NY Fashion Week... ¡Ay New York, New York!
"Debutar en la NY Fashion Week de Nueva York no es tarea fácil. No, no soy modelo ni diseñador. Sohoy nos cuenta su primera experiencia en la gran pasarela.
Cuando uno pensaba que dominaba el lenguaje se da cuenta de que eso que había llamado "vestido" ya no vale. Es como si a un esquimal le dices que la nieve es blanca. ¿Blanca qué más? ¿Qué tipo de blanco? ¿Un blanco que avanza más nieves o un blanco de final de temporada?
La temporada es primavera-verano 2014 y Nueva York es esa ciudad donde el creador y las marcas conviven sin pudor. No hay tanta solemnidad desde el punto de vista creativo, se mira más a lo urbano, pero sin embargo, sí que la hay en los front rows, entre el avispero de bloggers y, sobre todo, en la cantidad de gente que vino a esta ciudad buscando un cazatalentos y que han decidido ponerse todo su armario a la vez para llamar la atención en las afueras del Lincoln Center, donde se desarrolla esta Semana de la Moda.
Nueva York, en general, tiene la sensación de que ya no es tendencia. De que lo underground ya no cabe -porque es todo demasiado caro- y de que lo vibrante, lo fresco ha sido devorado por lo elitista y lo burgués. Cosas que pasan. Las calles dejaron de ser peligrosas pero, como quien dice, quien no arriesga no gana. Y esta Semana de la Moda peca un poco de lo mismo: es impecable, es comercial, algo turística y tirando a conservadora. No ha habido sorpresas, aunque calidad no ha faltado. Pero ay la sorpresa... esa gran desconocida.
Aquí mis destacados. Empezaré barriendo para casa. Con el número 1, de largo, Josep Font en su tercera colección para Delpozo. Palabras mayores. Una colección con referentes culturales elevados (Corot y las vidrieras góticas) pero que fluye. Estimula el intelecto pero no excluye. Piezas de museo vagando por un jardín natural. Difícil de monetizar, como dirían por aquí, pero maravillosa para ver. Todo lo contrario Custo, que da una bocanada de aire fresco a su bucle de estampados al meterse en los telares de jacquard y alumbrar una etapa entre atávica y galáctica, aunque sea solo para desmarcarse de Desigual, que no hace honor a su nombre aunque, todo hay que decirlo, montó un desfile de lo más explosivo. Con tienda recién inaugurada en la Quinta Avenida, la marca catalana no escatimó en bombos y platillos.
De los grandes, Diane Von Furstenberg tiró hacia el exotismo selvático con la pantera negra Naomi Campbell dando sopas con ondas a toda una generación de modelos, de la misma manera que Carolina Herrera deslumbró con su colección basada en el arte cinético. Una hipnosis cool que dará que hablar en las alfombras rojas. Pero Anna Wintour, que bastante tiene con el disgusto que le ha dado Miley Cyrus a la que ha retirado de la portada del Vogue, aunque no se note porque lleva gafas de sol, está mirando en realidad para otro lado. Y mira que es lista. Fuera del programa oficial están sus niños rebeldes: Jason Wu, que fue maravilloso en su apuesta por la lentejuela (pailletes se empeñan en llamarlos por aquí), y Alexander Wang, la gran esperanza de la moda neoyorquina con una colección simplemente explosiva.
¿Se puede decir que he aprobado en esta primera convocatoria? Venga... ahora que soy casi un experto me voy a comprar alguna camiseta de diez dólares a alguna de estas marcas tan bonitas que he aprendido. ¡Hasta la próxima!
Simón Mazas