Sophie Ellis-Bextor
Vestido de MIU MIU.
Si hubiese que establecer una regla infalible para vaticinar el éxito de una popstar en la industria musical, ¿qué factores deberíamos analizar? La calidad de la voz sería importante en la ponderación, aunque la experiencia nos diga que a veces importa poco. Personalidad, claro está. Imagen, desde luego. Ser compositora de sus propias canciones sería un plus. Encanto personal y diplomacia para no meterse en berenjenales. Estilo. Colaboradores con talento. Perseverancia. Un buen maquillaje. Buenas relaciones en la industria. Comenzar con buen pie. Ser apreciada por los gays... Si hace 10 años hubiésemos desvelado estas variables al oráculo del pop para que nos anunciara la artista más importante en la actualidad, seguramente habría escupido la foto de nuestra protagonista. Pero el futuro hipotético no tiene en cuenta el factor humano, siempre tan caprichoso. O quizás es que la capacidad para el baile sea más importante en la ecuación de lo que pensábamos. El caso es que Sophie Ellis-Bextor es, en 2011, una estrella del pop de clase media. Con más clase que ninguna, eso sí.
Su carrera comenzó como vocalista en el grupo indie The Audience, pero no se dio a conocer masivamente hasta su colaboración como vocalista en el megahit de Spiller, “Groovejet”. No hace falta que hagas memoria: no se ha dejado de pinchar en 11 años. Su primer álbum, “Read my lips” (2001), vendió más de dos millones de copias y produjo uno de los vídeos más memorables de la década pasada: aquel maratón de baile de “Murder on the dancefloor” en el que enseñaba escote para ganarse al jurado y dejaba caer una pastilla de mantequilla para derrotar a su irritantemente virtuosa oponente. Ganaba, claro. Fue su gran triunfo y el cénit de una carrera que continuó con tres discos más, mucho mejores de lo que sus ventas reflejaron, y que la han mantenido como celebrity en su país y como artista de culto gay en el resto. En lo personal, se casó con Richard Jones, bajista de The Feeling, y ha sido madre de dos hijos. Recientemente ha publicado “Make a scene”, un excelente álbum de dance-pop en el que colabora con la crema del pop británico: Cathy Dennis, Richard X, Metronomy, Freemasons, Calvin Harris…
Abrigo de PAUL SMITH vestido de DIOR y zapatos de MIU MIU.
Minutos antes de la sesión de fotos que estás viendo, transcurrió la siguiente conversación telefónica.
Hola Sophie. ¿Cuánto mides?
Un metro setenta y cinco.
Pensaba que eras más alta.
Soy alta pero no es para asustarse.
¿Quién es la persona más bajita que te has encontrado en la industria?
Nunca lo he conocido, pero creo que es Prince. La mayoría de los músicos que conozco son más pequeños que yo. Por lo que se ve, no hay mucha altura en este negocio.
¿Alguna vez tuviste que quitarte los tacones porque la escena era demasiado vergonzosa para la persona con la que estabas hablando?
No. ¡No soy ningún gigante!
¿Desearías haber nacido menos guapa?
Creo que tengo un físico bastante extraño. Pero soy muy lista y tengo una gran maquilladora.
Cuando piensas en “Groovejet”, ¿qué te viene a la cabeza?
Son recuerdos felices. No me puedo creer que hayan pasado ya once años. Todavía la canto en directo. Estoy muy orgullosa de esa canción.
¿Te arrepientes de no haber publicado un disco más comercial para continuar el éxito de “Read my lips”?
No. Era una parte muy importante de lo que estaba haciendo. No pienso en mi trabajo en el sentido comercial, creo que hay que ser honesto con la etapa de la vida que estás viviendo. Pero “Shoot from the hip” vendió cientos de miles de copias, no creo que sea tan horrible.
En un tiempo en que la cantautora pop femenina está en boga, sorprende que hayas decidido centrarte en tu papel como disco diva.
No creo que escribir mis canciones me haga mejor cantante. Hay muchas grandes intérpretes que no lo hacen. Me gusta componer canciones, pero no se me hincha el ego por esa razón.
Te encuentras en un limbo muy interesante, pero difícil de manejar comercialmente. Eres demasiado sofisticada para el público mainstream y demasiado pop para el público indie.
No lo veo así. Llevo muchos años trabajando y me mantengo ahí. Eso no es fácil. Si no estuviese funcionando diría que tienes razón. Creo que soy mejor que otros artistas ahí afuera, y eso me hace continuar.
¿No piensas que merecerías ser más popular?
No sería un pensamiento sano. Trabajo tanto como siempre, doy tantos conciertos como siempre. Acabo de estar en España. La semana que viene voy a Australia. Tengo mucha suerte por poder continuar.
Las ventas de tu último disco fueron modestas, y, sin embargo, varios de los mejores compositores y productores de la última década han querido colaborar contigo. ¿Cómo lo haces?
Hice una especie de lista de deseos y se cumplieron. Es cierto que me habrán escogido entre otras ofertas, pero al final la gente quiere trabajar y probar cosas nuevas.
Quizás les gustes especialmente.
¡Eso espero!
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SI QUIERES LEER EL RESTO DE LA ENTREVISTA, CORRE AL QUIOSCO Y HAZTE CON EL NÚMERO DE OCTUBRE DE VANIDAD.
Por Eloi Vázquez.
Fotografía de Simon Harris.
Realización de Alton Hetariki.
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-TAYLOR MOMSEN.