La libertad sexual es un derecho humano. Se deriva del derecho básico y fundamental de la libertad de elección. En un mundo ideal es así de sencillo. Las personas pueden definir, explorar y experimentar su propia sexualidad de manera libre y segura, y vivirla plenamente según sus deseos, sin miedo a la represión. Además, pueden tomar decisiones sobre su propio cuerpo como deseen, seguir en cada momento una u otra tendencia sexual, tener las relaciones sexuales que quieran, y rechazar las propuestas sexuales no deseadas.

Desgraciadamente, los estereotipos de género predominantes han retratado a menudo a los hombres como dominantes y con la libertad para decidir por sí mismos sobre la forma cómo quieren vivir su sexualidad sin vergüenza, mientras que las mujeres deben ser discretas, tímidas y obedientes, y no pueden gozar de la misma libertad sexual que pueden tener los hombres, o se enfrentan a la reacción social y que sean etiquetadas. De hecho, las mujeres son juzgadas de forma diferente a los hombres por el mismo comportamiento sexual debido al doble rasero sexual.

La sexualidad de las mujeres ha sido tradicionalmente reprimida, debido a una variedad de factores, incluidas las normas sociales y culturales restrictivas y la falta de información y educación sexual adecuadas. Las mujeres se han visto obligadas a asimilar creencias dañinas, como por ejemplo, que las necesidades sexuales de los hombres son más importantes que las suyas, y que no deben disfrutar del sexo en absoluto, ya que es algo de lo que avergonzarse.

La evolución de la LIBERACIÓN sexual femenina

Los cambios de roles en el sexo

Las mujeres todavía se enfrentan a menudo a críticas cuando abrazan su verdadera sexualidad, pero eso está empezando a cambiar. Cada vez son más las mujeres que se sienten cómodas expresando su sexualidad en todas sus formas, y que están superando las barreras históricas y culturales que siempre han limitado su capacidad para tomar decisiones autónomas sobre su cuerpo y que benefician su propio placer sexual.

Hoy en día, las mujeres están desafiando los roles y expectativas tradicionales en el sexo, reivindicando su derecho al placer sexual y rechazando la doble moral que estigmatiza la actividad sexual femenina pero no la masculina. Ya no quieren ser pasivas en el contexto sexual, quieren ser activas y hacerse cargo de su propia sexualidad, tomar sus propias decisiones, conocer sus propios deseos y necesidades, experimentar con diferentes prácticas y establecer límites claros en sus relaciones sexuales.

En este contexto, los hombres tienen que ajustar su comportamiento para captar la atención sexual de las mujeres. La lencería masculina puede entenderse como una extensión de este proceso, ya que los hombres tienen la posibilidad de explorar y expresar su identidad de manera más abierta y diversa.

La ruptura de los tabúes de la sexualidad femenina

A lo largo del tiempo, las mujeres han tenido que enfrentarse a una serie de tabúes relacionados con su sexualidad. Por suerte, las conversaciones sobre sexualidad femenina están empezando a encontrar su lugar en la sociedad. Estas conversaciones son un acto de rebelión contra miles de años de silencio, y así es como las mujeres están rompiendo tabúes y reclamando su poder frente a la opresión sistemática de su sexualidad.  

A pesar de ello, la sexualidad femenina es una bestia que acaba de empezar a despertar de siglos de represión patriarcal, y todavía queda un largo camino por recorrer para conseguir que las mujeres puedan vivir libremente su sexualidad.

 

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