Aguas cristalinas, arena blanca, acantilados que besan el mar bajo la atenta mirada de un solitario faro... Respira, has llegado a Formentera. Sin duda, si lo que buscas es un destino alejado de la masificación y el turismo más típico, la isla pitiusa es tu sitio. Un rincón paradisíaco donde, además de desconectar y oxigenar tu mente, podrás hacer mil planes para que tu verano se llene de recuerdos que evocar cuando el duro invierno no dé tregua. 1. Bañarte con la luz de la luna llena como único testigo en Espalmador: Ni un restaurante, ni siquiera un chiringuito, solo la arena, el mar, las estrellas, la luna y tú. Visitar la pequeña isla de Espalmador (a 150 metros de Formentera) supone una excursión llena de magnetismo, que te hará sentir en un jardín del Edén que no ha sido tocado por la mano del hombre. sIlah1WSvt9bu3Pc8VDKDCv7xtgJW5j4zoGjfTdfNEI,inMnJNF0hmRAByKOUZRScEeNwv5fxioX7JbzHAN9PeU,_-Sj8hlWDf9PzI-o2FAFSHQsRtbr_OXDJ31uHWMnw_0 espalmador-vanidad   2. Alquilar un llaud. Los Llaut son las embarcaciones antiguas de pesca locales de las Baleares, o las costas catalanas. Son barcos de vela latina, muy sencillos, y de mecánica totalmente manual, originalmente diseñados, para pesca o transporte menor, pero que hoy se han convertido en una de las tendencias más ‘in’, del Mediterráneo. Personajes de lo mas variopinto, como Isaac Andik, el dueño de Mango, se dejan ver por la isla bajo sus velas o manejando sus típicos remos o pértigas. Los puedes alquilar, en el puerto de la Savina, o en sitios web como Sabarca de Formentera.
-i1wtKl3bF3NyUOxGOdMl_uL0YFredjb5qpbpVRXBhc 3. Degustar un arroz con Langosta en el restaurante Tanga. Con el mar de fondo y refugiada bajo su estructura de madera, en el Tanga encontrarás la parada perfecta para comer. Uniendo productos tradicionales con una línea innovadora y vanguardista, sus platos no te dejarán indiferente. Y además, un detalle: disponen de servicio de desembarco para sus clientes, e incluso te llevan la comida al barco. Heaven, I"m in heaven... tanga-vanidad
4. Beberte un Viña Esmeralda en El Pirata. A pie de la encantadora playa de Ses Illetes, este chiringuito que conserva lo mejor del espíritu hippie te brinda la oportunidad de degustar las sensuales notas de Viña Esmeralda -que acaba de renovar el diseño de su botella, confiriéndole un carácter aún más sofisticado y esbelto-. Su espíritu "Mediterranean Classic" concentra en tu paladar, gracias a sus variedades moscatel y gewürztraminer, un aroma floral e intenso con toques de rosa, jazmín, fruta de la pasión y plátano; tras ellos, unas sutiles pinceladas de lavanda y vainilla hacen estallar la primavera en tu boca.
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5. Descubrir las maravillas que esconde el fondo del mar. Nunca es tarde para aprender a respirara debajo del agua. No, no vas a convertirte en La Sirenita, pero casi. Sólo tienes que apuntarte a uno de los cursos que ofrece el centro de buceo Vellmari, en el Puerto de la Savina -además de divertirte podrás obtener el certificado PADI y el en las mejores instalaciones de toda la isla-.
6. Es la hora del aperitivo. Tras un encantador camino que lo une con playa de Cavall d´en Borràs se encuentra el idílico Beso Beach, el lugar ideal para disfrutar de sabores auténticos creados con las mejores materias primas mientras sientes la brisa del mar. Y si te quedas hasta el atardecer, verás una de las mejores puestas de sol de tu vida.
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7. Siempre es un buen momento para una cena romántica. Encontrar el ambiente adecuado es pan comido en Formentera. Restaurantes como Can Carlos o Cana Joana y su estética de cuento de hadas harán que la velada sea muy difícil de olvidar.
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8. Alojarte en un lugar especial como el Paraíso de los Pinos. El arte de buscar alojamiento es una tarea dura, pero si fallas puedes arruinar tu viaje. Si necesitas ideas, te proponemos nuestro favorito: Paraíso de los Pinos, un exclusivo complejo de apartamentos lleno de personalidad  a un paseo de la preciosa playa de Migjorn. Solarium, jacuzzi, pista de tenis y unas habitaciones decoradas en sintonía con la singular luz de la isla harán de tu estancia un auténtico lujo.
Sus piscinas, rodeadas de palmeras y pinos son como un oasis donde es muy fácil olvidarse de la jungla de asfalto.
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Espacios minimalistas y toques de diseño deudores de la estética de Alvar Aalto, harán que tu descanso sea coser y cantar:
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Si quieres darte un capricho nada más despertarte, concédete uno de sus apetecibles desayunos. Encantador, ¿verdad?
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9. No debes irte de la isla sin probar los mejillones del restaurante Marlaca. Definido por sus creadores como "un verdadero remanso de paz, tranquilidad y cortesía, donde disfrutar de un auténtico viaje a los sentidos en un entorno íntimo, natural y acogedor", el Marlaca sorprende por su excelente mezcla entre la cocina de mercado y la vanguardia. Cualquiera de sus platos será una gran idea, desde los mejillones al tataki de atún pasando por sus croquetas o su brandada de bacalao.
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10. Olvidarte de la dieta y comerte una paella en Es Caló. Porque el verano está para eso, para darle a tu paladar todo aquello de lo que se ha privado el resto del año. Y no se nos ocurre un lugar mejor en la isla que Es Caló en Sant Agustí, donde podrás saborearla con tranquilidad mientras miras al mar y a las rocas de La Mola.
¡Qué dura va a ser la vuelta a la realidad!
Arancha Gamo @arancha_gm