Tame Impala hace un lleno en Madrid
La curiosidad por ver cómo se desenvolvía en directo Tame Impala nos llevó el pasado sábado a su concierto en una llenísima Riviera.
La curiosidad por ver cómo se desenvolvía en directo Tame Impala, o lo que es lo mismo, Kevin Parker y su banda de acompañamiento, nos llevó el pasado sábado a asistir a su concierto en una llenísima Riviera, donde las entradas estaban ya agotadas. El grupo de inspiración y evocación sesentera abrió con "Make Up Your Mind", incluida en "Innerspeaker" (2010), si bien es cierto que sonó mucho más atronadora que en disco y esa fue la sensación que causaron las canciones durante todo el concierto, el sonido llegó a ser molesto en diferentes ocasiones puesto que se acoplaba con frecuencia y esto no hizo demasiada justicia al grupo.
A conciencia o no Kevin Parker ha conseguido que su público esté más cerca de los sesenta, de las barbas y cabellos largos, de la psicodelia y de los riffs que coquetean con el hard rock. No obstante, el músico australiano rechaza esta postura retro y se desmarca de ella afirmando que lejos de esto trabaja con ordenadores, aunque el fantasma lisérgico sigue ahí. La Tame Impala en directo es inquietantemente lejana a la experiencia de Tame Impala en disco. Las canciones en sí fueron lo de menos durante esta hora y media, en ocasiones era difícil distinguir unas de otras y este es uno de los contras de una propuesta tan ensoñadora, en disco suena cuidada (no es para menos, Parker se declara un perfeccionista confeso) pero en directo se diluye y eso pasó en momentos álgidos, donde de repente un tema terminaba de golpe y sin reclamo posible. En cualquier caso hubo momentos de lucidez, "Elephant" y su contagioso riff o "Feels Like We Only Go Backwards" donde Kevin entonaba lalalas mientras toda la sala coreaba la canción fueron algunos de ellos.
Los movimientos de la banda son comedidos y se encuentran lejos de la apariencia de gran banda de rock que ya demuestran ser, por su poder de convocatoria y por algo tan insignificante pero tan revelador a la vez que es el lanzamiento de ropa interior por parte de fans. La historia de Parker como músico parece la común en cualquier artista rock, a los 14-15 años su sueño era ser una estrella, ya con 18-19 el futuro se planteaba menos prometedor, las expectativas se centran en entrar en una banda cualquiera y saber que esta se desintegrará y quedará en el olvido aunque lo que posiblemente desconocía el australiano era que su propuesta encandilaría a tantos, no suena muy descabellado que en unos años Tame Impala estén llenando estadios.
María Clara Montoya