Washed Out
Cuando dentro de unas décadas busquemos en la enciclopedia de los géneros musicales olvidados la palabra chillwave, la foto que aparezca probablemente sea la de Ernest Green. Su proyecto Washed Out levantó un desmesurado interés y su álbum de debut, “Within and Without”, está llamado a aparecer en muchas listas con lo mejor del año. Más allá de la tendencia sonora y la producción sobresaturada, las canciones de Washed Out sobreviven por sí solas con holgura, como demostró su directo en Madrid dentro de la programación del Heineken Music Selector.
Tu sonido en directo no se parece en nada al de tu disco. ¿Por qué?
Tengo problemas a la hora de tocar mis canciones en directo, especialmente las más antiguas, porque casi todo ocurre en un ordenador. Hay un montón de samples y partes secuenciadas y es difícil subir con cinco personas a un escenario e intentar tocarlas. Conozco algunos grupos que se ponen límites en el estudio, desechando ciertas cosas porque no son trasladables al directo. Para mí no funciona así. Mi forma de componer es ir construyendo capa sobre capa, no lo sé hacer de otro modo. Prefiero conseguir la mejor versión de la canción y luego
pegarme con ella para pensar cómo tocarla. Es una especie de maldición endémica con la que tendré que lidiar siempre.
Pero funciona mucho mejor que tantos otros grupos actuales, que llevan las producciones sobresaturadas tan de moda al directo y acaba siendo un desastre.
Con el ordenador es fácil dejarse llevar y acabar utilizando efectos realmente extremos. Porque todo ocurre dentro de una caja, y es problemático adaptarse luego a un soundsystem clásico. Yo lo intento combatir con más músicos y probando
distintas instrumentaciones.
¿Te molesta que te describan como chillwave?
En absoluto. Empezó como una especie de chiste, una palabra divertida. Dos años después, no creo que pueda ser considerado un estilo de música. Es un término que engloba a gente muy distinta y no me gustaría estar limitado por él. Dudo que dentro de diez años se reconozca como género.
Quizás dentro de diez años la gente se siga preguntando qué es chillwave y se siga intentando definir, como algún despistado sigue intentando hacer con el indie.
Indie puede ser mil cosas, pero chillwave es algo más específico. Son grabaciones muy lo-fi con elementos de synth-pop, muchos arpegios de sintetizador… Especialmente el Roland JUNO-60. Es el sonido oficial del chillwave. Existe una especie de fórmula, ésa es la verdad.
La palabra glo-fi es más graciosa.
Existen muchos subgéneros con nombres simpáticos. Mi favorita de siempre es shoegaze, que describe a grupos obsesionados con los cincuenta pedales de efectos de su guitarra…
¿Que tu reseña aparezca como “Best New Music” en Pitchfork te hace vender más discos?
Ayuda, seguro. Lo bueno de Pitchfork es que si logras una crítica tibia no destruye tu carrera, pero si la crítica es buena te lanza a los iPods de muchísima gente. No me gustaría quedarme confinado en esta pequeña burbuja de “música de blogs”. No se trata de venderse comercialmente, sino de no dar tanta importancia a lo que un pequeño grupo de personas piensan sobre ti.
¿Gustarle a Jessica Alba sube tu popularidad?
Es probable, porque debe de tener como un millón de seguidores en Twitter. Pero hace un par de semanas vi una foto de Twin Shadow en la que salía acompañado de Jessica Alba. Él ha
conseguido llegar un poco más arriba, claramente. Intento cada vez más aislarme de todas esas opiniones que circulan sin parar. Ahora mismo paso bastante de Internet.
Tienes tu Twitter muy abandonado.
Twitter es mortal por muchas razones. Hay que ser muy ocurrente para estar actualizando constantemente. Me entretiene, pero utilizarlo demasiado arruina todo el misterio que pueda haber alrededor de un artista. Y no digo que yo pretenda hacerme el misterioso… La cultura alrededor de Facebook y Twitter es tan narcisista que me cabrea.
Por Eloi Vázquez
Fotografía de Arturo Cardoza
Para leer la entrevista completa, hazte con el número de Vanidad Diciembre-Enero (mientras puedas).