La iniciativa celebra el apogeo de la industria colombiana. “Hay una demanda por el producto, y aunque esta es una muestra muy pequeña, consideramos que es el inicio, que se abre una puerta para mostrar lo que hay en el país; y cada vez más, la gente quiere ir a ver qué se encuentra allí”, dice Aida Furmanski, Embajadora de Colombia en España y excepcional madrina del evento. “Las firmas elegidas cuentan una historia con trasfondo social. Tienen un carácter local pero no folclórico y muchos detalles artesanales. Son marcas con proyección y futuro. El mercado está buscando cosas nuevas, frescas y exclusivas”, explica. Los productos de los artistas muchas veces están trabajados en conjunto con colectivos de mujeres reinsertadas o comunidades indígenas. “Queremos que la artesanía colombiana se valore, que tenga un toque de lujo y que el mundo la reconozca por la calidad y el diseño innovador que tiene”. En una escena dominada por las blandas tendencias que proyectan las marcas hegemónicas, la función de Latin Curated es cuanto menos positiva –y optimista-. La esclavista industria china de la confección ha dejado de ser la panacea. Crece la demanda de trabajos artesanos y el mercado cada vez valora más los criterios de responsabilidad social y comercio. “Latin Curated es una demostración de cómo el gobierno está apoyando a este sector artesanal, ya que son firmes creyentes de que en este proceso postconflicto los artesanos juegan un papel importantísimo transmitiendo todo su conocimiento y tradición”, resuelve Furmanski.
Colombia ya es foco de atención internacional. El diseño de autor, con el acento que sea, es posible, y sin concesiones ni renuncias. Una apertura de puertas rotunda.
Alejandro Bernad – @alejandrobernad Imágenes: cortesía de las firmas