La serie española más emblemática y veterana de la parrilla cierra la temporada de series nacionales, pero...¿para qué sirve “Cuéntame”? ¿Tiene interés? La respuesta, aquí. Este jueves acabará una temporada que, en lo que a series nacionales se refiere, relativamente exitosa (por mucho que baje la media "Dreamland…"). Las grandes triunfadoras: "Isabel", "Águila Roja", "El tiempo entre costuras", "Velvet" y "El Príncipe", series de temática y calidad dispar que, sin embargo, han conquistado a los espectadores (lo de ganarse a la crítica ya va por gustos, porque por haber, hay gente encantada con las aventuras de un Power Ranger del Siglo de Oro…) en una temporada muy reñida en la que las principales cadenas entraron en modo berrea en lo que a la ficción seriada se refiere. Cuentame-Vanidad Y en medio de esta polvareda, "Cuéntame", que, pese a llevar casi trece años en antena, sigue ahí, con mejor o peor audiencia, pero sin bajarse del podio. ¿Cuál es el secreto de una serie cuyo target no es precisamente un usuario intensivo del entorno online, ése que tan decisivo resulta ahora a la hora de aupar a los productos televisivos? ¿Qué interés puede tener una ficción que cuenta sucesos previos a que muchos espectadores vinieran al mundo o fueran siquiera un proyecto? Dejando aparte el hecho de su más que odiosa comparación con la mítica y sensacional "Aquellos maravillosos años" (vamos a correr un tupido velo…), "Cuéntame cómo pasó" es una serie que ha sabido pasar de la crónica (demasiado) buenista de sus inicios al drama que caracteriza sus últimas temporadas sin perder su esencia de retrato generacional ni demasiados espectadores por el camino. Así, más allá de las batallitas de los Alcántara y aledaños, el valor de "Cuéntame" está a medio camino entre la precuela y el documental, pues gracias a esta ficción podemos recordar (unos) o conocer (otros) los acontecimientos, las ideas y las modas que fueron marcando a distintas generaciones en España desde comienzos de los 70 del siglo pasado. Y es que, en mi opinión, el gran mérito de esta serie, por encima de su calidad técnica y la solvencia de su reparto (mención especial para “Antonio” Arias y “Merche” Duato), está en su capacidad para recrear escenarios, ambientes, ropas e incluso peinados que hoy resultan tan vintage o retro que tienen su encanto. Si a ello se le une su “valentía” (o no renuncia) para abordar temas y problemas sociales que fueron motivo de conversación y preocupación en su día, las virtudes de "Cuéntame" resultan más numerosas y valiosas de lo que, en principio, podría esperarse. Así las cosas, ¿para qué sirve "Cuéntame"? Pues para revivir o asomarse a un pasado no tan lejano pero sin el que no se pueden entender el momento y la sociedad actuales. Porque, más allá de eso, esta serie es lo que es: una mezcla de drama y telenovela con tintes costumbristas destinada a una audiencia que poco o nada tiene que ver con la que sigue "Juego de Tronos", "Orange is the new black", "True Detective"… De todos modos, "Cuéntame" ya presenta síntomas del peligroso “síndrome de estirar el chicle”. Y es que ni las ideas ni el interés duran para siempre, así que lo mejor sería finalizarla cuanto antes, no vaya a ser que lo que era retro se convierta en rancio…   Javier Crespo Cullell