Es difícil imaginar que Chelsea Leyland nunca se propuso convertirse en Dj. Pero no, todo sucedió de manera casual, como si el universo se hubiese empeñado a llevarla por otro camino diferente al que ella había planeado para su vida. Una fiesta en Montuak, una playlist en su Ipod -“no recuerdo con precisión que temas  incluía”- y un grupo de invitados eufóricos fueron el comienzo de todo lo que estaba por venir. chelsea

Chaqueta EMANUEL UNGARO Top NORMA KAMALI Short AMERICAN APPAREL Zapatos CASADEI X PRABAL GURUNG 

Tres veranos después de esa fiesta, Leyland es una de las Djs -convertida en it girl, y en este caso el orden de los factores sí afecta el producto- más celebradas en el circuito fashion internacional, con clientes que van desde Valentino y Diane Von Furstenberg hasta Burberry y Prabal Gurung. Existen dos partes en esta historia. La primera es sobre la chica que estudió en el prestigioso internado Bedales en Hampshire, Inglaterra. “Soñaba con ser actriz y acudir al Instituto Lee Strasberg. Lo mio siempre ha sido la actuación. Por eso decidí mudarme a Nueva York”, comenta con un tono dulce, medido y elegante. Muy propio y correcto, a la mejor usanza inglesa.
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Haber continuado con una producción en Broadway hubiese sido para ella la forma más lógica de respetar la tradición teatral británica, pero todo es distinto en la gran manzana. La segunda parte de esta historia tiene que ver con la música, las fiestas y estímulo sentimental. “Mi novio insistió  en que tomara clases de mezcla y aprendiera a usar un sintetizador, tanto que me regaló lecciones privadas”, comenta. Su amiga Jenne (Lombardo) también presionó para que esto se desarrollara de la manera que al final se desarrolló. Así, los beats acelerados y la sensualidad de la noche desplazaron los guiones y las exploraciones de “El Método”. ¿Su primera fiesta oficial (de trabajo)? “La recuerdo vívidamente. Fue en la boutique de Valentino durante la Fashion’s Night Out de 2010”. Un debut estelar que marcó el inicio de una lista de colaboraciones VIP. La chica que alguna vez pudo haber interpretado algún personaje de Jane Austen, encontró en la vida nocturna su nueva plataforma de expresión. De una noche para otra,  y de la misma forma que erupciona un volcán, todas aquellas canciones que había escuchado en su vida ganaban un nuevo significado. The Mistifs habitaba el mismo territorio que All Saints, y Otis Rush ahora era vecino de las Spice Girs y Daft Punk. La sensibilidad adquirida en sus días en Bedales (donde curiosamente también estudiaron Alice Dellal , Cara Delevigne y Lily Allen), afloró para, al igual que una actriz, entretener a la audiencia ávida de sonidos estimulantes y divertidos. La chica de rostro tierno y mirada honesta, que mezcla en su guardarropa “vestidos de encaje con cazadoras de cuero” no sigue ninguna fórmula. Y aunque se viste de Chanel, Dolce & Gabbana y Jimmy Choo, su estilo resulta mucho más sincero y creíble que el de otras criaturas de la nocturnidad. Quizá esto tenga que ver porque interpreta el rol principal en este mundo, el de Chelsea Leyland, “la Dj”. Por David Gómez-Villamediana Fotografía Riccardo Vimercati Estilismo David Gómez-Villamediana Maquillaje Tracey Alfajora @ART DEPARMENT Asistentes de estilismo Claudia Rondón y Mannolly Castillo Agradecimientos VERYDOWNTOWN NY