Música de series es sinónimo de recordar siempre una maldita canción. Los tan menospreciados títulos de crédito finales de una película poseen un halo evocador tanto o más poderoso que el tema principal de una banda sonora. Ejemplos nos vienen muchos a la cabeza, sobre todo de películas, pero, viviendo como vivimos en la era de las series, merece la pena hacer un pequeño repaso de canciones que, quieran o no, siempre serán asociadas a las series que las incluyeron en sus BSO. Canciones que, con solo oírlas, puedes volver a sentir el bajón o el subidón que te dio cuando las escuchaste insertadas en tu trama ficticia semanal.
A dos metros bajo tierra A dos metros bajo tierra
Breathe me - Sia (A dos metros bajo tierra) Si fuiste seguidor de esta serie de la HBO, y, de alguna manera, te tocó la fibra (cosa que damos por hecho, puesto que, si la acabaste, es que caíste rendido ante la familia Fisher, sintiéndola como si fuera casi la tuya propia) sabes perfectamente de lo que te hablamos. Por si acaso, y para evitar spoliers (aunque a estas alturas deberías haberte tragado ya semejante productazo de culto), no vamos a poner el vídeo del final, aunque, nos atreveríamos a decir que la serie de Alan Ball concluye como pocas, o ninguna serie ha hecho hasta ahora. La season finale de los Fisher & Sons Funeral Home no hubiera sido lo mismo sin este puñetero tema que, aún a día de hoy, nos pone los pelos como escarpias. Dancing on my own - Girls (Robyn) La elección entre este tema de Robyn y el "I Love It" de Icona Pop ha sido dura, pero al César lo que es del César. La escena en la que Hannah y Marnie bailan juntas, exaltando la amistad y haciendo de menos las penas de cada una, ya ha sido marcada de manera tácita como una de las más memorables de la serie (ver si no la parodia del Saturday Night Live que hizo Tina Fey). Toda una generación sintiéndose identificadas con ese momento "loser" en el que, o te vienes arriba, o estás muerta. Y siempre al más puro estilo "with a little help of my friends". Maravilla. Dominique – Jeanine Deckers (American Horror Story) La canción más malrollera por excelencia dentro de una serie (Twin Peaks aparte) es obra de una persona con una trayectoria poco fina también. La autora, más conocida como Soeur Sourire (Sor Sonrisa), no es ni más ni menos que una monja belga de la orden dominica (de ahí el título de la canción). En 1963 la canción fue un éxito de ventas en más de once países y se tradujo al inglés, alemán, japonés y hebreo. Al poco, la susodicha abandonó el convento de la mano de otra nuncia, compañera sentimental para más INRI (y nunca mejor dicho). Líos de faldas aparte, a quién no se le estremece el cogote cuando suena ese vinilo en el manicomio escenario de la segunda temporada de American Horror Story, es que no tiene sangre en las venas. Baby Blue - Badfinger (Breaking Bad) El último grito. Aún es fácil encontrar a algún fan desolado llorando por las esquinas (no es broma). Seguidor o no, el furor que ha despertado es evidente, y, si la historia de Walt White tiene algo que merecer, más allá de los muchos dilemas morales que ha planteado en el espectador, es, haber sacado del baúl de los recuerdos esta canción de Badfinger de 1972, introduciéndola a modo de clausura en el última capítulo. Los datos no mienten: sus escuchas en Spotify han aumentado un 9000% después de su emisión. Cifras aparte, casi puedes oler el polvo del desierto cuando suena. Tranquilos, no nos quedamos del todo huérfanos: aún nos queda por saber cómo terminará Mad Men. Visto como se las gastan, seguro que estarán a la altura. María Bernal