¿Quién necesita Photoshop cuando puede recurrir a un buen filtro de Instagram? Eso deben pensar las celebrities cuando comparten en sus cuentas de Instagram una de sus fotos en biquini con una playa idílica de fondo. Bañadores imposibles, poses de yoga al atardecer más imposibles aún, joyas combinadas con los biquinis -sí, ésas mismas que tú no te llevarías a la piscina ni muerta-, fotos casuales en un yate... Reconozcámoslo, el verano de las celebrities no es como el del común de los mortales. A ellas no las verás cambiándose el bañador mojado debajo de la toalla mientras hacen equilibrios, ni poner cara de tontas mientras entran en el agua helada, ni sacarse molestos granos de arena de todas partes, ni dejarse pegotes de bronceador en la cara. El mundo ideal de Instagram nos ahorra estos detalles y nos deja sólo un mar de cuerpos perfectos, con un bronceado envidiable y unos trajes de baño que desearías tener en tu armario. Estos son los momentos más idílicos (y surrealistas) de las celebrities en Instagram: Esta es Boyoncé, en un gesto natural, después de ponerse bronceador para ir a la piscina. ¿Acaso tú no posas así en casa? Si tú caminas por rocas resbaladizas, el resultado  es, como mínimo, peligroso (para tu integridad física y para la moral, porque una caída en biquini puede hacerle mucho daño a tu sentido del ridículo). Sin embargo Rihanna se mueve así de digna: Triquini y tobilleras de plumas... No apto para novatas. O más bien, no apto para nadie, salvo para Alessandra Ambrosio. ¿No tienes una piscina en la que hacer esto? Kendall Jenner, sí. Así medita Gisele Bündchen en biquini: Bar Refaeli afirma que esta foto no lleva filtros, y lo cierto es que no necesita ninguno para parecer una auténtica sirena. Taylor Swift navega en un cisne con su querido Calvin Harris, así de sencillo. Esta es Candice Swanepoel haciendo yoga. Niños, no lo intentéis en casa. La típica pose que pones al salir de la piscina, por Doutzen Kroes. La hora de echarse la siesta. Así lo hace Rosie Huntington-Whiteley.

 

Redacción Vanidad