vanidad 21 Me hablaron del dolor como si fuera un fantasma desde niña, pero lo que no sabían quizás ellos es que al final, gracias a ese "ente maligno" una acaba aprendiendo y se hace más fuerte o bien se lo traga y se le queda atascado en la boca del estómago. Me gusta la gente que opta por lo primero, la que acepta y continúa y sufre, pero dentro de sus limites conscientes. Aprender de lo malo es mil veces más eficiente que de lo bueno, porque no es por nada, pero lo bueno se nos olvida. Sí, sí, lo que agrada siempre es mejorable, en el fondo. El otro día venía pensando en todas esas cosas que me han ido marcando a lo largo de los años y me hice gracia, también me entró un resquemor tonto mezclado con nostalgia, el cual se me difuminó a la tercera copa de vino ( por eso la gente bebe, básicamente. O quiere olvidar o quiere desprenderse de ella misma) y conforme más lo pensaba más inservible veía todo ese sufrimiento mostrado tiempo atrás. ¡Quién me mandaba a mí! ¡Por qué me costó tanto! Pero ahora aquí estoy, todo ha cesado y se ha curado y ha crecido. Hablando con una amiga sobre el dolor, llegue a la conclusión de que dependiendo de su procedencia, amor, amistad, trabajo... Las ralladas y los complejos, las desilusiones o los propios sentimientos, se reflejaban distintos aún teniendo la similitud del dolor principal que es la pérdida y la frustración. Aquí tienes las dos grandes culpables de todo: Doña PÉRDIDA y la Señora FRUSTRACIÓN. Luego hay quien les pone nombre de persona o circunstancia, quien las maquilla,quien las endulza o las ignora, pero estas dos se encargan de amargarnos la existencia. Bien amargada. Y yo me digo: ¿si antes eras feliz, por qué ahora no? Pues fácil, porque cometes el error de culpabilizar tus estados y tus errores. Nos gusta mucho señalar con el dedo antes de barrer para casa y apechugar con lo que nos toca, sin olvidar que la maldita culpa no existe como tal... Y de esto Nietszche ya hablaba bastante. Nos gusta jodernos un poco e idealizar situaciones, lugares y personas de mierda. ¿Por qué? A saber. Hace poco me dijeron algo tal que así:

"Antes de que ocurriera eras feliz. Mientras ocurrió eras feliz. Serás feliz cuando ya no ocurra."

Que viene a resumirse a la consciencia de uno mismo ante sus cosas, a darse una vuelta, a sufrir un poco, sí, un poco, que también es necesario. Caer en el pozo, restregarse un poco de barro y cuando se seca, darte un chapuzón y salir nuevo. Yo soy propensa a que las cosas duelan y también, soy propensa a que no me duren más de 24 horas. Tengo mis métodos y mis dudas y mis quebraderos de cabeza, hasta que me planto y me digo ¿y cómo estaba yo antes de que todo esto pasara? ¿Y cómo me gustaría estar? Y me dejo fluir, aunque no tenga ni puñetera idea de lo que significa eso. Me recuerdo a un bote de crema. Supongo que a alguna de ésas que te echas cuando te das un golpe. Duele, pero luego no.

 

IMG_6025 Alejandra Remon – @alejandraremon Guillermo de la torre - @sinhueso