Para ella, ser ‘hija de’ nunca ha supuesto un trampolín para conseguir sus objetivos. Es por eso que cuando tomó la decisión de ser artista, lo hizo con su nombre de pila: Lucía Fernanda. Ni rastro del apellido Carmona. Aunque ese arte y esa manera de sentir y expresar la música tenían que venir de algún sitio…

¿Tienes algún momento de tu infancia que recuerdes y te haya marcado especialmente y musicalmente hablando?

Momentos clave tengo muchos... Recuerdo fiestas en casa, Navidades, cante, baile y el entrar y salir de muchos artistas conocidos y no conocidos como Antonio Vega o gente de mi familia, de Granada. He tenido la suerte de crecer con mucha música a mi alrededor y eso, quieras o no, te marca en tu manera de expresarte.

¿Qué crees que os une a todos los que lleváis el apellido Carmona?

Desde luego, la música y el arte (risas).

Siempre has intentado que tu apellido no te condicionara como artista. ¿En qué momento decides llamarte Lucía Fernanda y no quedarte con Carmona?

No quería salir con un nombre y que la gente, de alguna manera, me metiera en un saco determinado por ser la hija de Antonio Carmona. Me apetecía probar la reacción real de la gente, sin tener que estar condicionados por un apellido. Además, tampoco empecé en la música arraigada a lo que es mi apellido, así que es por el camino que he ido y quiero seguir yendo siempre.

A pesar de eso, ¿has notado alguna vez que la gente te juzga por tus raíces?

Claro que sí. Inevitablemente la gente siempre te compara y muchas veces siento que hacen eso con mi familia y conmigo... Supongo que comparar es lo más fácil, es a lo que te lleva directamente tu cabeza, pero lo llevo bien. Estoy contenta y orgullosa de dónde vengo.

¿Qué te aportó como artista el hecho de irte a Cambridge?

Me abrió la vida, completamente. La experiencia me dio una percepción mucho más profesional y de compromiso total con la música. Empecé a tocar el bajo, la guitarra, a ver cómo iban ciertos programas de producción musical… y ese contacto diario con la música, me dio la base de estudio y la disciplina que necesitaba para empezar a componer y decidir que realmente era a lo que me quería dedicar.

Antes de eso, y como cualquier persona joven que empieza a buscarse la vida, yo trabajaba en rodajes de producción. A partir de Cambridge me di cuenta de que si me quería dedicar en serio a la música, me tenía que decantar. Aunque muchos no lo crean, en la música tienes que invertir las mismas horas que en cualquier otro trabajo…

Casi todos los referentes que nos comentas en el vídeo (Rosario, Bebe, Mala Rodríguez…) son mujeres llenas de talento y valentía. ¿Con qué te identificas más de ellas?

Me identifico muchísimo con esa manera de empoderarse, de llevar la música siendo mujer y artista, sin renunciar a nada. También con su forma de componer y sobre todo, de sacar la garra.

Si miras hacia atrás y haces un poco de introspección, ¿ves diferencias en ti desde que te lanzaste a la piscina y tomaste la decisión de dedicarte a la música hasta ‘Canastera’, por ejemplo?

Ahora tengo más riqueza y más apertura musical. El hecho de haber conocido al productor con el que trabajo, Toni, me ha ayudado muchísimo. Él hacía música urbana y yo, de alguna manera, desde siempre había tenido esa chispa escondida. El conocerle a él me hizo convencer para probar y meter sonidos más urbanos en mis canciones.

¿Qué lugar ocupa la imagen en tu proceso creativo?

Desde que grabé mi primer single y mi primer videoclip, ‘La Manta’, siempre me ha gustado jugar con la imagen. Para mí es muy importante arriesgar en cuanto a vestimenta, mezclar varios estilos, culturas, etnias… Además soy muy espiritual, y todo lo visual me permite representar ese sentimiento.

He leído por ahí que tienes canciones compuestas a guitarra y voz para hacer casi dos discos. ¿Todas las escribiste durante tu estada en Cambridge?

Mucho antes. Antes de irme ya componía y tenía un par de canciones que, de hecho, sigo teniendo allí… Pero desde hace dos años compongo y no paro de componer. Tengo mil ideas metidas en carpetas y lo que estoy haciendo ahora es darle forma y sentido para poder lanzar este primer disco. Luego ya se verá qué pasa con el resto (risas). 

¿Cómo es el proceso de escoger qué temas van en el disco y cuáles se quedan fuera?

Yo me baso mucho en lo que estoy diciendo y el mensaje que quiero transmitir, más que en el estilo musical en sí.

Siempre digo que en Lucía Fernanda hay cara A y cara B. Por un lado, tengo esa faceta más Canastera, de flamenco mezclado con urbano… pero a la vez soy cantautora y me gusta hacer canciones compuestas únicamente con guitarra, algo que podréis escuchar mucho más en este disco.

A parte de cantautora, ¿qué otras facetas de ti te gustaría explorar y mostrarnos?

Siempre he tenido muchas ganas de probar con el piano y sé que cuando me pongo, lo puedo hacer. En cuanto a producción musical, aprendo muchísimo cada día en el estudio y también me gustaría ir metiéndome en eso, incluso producirme a mí misma más adelante, ¡quién sabe!

En una entrevista decías que Instagram es la red social a la que más enganchada estás, pero a la vez, la que más pereza te da. ¿Por qué?

He empezado a ver una realidad que no es tan real ni tangible como creía, y eso me cansa. Muchas veces incluso hago detox digital y eso me da otra visión de la vida, que es la que me gusta. Aunque sea millennial, nunca he sido mucho de redes sociales, siempre me he preocupado más de vivir el momento con las personas que me rodean y no de estar compartiendo lo que hago todo el rato. 

Por supuesto, como artista, es una herramienta de trabajo muy importante. Podríamos decir que estoy conociéndome también por allí, dándole forma a mis redes.

 
 
 
Ver esta publicación en Instagram
 
 
 

Una publicación compartida de Lucía Fernanda (@imluciafernanda) el

Precisamente en Instagram te has solidarizado a favor del rescate cultural que pide el movimiento Alerta Roja. ¿Cuál es tu opinión como representante del sector?

El momento tan difícil que estamos atravesando da miedo, pero tenemos que verlo como una oportunidad para ser valientes, buscar alternativas, y reinventarnos.

No podemos olvidarnos de la cultura, dejarla en segundo plano y tenerla como último recurso. Somos muchos los que nos dedicamos a ella, ya no solo los artistas que, al fin y al cabo, somos la parte visible, sino técnicos, productores, y toda la gente que está por detrás… ¡Por Dios vamos a seguir apoyando y fomentando la cultura!

Imagino que mostrarte públicamente a favor de este movimiento te es “fácil” porque te toca directamente pero, ¿te has sentido presionada alguna vez por pronunciarte acerca de algo?

Hay temas que me parecen muy delicados como para hablar de ellos desde un canal como las redes sociales. A mí me gusta más llevarlo a mi realidad, a mis acciones, a cómo trato a las personas… más que ir predicando o compartiendo por redes. 

El #BlackLivesMatter, por ejemplo, ha sido algo que tarde o temprano tenía que estallar. Llevamos conviviendo con el racismo años y años, distanciándonos como personas y como seres humanos. En España, mismamente, ocurre lo mismo con los gitanos. Hoy en día sigue habiendo desempleo y menos oportunidades laborales para nosotros. Todos somos iguales y eso es una pena. Vivimos en un siglo muy avanzado para algunas cosas, así que vamos a progresar también en esta dirección.

Y para acabar, supongo que tienes muchas ganas de lanzar (por fin) tu primer disco, ¿cómo esperas que se reciba?

¡Sí! Estoy súper nerviosa y espero que la gente lo reciba con mucho amor y cariño. Darme la oportunidad de hacer este trabajo con el que llevo tantos años soñando, es un regalo. ¡Que lo disfrutéis, esto es para vosotros!

 

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: Laura Castellano @laura_castellano__

Vídeo: Pablo Álvarez @pablofarasha