Todos tenemos un pasado... Pete Doherty
Todos tenemos un pasado... Pete Doherty. Ya hemos visto por qué muchas veces los famosos prefieren ocultar su adolescencia
Estamos acostumbrados a asociar el nombre de Pete Doherty a constantes escándalos con la justicia, las drogas y el alcohol. Y es que, a pesar de ser uno de los mejores músicos y compositores de este siglo, siempre le ha acompañado la sombra de sus adicciones, al menos desde que The Libertines, su primer grupo, alcanzara la fama allá por el año 2002. A pesar de este remolino en el que parece haber caído y por el que aún anda dentro sin remedio, la niñez y adolescencia de Pete no tienen nada que ver lo que podamos imaginar, nunca fue un niño rebelde sin ganas de estudiar, sino más bien todo lo contrario.
Su padre era oficial de la armada británica y sus constantes viajes hicieron que Doherty creciera en distintos cuarteles del Ejército junto con sus dos hermanas. A pesar de las dificultades, el pequeño niño prodigio obtuvo unos resultados académicos excelentes en su paso por la escuela, de hecho, en el último año consiguió la nota más alta en todas sus asignaturas y recibió un premio literario que le llevó a Rusia por su gran sensibilidad escribiendo poesías. El joven músico tenía por entonces 16 años y le esperaba un futuro más que prometedor en el campo de la literatura, así que decidió trasladarse a Londres, arropado por su abuela. Quién iba le iba a decir por aquel entonces que el exceso de imaginación le iba a llevar por otros caminos no tan saludables.
Ahora bien, una vez asentado en Londres comenzó sus estudios en la universidad de literatura, mientras trabajaba en un cementerio grabando lápidas, un trabajo un tanto oscuro y peculiar, en el que según dicen pasaba mucho tiempo solo leyendo y escribiendo junto a las tumbas. Quizá fue aquí donde Pete empezó a poner música a sus poesías y ver un futuro muy distinto al que había planeado, ya que muy pronto abandonaría las clases y a su abuela para buscarse una compañía muy distinta: Carl Barât, con el que como ya sabemos comenzó una relación que le daría tantas alegrías como penas.
Puede que en un principio Pete Doherty encontrara en la poesía el mejor lugar para ahuyentar la soledad pero, cuando esto ya no era suficiente, las drogas pasaron a ocupar su lugar como vía de escape. Sin embargo, a pesar de todo y de todos, aún podemos decir que Pete Doherty sigue teniendo mucho de poeta, y es que su música nos hace ver al niño tierno que fue, olvidando la tormenta.
Berta Gómez Santo Tomás