Las ilusiones son retorcidas, son onduladas, giran, surgen, desmontan. Son como los sueños, o los besos robados en la esquina de algún bar, de esos que corrompen y trastocan, de esos que no se esperan y que si se esperan demasiado se desvanecen. Quien no tiene ilusiones no tiene ganas, no posee ese combustible que hace que cada día te levantes de la cama con una sonrisa estúpida, como si te acabaran de dar los buenos días con un abrazo. Y qué bonito es soñar, que maravilloso es ser un soñador, estar pensando todo el día en historietas, en diálogos, en excusas, en palabras, en sonrisas y en escenas de porno casero. Cómo motiva creer que quizás en alguna parte alguien se esté muriendo de ganas por decirte que sí y que tú quizás ni le conozcas, ni te des cuenta… creer que las personas siempre están ahí, por mucho que pase, por mucho que no pase, y que los que te quieren, te quieren tanto que no necesitan ni tan siquiera demostrártelo porque te quieren con el alma y eso se nota, se nota demasiado, como cuando te tiembla la voz por teléfono cuando echas de menos a quien te habla por el otro lado. Me encanta tener ilusiones distintas cada día y creer que por lo menos pueda conseguir una de ellas. Pensar en la gente amable y corresponderles como es debido, compartir mis desvelos, mis tonterías, imaginar mundos paralelos en los que recrearnos en personajes de Wes Anderson con un decorado bonito y una pantalla simétrica contigo al otro lado y una burbuja pensante que me chive lo que estás pensando… Porque yo quiero saberlo todo, quiero, y alimentarme de lo que hayas vivido y hacerlo mío, de alguna forma, hacer que me pertenezcas, quizás una noche, quizás un par de meses, quizás varios años y que yo alimente esa ilusión, tu confianza puesta en mí sin barreras, sin el límite estático aquel que indica que algo está bien o mal, que no hay miedo, que no somos cobardes. Sólo pretendo ser tu ilusión volátil. Y que se funda, como se funden los plomos al apagar la luz y enredarnos bajo una manta. Saltar de la espiral y reír y apostar, por quien te hace palpitar fuerte, si no de qué.
Róbame un beso y créame expectativas. Ríeme. Tú. Mi nueva ilusión.
Alejandra Remon – @alejandraremon