Quizás la BZRP Session de 2022 puso a Villano Antillano en el mapa internacional, pero esta puertorriqueña de 27 años ya llevaba dando guerra y luchando contra viento y marea muchos años más –y lo sigue haciendo–.

Así, es muy difícil recordar de dónde vienes cuando la fama llama a tu puerta pero, Villana, a cada paso que da –y a cada pregunta que responde de esta entrevista–, recuerda a quienes le tendieron una mano cuando no era la artista internacional que es ahora. Si quieres saber cómo se forma una estrella del rap mundial, solo tienes que seguir leyendo…

VILLANO ANTILLANO: «Las mujeres meneamos la mesa para que todas podamos comer»

Villana, quizás te lo han preguntado muchas veces pero, ¿por qué Villano Antillano? ¿Elegiste primero tu nombre Villana y luego nació Villano Antillano o viceversa? ¿Tiene algún significado?

Mi nombre de pila es Villana Santiago Pacheco y mi nombre artístico es Villano Antillano. Cuando empecé a sacar música ya se me conocía en Puerto Rico de esa manera y… Es algo curioso porque mucha gente hizo el cambio en Puerto Rico sin yo decir nada, simplemente empezaron a decirme Villana y, para mí, fue como lo correcto.

Mucha gente me dice Villana Antillana y yo nunca he dicho eso, pero la gente lo dice y también pienso que es interesante cómo cada uno, juega con el idioma y, al final del día, saben de quién están hablando independientemente de cómo lo digan.

A día de hoy eres una artista internacional y trabajas de la música pero, ¿cómo fue tu infancia?

Tuve una infancia muy feliz. Crecí en Puerto Rico, en el campo de Bayamón. Hubo mucho verde, mucha libertad. Yo corría descalza por el campo, tuve muchos primos… Tengo cinco hermanas... Vengo de una familia grande, compuesta y no me imagino mi vida sin eso. Ellas fueron mi primera escuela, me prepararon mucho para mi caminar de vida. También me criaron mis abuelas porque mis papás trabajaban muchísimo, así que siempre tuve mujeres muy poderosas guiándome, forjándome, protegiéndome…

Para encontrar tu hueco en la música, ¿te mudaste a la capital?

Me mudé para la capital porque era lo más lejos que me podía ir y lo más lejos que podía lograr escapar. Desde muy jovencita tenía el sueño de irme bien lejos para la universidad, pero por más que me comí todos los libros del mundo, la realidad era que no se podía por motivos económicos y para mí eso fue bien frustrante.

Finalmente, cuando me mudé a la capital encontré a mi gente, mi espacio. No tenía nada que ver con la música sino con mi identidad y con mi seguridad. Y ya ahí estudié Ciencias Políticas.

Villano Antillano en Vanidad

¿Cómo te abres paso en el mundo de la música? Es decir, ¿cómo conseguiste sacar a la luz ese primer EP titulado «Tiranía» en 2019?

Sé quienes fueron mis aliados porque puedo ir hacia atrás y ver quiénes fueron los hombres que, sin saberlo, creyeron en mí. Te puedo únicamente dar dos nombres. Uno de los hombres que me ayudó a abrirme paso fue Michel de La Maldad, que es un colectivo en Puerto Rico que es como un medio de gestión social y le ha abierto puertas a muchos artistas queer. Michel fue esa persona que me dijo que le estaba gustando mucho lo que estaba escuchando de mí y me dio un espacio. Me dijo que tenía un estudio, que fuera para allá. Así, comenzamos a trabajar sin compromiso y empezamos a pulir cosas. 

Michel me vio florecer no sólo como artista sino también como mujer. Fue la primera persona que creyó en mí y… ¿Sabes qué? Vale la pena, o sea, que hay que hablarlo porque Michel no es un hombre cualquiera. Él es un hombre negro de Puerto Rico y él también es una minoría, también ha sufrido racismo y pienso que eso le dio una sensibilidad y empatía distinta. No fue que un hombre blanco, pendejo y rico, vino a decirme que creía en mí, fue un hombre negro, sin nada.

«Tiranía» fue un proyecto que yo financié sola, pagué por ir a un estudio. Lo grabé en uno que se llama «Little Big Audio» en Puerto Nuevo.

¿Cómo describirías a día de hoy la relación de la industria musical con la diversidad?

La industria ha cambiado, pero no en cuanto a las opresiones que se sufren, no en cuanto a dónde está el poder, no en cuanto a los intereses que mueven estos poderes…Que es el dinero. Pero sí ha cambiado mucho la representación y la reinserción de artistas como yo.

Pienso que hay un antes y un después. Hay muchos artistas que han salido ahora y van a salir más cada vez. Ese es el punto, el por qué nosotras estábamos y estamos haciendo todo esto. Y, aunque sí hayan cambiado cosas y el movimiento queer se está metiendo más en lo mainstream, sigue siendo muy cis homosexual. Es muy: «Queremos a la gays, pero a los demás no sé. Y queremos a los gays blancos, que sean asimilables» A mí no me da la gana asimilarme a la realidad que tenemos hoy en día.

Descubre a Villano Antillano

En una entrevista dijiste: «Ser neutral no es la posición de un artista real» Entonces, ¿consideras que cuando eres alguien público todo el mundo tiene la «obligación» de posicionarse y pronunciarse?

No pienso que todo el mundo tenga la obligación, pienso que yo puedo hablar de lo que me mueve a mí y yo no puedo quedarme callada porque vivo las repercusiones todos los días. Quizás, si mi caminar de vida fuera otro y las cosas no me afectaran como me afectan, sería distinto… Pero yo no puedo darme ese lujo.

Sufro las consecuencias de muchas cosas y, si no las sufro yo directamente, las sufren mis amigas y, por ende, me acaba tocando a mí. He visto tanta necesidad, he entendido tantas cosas y he estudiado tanto, que no puedo mirar a otro lado. Y la industria te obliga a callarte la boca, pero yo no me debo a nadie…

¿Crees en la cultura de la cancelación?

No, no pienso que sea algo real. Nunca he visto que la cultura de la cancelación le quite a un hombre un trabajo. A nosotras sí, porque hay esa doble vara.

La gente tiene también el derecho a aprender. Todo el mundo ha hecho comentarios insensibles, pero luego avanzas y aprendes y eso es lo más importante.

En muchas ocasiones has cogido insultos e ideas que en contra de las mujeres y del colectivo LGTBIQ+ y les has dado la vuelta, convirtiendo las críticas y las convenciones arcaicas –pero socialmente aceptadas– en armas para, precisamente, luchar en contra de estas. ¿Cómo lo haces? ¿Crees que esa es la clave para luchar contra el sistema?

Yo he hecho eso toda mi vida. He utilizado esas etiquetas que me han puesto y eso a la gente le molesta. Lo llevo hasta en el cuerpo (se señala la parte baja de la espalda). Llevo un tatuaje aquí que dice «puta» bien grande. El problema lo tienen ustedes, yo tengo claro que eso es una palabra.

En cuanto al álbum, sí te tengo que decir que fue una decisión intencional y a modo de crítica a la industria del consumo. Porque esto es lo que consumimos, esto es lo que los artistas masculinos y femeninos nos venden, y es que la mirada masculina también está metida en el mercado femenino. Tenemos machos hablándole a la experiencia femenina como si ellos lo fueran.

Villano Antillano en Vanidad

¿Cómo se mantiene la conciencia de clase y los pies en la tierra cuando a una le cambia tanto la vida a nivel personal, económico, social, etc? A propósito, ¿cuándo te diste cuenta de que ese cambio era real?

Me pasa algo bien particular y es que yo, quizás, por ser quien soy, no puedo escapar de ciertos prejuicios. A día de hoy vivo en un barrio distinto y tengo vecinos de otras clases sociales, pero mis vecinos no son querendones conmigo porque ellos nacieron en esa clase y yo no.

También vengo de una comunidad con mucha diversidad. Tengo muchas amigas que sufren día a día y yo no tengo esas aspiraciones que tienen algunos artistas cis de que es más para ellos, porque no hay ese esfuerzo de comunidad, pues ellos son parte de la sociedad y no conocen lo que es la lucha. Yo soy bien consciente de dónde estoy ahora, pero no he llegado hasta aquí sola. Si no hubiera tenido amigas que, en su momento, me dieron techo, comida, hormonas, dinero… no estaría viva.

Quizás uno de los mayores cambios en tu carrera profesional fue la sesión con Bizarrap. ¿Tuviste miedo de no volver a hacer un tema que se pegase tanto? 

No. Empecé a hacer música porque tenía algo que decir, porque sentía que era muy buena y me lo disfrutaba. Eso es lo importante para mí. Mi enfoque es como que yo nunca había tenido este poder adquisitivo ni estos recursos y, ahora, que puedo llamar a un estudio bien cabrón y tengo muchos productores… Bueno, aún así no tengo muchos productores porque hay gente que se niega a trabajar conmigo por asociación, porque asociarse conmigo conlleva ciertas cosas... Pero sí, por mi trabajo y por la excelencia que le hemos metido a todo, he podido trabajar con gente que me escucha.

Así, he encontrado la manera de estar tan en la mía… Sin dejar que las aspiraciones de otras personas se metan y me corrompan, porque muchas veces eso viene con codicia y envidia… Además, aunque tuviese un poco de presión tras la sesión de Bizarrap, me he juntado con dos mujeres que he admirado toda la vida, como son Sevdaliza y Tokischa, y, dos años después, me he metido en el Top 50 global.

Para mí eso fue una confirmación de que la industria ha cambiado y de que las mujeres estamos meneando la mesa de una manera para que todas podamos comer y eso es algo que los hombres no hacen.

Portada «Miss Misogyny» Villano Antillano

Acabas de sacar tu segundo disco y lo has titulado «Miss Misogyny». ¿Por qué? ¿Cuál la idea central detrás de este trabajo? ¿Qué pretende?

Es una crítica en general. Hay cosas que sí son muy de la cultura LGTBQ+ ya que, por ejemplo, en Puerto Rico el drag se divide en «pallets» y alternativas. Las primeras compiten en concursos de belleza y son rollo Miss Universo y nos fuimos más para esa línea. Entonces, hay muchas cosas relacionadas con esto que están en el disco pero la gente no las caza.

Por eso, lo importante es cómo suena. Yo cumplí, mi mensaje está ahí. De hecho, si te paras a buscar en las letras, el mensaje está, pero está camuflado y suena como lo que te gusta de otros artistas, pero no es lo mismo porque no hablamos de las mismas cosas.

Ahora que has sacado el disco vas a estar de gira por España y algunos lugares de Europa. ¿Cómo te enfrentas mentalmente a todo esto? ¿Y profesionalmente?

La primera vez que hice una gira estuve todo el año fuera de mi casa y ahí fue donde perdí relaciones, amistades… La vida me cambió enteramente porque no todo el mundo puede seguir ese paso y ahí me di cuenta de que para mí es muy deshumanizante hacer una gira a veces, porque la gente no te ve como una persona. Estás viajando a todos estos sitios y presentándote todas las noches ante miles de personas y regresas a un hotel sola, la mayor parte del tiempo a llorar, porque dejaste a tu novio, porque la vida no es igual, porque ya no estás allá…

Sin embargo, ese año aprendí que quería hacerlo de una manera distinta. No quería pasar un año de gira. Hay mejores maneras de hacerlo y, ahora, vine con otros aires, con otro plan y me siento más en mi zona para hacer mejor mi trabajo.

 

Alba Ramos: @alba_rr22

Imágenes: Cortesía de la artista