Hacía tiempo que una colección de Gucci no gustaba tanto, y creemos que las reminiscencias al espíritu del antiguo Gucci de Tom Ford han influido mucho, aunque también hay quien dice que recuerda un poco a Tisci. Una colección caracterizada por su carácter andrógino, sensual y oscuro, muy oscuro, donde los que más llamaron la atención fueron los largos vestidos semitransparentes, adornados con apliques florales que vestían unas modelos con rostro pálido, labios cereza y el pelo recogido con trenzas.


Las claves de la colección fueron las chaquetas de arnés, los pantalones ecuestres, las capas de piel, los abrigos oversize y los ya mencionados vestidos vaporosos, todo confeccionado con tejidos de tapicería, sedas estampadas, piel, tul arrugado, y el gran protagonista de lo que llevamos de temporada: el terciopelo. Ponían el broche a cada look los llamativos adornos de plumas, los volantes fruncidos que recordaban a una flor y las botas planas de montar.

Por Michael Oats