unión de Buda Obuda y Pest, ha sido destruida y reconstruida varías veces conservando parte de sus orígenes mongoles y turcos. Asimismo, ha pasado por manos austríacas, nazis y soviéticas, alcanzando en 1989 su independencia como nación húngara e ingresando en la Unión Europea en 2004.
 
Para descubrirla en profundidad, elegimos el Hotel Four Seasons, el cual nos ofrece la comodidad de la ubicación, justo enfrente del Castillo de Buda y la conocida calidad de la cadena.
 
Llegamos siguiendo el río caudaloso que es el Danubio y, lentamente, paramos frente a un edificio histórico. Es el Palacio Gresham, hogar de una aseguradora inglesa que quiso hacer alarde de poderío el siglo pasado al no poder salir a bolsa. La imagen es sencillamente atronadora, especialmente en la noche, cuando iluminan esta mole exquisita que corona la ciudad hermana sirviendo de cúspide a la ciudad vieja.
 
 
Después de mirar, atónitos, el bello edificio, nos recibe un portal con una entrada de forja estilo Secesión, que es el art nouveau que trajeron los artistas parisinos vía Viena.
 
Los hierros bien domados con animales se enmarcan en un hueco de proporciones más que generosas, conformando el zaguán que se abre al corazón del edificio donde nos asombran las cristaleras esmeriladas, los mármoles, los ventanales emplomados y el chandelier que pende como un trapecista de una cúpula con carácter bizantino.
 
 
Cuando subimos a la habitación, descubrimos una estancia palaciega de techos altos y las vistas que teníamos abajo de todo Buda. Siempre el río como marca divisoria de bellezas contenidas en perspectiva.
 
La música está siempre presente en esta ciudad llena de festivales, que tienen la altura de Glastonbury, como el Szigtege, siendo también la segunda Hollywood donde se han rodado films como Terminator The Martian. Todo esto hace que este hotel sea el sitio de hospedaje favorito para el mundillo cinematográfico, ya que cuenta con una lista más que generosa de famoseo internacional como Matt Damon o Will Smith, quien se grabó bailando en el Puente de Las Cadenas y se viralizó de inmediato.
 
 
Para relajar cuerpo y alma, subimos al spa y nos entregamos -sin dudarlo- a las manos de la terapeuta, dada la gran reputación que este pueblo tiene en fisioterapia y el cuidado del cuerpo, normalmente unidos en los spas públicos de aguas termales. En este caso, será una exfoliación completa con arcilla local.
 
Después de semejante vivencia, bajamos a Kollázs, el restaurante principal del hotek, que nos sorprende con un menú que pueden elegir los comensales "Blind Date con el chef". En la cabeza de Arpad, un tipo curioso y encantador, la imaginación va por delante del mordisco. Será él quien nos vaya presentando las viandas sin que sepamos de antemano cuáles van a ser.
 
Empieza el carrusel de platos maridados con vinos de la zona, porque este país produce muy buen vino aunque no exporta demasiado. La sesión es una cascada de sabores que no nos dejan indiferentes porque nos mantiene expectantes a cada paso. No os lo podéis perder (os alojéis o no en el hotel). Aprovechad ahora que aún no tiene Estrellas Michelin porque, sin duda, las tendrá.
 
 
A la mañana siguiente, bajamos al mismo restaurante para tomar el desayuno y nos encontramos con un espacio diferente, adornado con un despliegue de comida variada, bien cocinada y mejor presentada. Nuestras pupilas se abren de inmediato ante tal festín. La orgía de sabores no tiene parangón y, junto con el servicio más que excelente, nos atrevemos a decir que es uno de los mejores desayunos que hemos disfrutado en un hotel. ¿Lo peor? Que no vuelves a tener hambre hasta la noche...
 
Sin embargo, estamos de suerte, porque el primer bocado que damos desde el desayuno, es en Múzsa, un espacio que han creado en el lobby del hotel y que aúna cocktails con tapas de fusión húngara asiática. Todo regado con las notas de un piano, un bajo y una cantante que hacen de la velada un momento inolvidable.
 
Nada más entrar en este espacioso ejemplo de estilo Secesión, la mesa bajo la altísima bóveda de cristal nos advierte de que vamos a vivir algo especial, mágico. Y así fue. Las explicaciones que acompañan a cada bebida son pura poesía en sí mismas, con nombres como el de un mosquito húngaro que vive solo un día y que te invita a disfrutar de la vida al máximo, sin desperdiciar un solo segundo.
 
Recomendación: no os olvidéis de pedir la demostración de la cata que tienen junto al lobby, donde te pueden ofrecer de la forma más exclusiva vinos como la botella más cara del mundo (que curiosamente es de Hungría: Tokaji Wine). Si puedes permitírtelo, no lo dudes.
 
 

¿Qué ver?

Budapest entero es un escenario perfecto para pasear sus calles mientras admiramos algunos de sus edificios más relevantes, aunque es el conjunto en sí el que confiere a esta ciudad ese encanto particular. Su abrupta orografía emergiendo a ambos lados de ese río de la vida que ha sido y sigue siendo el Danubio, da a la ciudad un carácter singular y único, envolvente y rápido al mismo tiempo.
 
Sin olvidar que está enteramente reconstruida ya que ha sido destruida en varias ocasiones con motivo de las distintas Guerras Mundiales. Por ello encontramos algo de ternura en este rehacer con amor de lo destruido con odio. Como ejemplos, tenemos:
 
Parlamento de Budapest. El edificio más famoso e impresionante de la ciudad. Al lado del Parlamento, en la orilla del Danubio, se encuentra el conmovedor monumento Zapatos en el Danubio, otro de los lugares que no puedes perderte en la ciudad.
 
Castillo de Buda. Para subir a la colina de Buda puedes utilizar el funicular o, si eliges caminar, hay unas escaleras infinitas con unas magníficas vistas de la ciudad. Una vez allí te recomendamos recorrer las callejuelas adyacentes que hay alrededor del castillo hasta encontrar la bonita Iglesia de Matías.
Al lado de la iglesia se encuentra el Bastión de los Pescadores, desde donde puedes disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad mientras cae el sol. Sin duda, es uno de los mejores planes.
 
Puente de las Cadenas. Uno de los lugares imprescindibles para ver el mejor atardecer desde el Bastión de los Pescadores.
 
Paseo por el barrio judío. Con una historia trágica, ya que durante la época de la ocupación nazi se convirtió en un gueto donde mal vivían confinados los judíos. La zona está delimitada por las calles Dohany, Karoly, Kiraly y Kertesz, donde destaca la Sinagoga Dohány, la segunda sinagoga más grande del mundo. Justo detrás de la sinagoga se encuentra el Árbol de la Vida, un sauce de metal con los nombres de muchas de las víctimas del Holocausto.
 
Opera Nacional de Hungría. Con una fachada grandiosa adornada por 16 esculturas de los músicos y compositores más importantes del país, se erige como emblema nacional en un país donde la música tiene gran importancia.
 
Hotel Gellert. En él encontrarás uno de los mejores balnearios de Budapest, así como uno de los más bonitos del mundo. Es una pena que esté tan descuidado porque el potencial de este bello edificio es inmenso. Asimismo, suele estar lleno de turistas, lo que impide también el disfrute más auténtico.
 
Calle Vaci Utca. Es la más comercial de la ciudad, hasta llegar a la Plaza Vorosmarty, donde puedes aprovechar para tomar un delicioso pastel en el café más famoso de Budapest: la Pastelería Gerbeaud.  
 

¿Dónde comer?

Aranky Kaviar. Lleva más de 20 años y los dueños no quieren crear un Imperio, sino conservarlo apostando por la calidad. La cocina es internacional pero tienen su propia línea de caviar, lo que les posiciona directamente apuntando a los paladares más exquisitos... y pudientes, claro está.
 
Stand 25. Su cocina húngara es una mezcla entre moderna y ancestral, apoyándose más en la última. Su Estrella Michelin les avala, y de sus dos restaurantes, este es el más casual, sin por ello perder un ápice de su valor culinario. Aparte de la carta de siempre, encontraréis constantes innovaciones gracias a su manera tan libre de entender la cocina.
 
Deryne. Es el restaurante cosmopolita de la ciudad por excelencia porque en sus fogones se cuece pasta o se hace foie gras. El ambiente es excelente, pero encontrar mesa es algo difícil. Está siempre lleno.
 
Bestia. Con vistas a la Basílica de San Stefan, destaca de entre todos sus vecinos por la ubicación y el ambiente joven y divertido que suele estar amenizado por un Dj.
 
Cimeney Cake. No puedes irte de esta ciudad sin probar este postre tan típicamente húngaro que encontrarás por cualquier rincón. Una bomba calórica deliciosa a la que podéis añadir sabores al gusto.
 

¿Qué comprar?

Herend. La marca de porcelanas conocida en todo el mundo es de aquí y en su tienda encontraréis objetos variados y variopintos que van, desde vajillas con decoración clásica a representación de animales o joyas. Ellos firman los platos en los que sirven la comida del hotel Four Seasons. Sin duda, merece la pena hacerle una visita.
 
Varga Crystal. Otro de los orgullos patrios es la manufactura del cristal, que compite directamente con Bacarrat o Venini. Nada más entrar en la tienda nos sorprenden los colores de las distintas piezas que, como un puzzle iridiscente, nos muestran los distintos tallados a mano que exhibe cada pequeño tesoro de la marca. 
 
Omorovicza. Esta marca de cremas con nombre impronunciable empezó hace 15 años aprovechando el fango y las aguas termales de los que Hungría goza. De ellas recogen las propiedades que aportan a la piel y que se mantienen en las células durante más tiempo. Desde entonces, se ha convertido en un referente en el vasto paisaje internacional de la cosmética. 
 
Nanushka. La única firma de moda reconocida internacionalmente que hace furor entre los influencers patrios y de todos los rincones del planeta. Su boutique respira un aire vintage que nos traslada, como sus prendas, a otras épocas. Sin embargo, están revisitadas con acierto y estilo, lo que les ha dado el reconocimiento del que gozan hoy en día. Los precios también están a la altura.
 
Nubu. Una tienda polifacética donde puedes encontrar distintas firmas patrias de ropa junto con exposiciones de arte del país. Interesante para ver lo que se está cociendo...
 
Si visitáis Budapest, ¡esperamos que disfrutéis de esta hermosa ciudad tanto como nosotros!
 

Carlos Sánchez

Imágenes: Cortesía de Four Seasons, Budapest