Seguimos con noticias de los Grammy. Esta vez le toca a Nicki Minaj, esa rapera teatral y súperproducida que tan fácil es de prejuzgar, pero que creemos se merece una valoración más pausada y objetiva. La noticia de hoy viene cargada de polémica, y dicha polémica viene de manos de, ¡cómo no!, el colectivo religioso de EEUU. Y es que Nicki no escatimó en hacer referencias al catolicismo para su show, levantando ampollas en el sector más conservador de América. Ya en la alfombra roja comenzaba la polémica. Nicki aparecía acompañada de un falso Papa y ataviada con un vestido de Versace que recordaba a un hábito de monja. Durante la gala, la cantante -que interpretó en primicia su nuevo single "Roman Holiday"- encarnaba el papel de una chica poseída que bailaba y cantaba acompañada de un grupo de bailarines vestidos de monjes y concluía con un exorcismo del falso Papa haciéndola levitar. [youtube]https://www.youtube.com/watch?v=soQXvzbvg2w[/youtube] Nadie duda de la espectacularidad de la actuación, incluso la misma Nicki afirma que es la primera performance de su carrera de la que se siente realmente orgullosa y que se inspiró en el perfeccionismo de su nueva maestra Madonna. Sin embargo, creemos que la rapera se salió un poco del tan buen camino que llevaba hasta ahora. Nicki, que a pesar de su imagen súper artificial había sabido diferenciarse muy bien de las demás, parece haber retrocedido con esta nueva aparición, y aunque las comparaciones son odiosas, da la sensación de que ahora que Gaga está de capa caída, ha aprovechado para hacer una performance completamente propia de la Madre Monsther, pero claro, sin ni si quiera acercarse a la potencia musical de la misma. Esperaremos a que salga la versión de estudio del tema, pues estamos seguros de que nos encantará y nos hará olvidar esta actuación que parecía prometedora y se quedó en un mediocre número de musical. Por Michael Oats