El día en que CD.Drome, la mitiquísima tienda de discos barcelonesa y punto de encuentro de musicómanos y rockdeluxeros confesos, anunció su cierre definitivo allá por el 2012 tras veinte años en acción, comprendimos mejor que nunca que la música en su versión más tangible se estaba yendo literalmente al garete. Tanto ordenador, tanto iPod y tanto Spotify habían empezado a calar y con saña en la industria del disco. Y nos referimos con “industria”, a toda la cadena de montaje que incluye desde el cuidado packaging, o al menos bienintencionado –porque siendo realistas, hay cada artwork por ahí suelto que daña a la vista– a la distribuidora encargada de suministrar de copias a las tiendas de turno. Un negocio, artístico sí, pero negocio al fin y al cabo, que a menos que pueda compensar los fondos de catálogo con un pelotazo en ventas, a duras penas consigue recaudar dinero para abastecer todos los porcentajes pertinentes. Y ya sabemos que el que parte y reparte… Y es que, según Promusicae, la asociación que representa a la industria discográfica en España, la venta del CD cayó el año pasado casi en un 25%. Casi nada. Si estos datos resumen la situación del sector incluyendo major labels y microsellos, imagínense lo que un artista de un sello indie consigue ver a final de año solamente por medio de sus grabaciones. https://youtu.be/cxFFRhNovbo

¿Es rentable editar música en CD en 2014? La respuesta, a nuestro pesar, es un rotundo y triste no. Ahora, en cambio, la mayoría de sellos optan por editar en vinilo. Y en casos de extrema pose y “coolismo”, en la poco práctica casete. Pero esa es otra historia. La mala noticia es que ni el respetado y bien avenido vinilo puede hacerle frente al dichoso mp3. Por esto, no llama la atención que los sellos apuesten por editar sus catálogo exclusivamente en formato digital, aunque en el fondo a todos nos encante tener nuestra Billy llena de discos originales.

Definir netlabel no es fácil y habría que ir sello por sello para hacernos una idea realista. Lo que sí podemos decir es que internet es para cualquiera de ellos la principal vía de distribución. Frente a la caída de ventas, este espécimen se impone como un nuevo modelo de promoción: una respuesta más viable económicamente a la disquera de antaño y un reclamo en pos de una música libre de derechos contra el hermetismo de licencias tradicionales. Un “SGAE no, gracias” con todas las letras.

empire records net labels muerte del disco vanidad Tienda de discos en "Empire Records"
El resto del ciclo, el netlabel funciona como un sello tradicional. Criba, produce, promociona y, lo más importante, difunde. ¿La diferencia? No hay grandes inversiones ni cuentas que peligren. “La inversión en nuestro caso es el tiempo y la dedicación que empleamos en diseñar las portadas, ponernos en contacto con los artistas y presentar el trabajo listo para descargar desde nuestra web”, nos cuentan Grita y Bigote, capos del netlabel granadito de cumbia digital Caballito. “Probablemente algún día editemos un 7”, pero en CD nunca invertiríamos”. Gaspar Prieto, por su parte, nos cuenta la finalidad con la que se gestó el colectivo Miga, que en su catálogo reúne artistas de música eléctronica y de videocreación: “El planteamiento desde su inicio en 2004 era albergar las creaciones de artistas que apostaran por este tipo de distribución -–la descarga libre y gratuita– y nosotros hiciéramos la tarea de difusión y distribución, bien a través de foros en páginas web concretas, o con boletines de noticias a contactos dentro del sector. A lo largo de este tiempo han participado más de 250 artistas de 28 países distintos aportando su música, sus vídeos o su diseño”. Cuando hablamos de “descarga libre y gratuita”, pensamos inmediatamente en qué rentabilidad pueden llegar a tener este tipo de empresas. La mayoría de netlabels trabajan con Creative Commons, licencias de derechos de autor que permiten que la música fluya a sus anchas por la red. Tú te la descargas gratis y, mientras no haya una intención de lucro, puedes hacer con ella lo que te dé la real gana. “Pensamos que la cultura y el arte deben ser libres y gratuitos. Es por eso que usamos licencias Creative Commons. Cada día se descargan canciones y EPs enteros y a día de hoy Japón es el país top de nuestro Soundcloud. No sabemos si luego esas descargas irán a parar a un iPod, un disco duro o se pasan a CD para pincharlas. Lo importante es que la gente escuche a nuestros artistas”. ¿Altruismo puro y duro? Sí y no. https://youtu.be/gLhJme_6nco Dani Cardeñosa, uno de los creadores del sello digital transatlántico Flotador Records, nos cuenta cómo va la historia: “Si el grupo está en activo, el disco lo que hará será darlo a conocer y los ingresos los obtendrá de los directos. Por supuesto, para que sea rentable necesitas millones de escuchas o tener un volumen considerado de canciones. A nosotros nos encantaría tener nuestros discos en todos los formatos porque creemos que son compatibles, pero de momento nos limitamos al digital, al ser una alternativa viable de distribución para un sello joven como el nuestro”. Desde Miga, defienden la filosofía de colaboración y la libertad de sus artistas. “Difundir cultura de forma libre siempre es rentable, ya que facilitas la interacción entre el artista y su público, además de fomentar otro tipo de opciones dentro de la llamada “industria cultural”, como participar en festivales, proponer talleres a nivel local, introducir la música electrónica y la videocreación en centros culturales, etc.”. Pero, ¿y qué gana el artista? “El artista no recibe ni un euro por el número de descargas, pero gracias a la difusión de su música por nuestros canales sí va a conseguir actuar en una sala o un festival, desarrollar su propuesta, colaborar con otros colectivos a nivel nacional o internacional o incluso que lo descubra otro sello”. https://youtu.be/rzldrK8pVG4 Plataformas como Soundcloud o Bandcamp han tenido mucho que ver en esta vuelta a la filosofía del Do It Yourself, abriendo nuevos horizontes a bandas noveles que buscan la difusión ya sea a través de blogs o conciertos y no esperar eternamente a que les caiga del cielo el contrato de sus vidas. “Para que alguien compre tu disco primero tiene que haber ido a tus conciertos o descubrirte a través de la red. En Meow Meow, nuestro centro de actividad es descubrir nuevos talentos y tratar de darles el mayor eco posible. En el caso de la música electrónica, a menos que te haya tocado la lotería de entrar en el catálogo de un sello internacional, es muy difícil llegar a la gente”, cuenta Marta Capilla, cofundadora de este jovencísimo microsello a caballo entre Madrid y Berlín.

Sin duda, vivimos tiempos convulsos donde la reinvención es más necesaria que nunca. Esperemos que Discos Paradiso, una de nuestras tiendas favoritas de vinilos y valiente sucesora de CD.Drome, no corra la misma suerte de su vecina. Y si tiene que ocurrir, que al menos no pare la música.

Nuestros Net Labels favoritos:

Miga Flotador Caballito Rec72 Meow Meow tonAtom Silent Flow Fusion netlabel Finesse Sicro Netlabel

Por Dani Mesa