Navegando entre mares de contrastes y universos completamente paralelos, es donde Ferran Palau se siente como en casa. Y es que lo suyo es el easyloving, sí, crear canciones perfectas para viajar en coche, pasar largas tardes en la piscina, o declararse a alguien a lo millennial, pero también el misterio, el terror y, en el caso de su último álbum 'Parc' (Hidden Track Records), el slasher de los 80.

Por eso, algo tan relativo como el amor, no podía tener mejor definición que su nuevo trabajo, una obra de arte cíclica que nos deleita de principio a fin con un amor implacable, seducido por el minimalismo tan presente en la vida del artista.

Precisamente, para él sus letras son recipientes vacíos que, con el tiempo, la gente acaba llenando de vivencias propias y posibles significados. Y no todos los artistas son capaces de ceder ese privilegio a su público... Tal vez esta humildad, generosidad y su manera de empatizar (porque talento le sobra) sea lo que, después de tantos años en la industria, le están llevando a consolidarse como una de las figuras creativas más interesantes de nuestro país. Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena... ¡y la dicha siempre es buena!

2020 ha sido un año de mucha reflexión. Parar obligatoriamente nos ha permitido mirar hacia delante, pero también hacia atrás. ¿Qué relación guarda Ferran Palau con su pasado? 

Precisamente me sucedió eso y de allí salió 'Cel Clar', canción que publiqué durante la cuarentena dos semanas después de haberla grabado. Lo hice con una Tascam que usaba para grabar mis primeras canciones hace 15 años. Para mi fue volver al principio, cuando hacía canciones solo con una guitarra.

¿Qué balance haces tú de ese año? 

Para mí ha sido una montaña rusa emocional, pero ahora, cuando hago balance, me doy cuenta de que ha sido uno de los años más productivos de mi vida. En parte, gracias al empeño de la gente que tengo alrededor, que me han empujado a estar activo, incluso más de lo habitual. He hecho casi 100 conciertos, grabado un nuevo disco y lanzado un doble sencillo en 7”, sin contar las producciones y colabos, ¡una locura!

Fotografía: Marc Cuscó

 

Llevas muchos años en la industria y, aunque en Cataluña eres uno de los productores más reconocidos y con más trayectoria, ¿sientes que fuera del territorio catalán precisas de presentaciones? 

Absolutamente, y en Cataluña también (risas). Para mi disco anterior, 'Kevin', tenía un montón de fechas por la Península y me moría de ganas de empezar a trabajar todo el territorio, pero al final se canceló por la pandemia. Ahora, con el disco nuevo, mi equipo está trabajando para reubicar y poder empezar a meterle caña al asunto. Si 2021 no es tan malo como pinta, espero pasearme por todos los rincones de España.

¿Crees que el hecho de escribir en catalán supone un obstáculo para llegar a cierto público?

Solo para los que quieran plantear el idioma como un problema. Supongo que el consumo de música a través de streaming aún es demasiado reciente, pero creo que eso acabará facilitando el hecho de que escuchemos música en otros idiomas. Continuamente me escribe gente de Sudamérica y otros países, eso es que no estamos tan lejos los unos de los otros...

¿Te has planteado empezar a escribir en español?

Durante una gira estuve tocando una versión de Kinder Malo, era la primera vez que cantaba en castellano cómodamente o, más bien dicho, sin perder mi personalidad. He intentado componer algunas canciones en castellano, pero aún no he encontrado la manera. Del mismo modo que tardé unos años en incorporar mi gusto por el hip hop y el soul en mi manera de componer, pienso que necesito tiempo para dar con la fórmula perfecta e incorporar el castellano en mi imaginario, pero no lo descarto. ¡Ya que hablo dos idiomas por qué no usarlos!

Fotografía: Itsaso Arizkuren

 

En una entrevista reciente decías que has aprendido a hablar hacia fuera, a comunicarte mejor. ¿Hablas de comprensión en las letras o también en los sonidos?

Las dos cosas. Encontrar la manera de comunicarme bien con mi público sin perder nada de personalidad ha sido un proceso lento. Al final, eso ha acabado potenciando un universo propio. A veces pueden ser las palabras que usas, la estructura de una canción o, simplemente, los elementos estéticos que escojo. Creo que he logrado que mi carácter introspectivo en el escenario no incomode al público, cosa que antes sí me pasaba. En mis últimos tres discos, he dado mucha más importancia al aspecto visual, a mis videos, y eso refuerza la comunicación con mi público.

¿En qué otros aspectos sientes que has evolucionado desde tu primer álbum en solitario? 

Me ha costado unos años conseguir dedicarme exclusivamente a mi proyecto musical, sin tener que trabajar en otros lugares. Me he pasado la vida obsesionado con la música y nunca me he planteado un plan B. Ahora estoy en un momento de mucha plenitud en el que puedo invertir todo mi tiempo en mimar cada detalle de lo que hago, pero ha sido un camino largo, de muchos años de trabajo y constancia, y además soy consciente de que no tiene por qué durar siempre.

Ya que te defines como un minimalista radical, ¿podrías darnos un titular de tu momento vital ahora mismo?

#parclife 

'L’aigua del rierol' nació en 2012. Tardaste tres años en lanzar tu siguiente álbum, 'Santa Ferida' (2015), tres más en sacar 'Blanc' (2018) y, desde allí, produces casi consecutivamente. Primero 'Kevin' (2019) y ahora 'Parc' (2021). ¿A qué crees que se debe este nuevo ritmo de trabajo?

Precisamente, a tener más tiempo para dedicar. Para mí la música siempre ha sido un trabajo, además de una pasión, y ahora puedo dedicarle todo mi tiempo. Hoy sale mi disco, sí, pero yo ya estoy haciendo nuevas canciones...

Aunque en 'Parc' has dejado más de lado el sonido característico de tu guitarra acústica, la sigues utilizando para componer. ¿Qué relación guardas con ella?

Es como una relación de pareja. Es muy típico que yo deje la guitarra en la cama y al verla mi mujer me diga: ¡quita a esa puta de allí! (risas). Estoy todo el día enganchado a ella y es increíble que me siga dando canciones. A veces pienso que llegará el momento en el que no pueda exprimir nada más de ella.

No hace mucho, una de mis guitarras favoritas (y muy nueva), recibió un golpe y se despegó la madera. Estuve deprimido, incluso llamé a mi mujer en ese momento. Aunque sabía que tenía arreglo, no podía dejar de pensar en el momento del golpe y en que lo podría haber evitado. Sí, es de enfermo…

En tu imaginario siempre ha estado la muerte y tu interés por el más allá. Si no me equivoco, de pequeño incluso querías ser maquillador de cine gore… ¿Por qué esta afición por el misterio y el terror?

Es posible que sea porque he tenido una vida familiar muy estable y bonita. Nunca me han sucedido cosas feas, y supongo que la oscuridad y el misterio siempre me ha atraído porque era algo ajeno a mi vida. A los 10 años solo veía películas de terror, hacía mis propios videos con sangre falsa, asustaba a mi madre... Recuerdo un día en el que me corté con un cúter y me costó un buen rato convencerla de que era de verdad (risas).

Al final creo que es más una cuestión estética con la que me siento identificado. Me atrae lo que desconozco y el amor, para mí, también está en esa liga del misterio.

 
 
 
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Aun así, si la gente echa un vistazo a tu perfil de Instagram, verá todo lo contrario. ¿Es en esta paradoja donde Ferran Palau se siente como pez en el agua?  

Siempre busco el contraste en lo que hago. A veces tendemos a estereotipar y encasillar erróneamente, porque precisamente el contraste y la diversidad pueden potenciar lo que estás cocinando. Que te interese la muerte no significa que tengas que vestir de negro, o viceversa, el hecho de que yo sea colorido vistiendo, no me hace el alma de la fiesta. Fíjate que las películas de 'Pesadilla en Elm Street' son muy coloridas, pero a la vez terroríficas.

En 'Parc', este mix del que hablamos se refleja a la perfección. El easyloving y las canciones de amor están, pero con una estética inspirada por el cine slasher de los 80… ¿Te ha costado encontrar el equilibro entre ambos universos? Y lo más complejo, ¿crees que has conseguido que la gente lo entienda?

Me ha costado, sí. Algunos periodistas me preguntaban dónde estaba la influencia slasher, ya que solo veían canciones de amor, pero creo que, gracias a ciertos elementos, como los videos, las tipografías, los sintes y pequeños guiños y homenajes, se ha acabado viendo. Por ejemplo, 'Més Enllà' es una canción de amor, pero empieza con el susurro de Viernes 13.

Cuando yo escribo, nunca tengo ni idea de qué significan mis letras, para mí son recipientes vacíos que con el tiempo se acaban llenando de posibles significados. Precisamente eso me da la oportunidad de asociar lo que hago a lo que yo quiera, cosas que me gustan, como el cine slasher, o cosas que me importan, como la diversidad de género. Este paralelismo no está en las letras, sino en lo que yo proyecto en ellas. Así vosotros también podéis llenarlas de vuestras propias vivencias.

¿Por qué 'Reflexe' como introducción de tu quinto álbum?

Para mí este disco no tiene ni principio ni final. La idea que tenía en la cabeza era conseguir un orden cíclico, para poder escucharlo en bucle. Son canciones que orbitan. Estuve pensando más en cómo quedaba la última canción con la primera, que en cómo quedaba la primera. Supongo que ya no tengo la necesidad de impactar de la misma forma que antes con la primera canción.

Lo lanzas con Hidden Track Records, sello para el que también trabajas produciendo para otros artistas. ¿Cómo lo haces para darle a cada uno lo que necesita sin que tu filtro propio te influya?  

Precisamente estoy aprendiendo a hacerlo, soy novato. Mi mujer (jefa del sello) hace un gran trabajo de coaching conmigo para que entienda y recuerde que mi trabajo está al servicio del artista, y no al revés (risas). La verdad es que lo estoy disfrutando mucho, de momento he producido a Carlota Flâneur y Iris Deco ¡y ha sido una auténtica pasada porque tienen un talento enorme! Para que me entiendas, producir canciones suyas debe ser algo parecido a conducir un coche de alta gama...

En una entrevista comparabas a Hidden Track con lo que en su día fue Motown. ¿Qué diferencia a estas discográficas de las majors?

Claramente el cariño y pasión que se pone en cada proyecto. Cómo se valora la oportunidad de poder involucrarnos creativamente, y no solo a nivel de gestión. Es un sello 360º donde participamos absolutamente en todo el proceso. ¡Y la gran diferencia es que lo hacemos sin dinero (risas)!, con lo que la pasión va más allá. Los artistas del sello no son números, son nuestra responsabilidad y amigos. 

Fotografía: Marc Cuscó

 

En una de las canciones de tu recién estrenado álbum dices que todavía puedes ir más lejos. ¿Dónde quiere llegar Ferran Palau?

Pienso más en mantenerme que en llegar. Como te decía antes, estoy en un momento muy dulce, me da lo justo y soy feliz, no cambiaría nada. Siempre hay ese vértigo de que se acabe, soy realista, pero cuando llegue ese momento espero ser un viejo gruñón que produce a nuevos talentos.

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: YouTube, Marc Cuscó, Itsaso Arizkuren