La escena musical nacional no para de recibir talentos hiperactivos que emergen (algunos casi de la nada) para cambiar el rol de una industria hasta ahora marcada por etiquetas, encasillamientos y barreras musicales.

Y es que aunque en su caso puede que lo lleve en la sangre, Claudia Vega (aka OROVEGA), nos deja claro que no necesita nada más que a sí misma (y a su manera visceral, mestiza y cultural de interpretar música) para ser escuchada.

"Reina Mora", su último tema, es una muestra más de ello...

¿Quién es Claudia Vega? ¿En qué se diferencia de tu faceta artística como OROVEGA?

Cuando empecé con todo el proyecto de OROVEGA me cambie el nombre para romper con lo que venía haciendo como Claudia Vega. Comencé a componer con mi guitarra a los 12 años e incluso grabé un disco que luego borre… Era un poco más cantautora y lo hacía todo como podía, de manera muy orgánica.

Luego me formé y mi proyecto cambió radicalmente. Todas esas herramientas que adquirí con formación evolucionaron en la música que hago ahora. Y es que el proyecto musical ahora es tan diferente a lo que hacía antes, que tenía sentido, también estéticamente, crearme un alter ego o una especie de persona artística que se diferenciara de mi persona real.

Esto también me ayuda a tomarme más licencias, ya que todo lo que hago como artista no lo veo de manera tan personal. OROVEGA puede hacer lo que quiera porque es mi proyecto, mi música y nada ni nadie lo va a limitar. En cambio en lo personal siempre tenemos más limitaciones…

Como sobrina de Antonio y Nacho Vega, ¿piensas que tu vocación se ha visto incentivada por el talento que ha habido siempre en tu familia?  

Es cierto que cuando tienes referentes cercanos, todo se hace más factible. Obviamente ha influenciado a que lo observara como una posibilidad real, verlo en casa siempre motiva. Pero en mi caso, mi camino musical y la música por la que he ahondado ha sido tan diferente… que creo que esa influencia no ha sido tan directa.

¿Cuál crees que ha sido el punto de inflexión de tu carrera?

El momento en el que empecé a formarme, sin duda. Yo siempre había sido autodidacta y siempre me había querido dedicar a la música, pero cuando empecé a formarme me di cuenta de qué camino quería seguir y de que este, era mucho más largo de lo que pensaba… 

Cuando componía con mi guitarra, lo primero que salía ya me bastaba. No era tan crítica. En cambio, cuando me formé, el proceso de creación se transformó y ya iba directa a lo que buscaba, no a lo que encontraba.

Acabas de presentar al mundo tu tercer single, “Reina Mora”. ¿Qué significado emocional tiene este tema para ti?

Es un tema que habla de amor, pero también de libertad. Mi familia es de origen sefardí-marroquí y, estando en Marruecos, me compré un poemario marroquí precioso escrito por una mujer. Me llamó la atención uno en concreto que narraba la historia de una chica que se convertía en río para escaparse de su casa y llegaba hasta Andalucía para reencontrarse con su amor. En el entorno en el que estaba no era entendida, se sentía anclada por cadenas de la sociedad, de su familia y el hecho de conseguir escaparse para reencontrarse con su amor, incluso con ella misma, me pareció precioso. De hecho, toda la narrativa del tema está basada en esta imagen.

El amor es el sentimiento más universal que existe pero, ¿cómo percibes tú el compromiso y las relaciones como buena millennial?

¡Qué buena pregunta! La verdad es que yo siempre he sido de relaciones muy largas... Me ha sido fácil mantener un compromiso grande pero ahora que se nos plantean tantas posibilidades y que tiene tan poca importancia dejarlo o cambiar de relación, es muy tentador probarlo todo. Se están quitando tantas barreras de lo que es una relación convencional que el poder experimentar y que cada uno elija la forma de amar que quiere me parece maravilloso.

En el tema vuelves a hacer una mezcla entre el francés y el español. ¿Cómo de importante es el mestizaje cultural en tu propuesta?

De alguna manera siempre dejo plasmada esa mezcla y muchas veces, incluso involuntariamente. He crecido entre dos culturas y eso me ha influenciado mucho. También la música con la que me suelo inspirar lleva impreso en sí este mestizaje. Para mí coger un poquito de cada cosa y fusionarlo es lo que hace la riqueza de esas músicas.

Si no me equivoco lo empezaste a componer en Ouarzazate (Marruecos), sola y con tu guitarra. Además en un principio se llamaba “Chez elle”. ¿En qué momento pasa a ser un dueto llamado “Reina Mora”?

Es muy curioso porque al principio era una canción dedicada a mi abuela totalmente diferente que cantaba sola en mis conciertos. Pero de repente, no me preguntes por qué, vi que tenía más potencial del que le estaba sacando, conocí a Fran (AL-BLANCO) y la reinterpretamos.

¿Cómo ha sido trabajar con el artista?

Él era profesor en la escuela de flamenco donde yo estudiaba y aunque también es jovencísmo, es ultra talentoso. Fui a verle al tablao y un día le invité a casa a componer. Esa misma tarde sacó su parte y luego entre los dos ya en el estudio, terminamos la parte final. Trabajamos y congeniamos tan bien artísticamente que mucha de la música que hago hoy en día la he compuesto con él o la hemos producido juntos.

¿Con quién más te gustaría colaborar a nivel nacional?

Es enorme pero me gusta mucho Dellafuente. Y también me gustaría colaborar con Morad, yo cantando en francés, ¿podría quedar muy guay, verdad?Luego hay muchas chicas que me gustan como Aleesha, Deva…

Tus canciones destacan por esa mezcla entre pop urbano, elementos de la música árabe y sobre todo, flamenco. Tu pasión por este género te llevó incluso a mudarte a Sevilla para estudiarlo. ¿Por qué esa admiración? ¿De dónde crees que te viene?

El primer contacto que tuve con el flamenco fue cuando estaba en un grupo muy pequeño de teatro e interpretamos ‘Bodas de Sangre’. Vino incluso un guitarrista a enseñarnos a tocar un par de cosas, pero fue un intento un poco fallido.

Luego me fui a vivir a Corea del Sur y allí, al estar tan lejos de casa, como que me volvieron a tirar un poquito mis raíces. Empecé a escuchar mucho flamenco, muchos cantaores y cantaoras, a leer poesía de García Lorca…

La cultura sefardí es muy próxima a la de Andalucía y en mi familia siempre ha habido este movimiento entre España y Marruecos, por eso creo que el flamenco es un punto con mucho peso en todo lo que hago artísticamente. 

¿Qué importancia tiene la imagen y la parte visual en tu proceso creativo?

Muchísima. Para mí es súper importante estar encima de todo. Cuando compongo ya imagino el proyecto de manera audiovisual, siempre lo he visto a la par.

Este último videoclip, por ejemplo, lo he dirigido yo con la ayuda de Paco Femenia, un director de fotografía con el que trabajé también en “Master&Margarita”. Además tengo una productora audiovisual con mi madre y ella ha sido la productora.

En una entrevista te definías con un término que me ha encantado: “vieja prematura”. ¿También has sido madura en otras facetas de tu vida o solo en la música?

Es muy difícil decirlo de uno mismo pero desde pequeña he escuchado mucha música antigua y me he rodeado de gente mucho más mayor que yo. Esto es lo que he mamado y es cierto que mis referencias siempre han sido más antiguas que las de la gente de mi misma edad.

También he vivido situaciones que me han hecho madurar bastante pronto y siempre he dedicado mi tiempo a la cultura y al arte. Al fin y al cabo eso te da una especie de madurez, por lo menos artística, que es importante mantener.

A pesar de ser tan joven has girado por toda España, Inglaterra, Corea del Sur, Francia… ¿Tus viajes siempre han tenido una relación directa con la música que haces? ¿Cómo llevas ahora el hecho de no poder moverte libremente a otros territorios debido a la “nueva normalidad”?

Viajar siempre me ha inspirado mucho para crear pero es cierto que desde hace un tiempo, cuando volví después de cinco años viviendo fuera, me mudé a Sevilla y luego a Madrid, que es donde estoy ahora, me he dado cuenta de que estar en España me ha ayudado a construir una base más sólida, tanto musicalmente como personalmente. Estaba acostumbrada a no tener casa, a vivir casi con la maleta a cuestas y es como que necesitaba tiempo para parar y crear rutinas que me ayudarán a mejorar en todos los sentidos.

Siempre has sido muy curiosa… ¿hay alguna faceta artística con la que te gustaría experimentar o que incluso hayas descubierto durante el confinamiento?

¡Totalmente! La producción es una cosa con la que empecé hace un año y en el confinamiento lo he desarrollado muchísimo. Ahora me autoproduzco y a mi chico también.

Pero si hay una expresión artística que me obsesiona ahora misma, esa es el baile. En septiembre empezaré una formación para poder integrar todo el movimiento a mi proyecto. Creo que cada vez lo requiere más y tengo muchas ganas de hacerlo.

Aunque ahora sea un poco complicado de predecir, ¿qué futuro le depara (o te gustaría que le deparara) a OROVEGA?

La verdad es que intento no pensar mucho en eso porque es como que luego te pesa. Yo soy muy ambiciosa y muy exigente conmigo misma, siempre quiero dar lo mejor de mí, así que por ahora te diría que quiero seguir con los pies en la Tierra, aprendiendo, trabajando y sobre todo, descubriendo(me).

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía y vídeo: Laura Castellano @laura_castellano__