Marina Molares: piedra, papel y tijera
Recuerda su nombre, porque Marina Molares es una polivalente artista que disfruta tanto del trabajo al aire libre como del encierro íntimo con la pantalla del ordenador.
En ella, diseñar e ilustrar es algo innato, igual que su sonrisa. Le conocí hace años, como se conoce a tanta gente -amiga de un amigo- pero nunca hablé con ella más del "hola ¿que tal?, bien ¿y tu?, bien". A pesar de eso, tenía la capacidad de relajarme, no sé si será porque siempre tiene marcado un gesto de felicidad en la cara o por los ojos achinados que parecen estar cerrados permanentemente, pero es un hecho, Marina es pura dulzura. No de esa que empalaga, si no de la que te cautiva y más si después de conocerla te das cuenta de lo que hace y porqué lo hace.
Su vida, es para mí una continuación de sucesos envidiables, es una trotamundos.
Nacida en Madrid, en el setentaipico - da igual, tiene cara de niña- de padre español y madre estadounidense, vivió su infancia en innumerables países y situaciones -gracias al trabajo de su familia- lo que hizo de ella una sustancia totalmente maleable.
Desde su infancia en Bélgica y más tarde en Pekin -donde asistía a un colegio chino en el cual era la única occidental- pasando por EE.UU o Reino Unido forma parte de lo que ella llama "Claustrofilia", una sensación -que enfrenta la pregnancia del pluralismo y el desarraigo o la falta de pertenencia- hecha proyecto.
Pasada la primera etapa de su vida y tras estudiar Bellas artes en la complutense, un master en Arte contemporáneo en Leeds y varios cursos de fotografía -una de sus grandes pasiones- Marina se lanzó al mundo exterior de manera independiente, se empapaba de él para volver después a su "claustro creativo", un mundo exclusivamente suyo. Claustrofilia -tendencia morbosa a permanecer en espacios cerrados- se materializó en la caja abrazadora, una obra que como ella misma comenta "hice con algodón y cosí a mano. Al cerrar los brazos de la caja, te sumerges en un gran abrazo"
Ese primer proyecto real da paso a Spaces in Between, resultado de una evolución natural y nacido de su corriente favorita, el Land Art - rama del arte contemporáneo donde los elementos surgen de la naturaleza y así mismo se trabaja sobre ella-.
Mientras todo esto ocurre, Marina no suelta la cámara, el sentimiento nómada que está arraigado a ella se ve en su trabajo fotográfico; Road Trip, 204, Hazy Mornings y Darklands "título robado de Jesus & Mary chains".
Por último, y quizás - o seguramente- mi parte favorita, son los estampados y el collage, otra cara de la artista.
"Los estampados surgieron un día que una amiga diseñadora de moda a la que le gustaban mucho mis ilustraciones me enseñó a hacer multiplicar infinitamente una imagen sin que se note el final y el principio de la repetición. A partir de ahí me volví loca y me puse a hacer estampados de todo lo que veía por la calle". Su última aportación como ilustradora ha sido un estampado donado a Intermón Oxfam en colaboración con Hoss Intropia para la colección Veraluna SS2012, un diseño que está teniendo muy buena acogida.
Los collage -que a mí personalmente, me pierden- pertenecen a una serie realizada para La Caja del Diablo, un proyecto entorno a la buena música perpetrado por Dani Scream y Jose Teenidol, donde Marina realiza la parte gráfica. Las composiciones las trabaja tanto analógica como digitalmente usando revistas antiguas y láminas (principalmente de los 60) mezcladas con aironfix u otros materiales. Un juego de niños bonitos, como ella.
Por Yelena Smith