Leïti acepta su naturaleza de cara dura, pero de una manera tan sensible como el título de su nueva tema: uwu (ese emoji japonés que representa lo que sientes cuanto algo te da demasiada ternura...) En Vanidad charlamos con él sobre el fenómeno Élite, el dinero, los excesos del trap, la intuición, los prejuicios y todo lo que tiene entre manos, que no es poco.

¿Cómo estás llevando la cuarentena?

La llevo bastante bien, la verdad. Mi estilo de vida no ha cambiado mucho. Sigo viviendo con los mismos y, aunque no puedo ir fuera ni hacer reuniones, puedo seguir haciendo música, pensar en proyectos, jugar a la Play... mil cosas. La verdad es que está siendo hasta divertido, pero en algunos momentos si te atrapa sí que agobia.

Justo cuando se decretó el Estado de Alarma, se estrenaba la tercera entrega de Élite, serie donde te estrenas como Malick. ¿Cómo estás afrontando el recibimiento de tu personaje? 

Había reflexionado bastante sobre el tema así que cuando salió todo, estaba bastante mentalizado de cuáles podían ser las reacciones. Tenía muy claro por qué estaba ahí, lo que me iba a afectar y lo que no... y dentro de lo que cabe creo que lo llevo bastante bien. También el hecho de vivir con mis amigos y ver solo a la gente que te conoce desde hace mucho tiempo, te hace tener otra percepción. En redes sociales sí que he notado bastante más cambio y es un poco loco, pero también mola y forma parte de ello ¡así que a tope!

A diferencia de los que llevan en la serie desde la primera temporada, cuando decidiste presentarte al casting de Élite ya sabías dónde te metías... ¿En qué momento decides participar en un bombazo como este?

La verdad es que no me presenté a ningún casting. Ellos me enviaron un email diciendo que me querían conocer y les envié un vídeo, así empezó la relación. Y cuando ya descubrí que era Élite pensé: “wow, en serio?”... pero tampoco las tenía mucho conmigo. No tenía claro si lo quería hacer o no, tampoco sabía si me iban a coger... ¡pero en menos de una semana me llamaron y me dijeron que me querían! Entonces fui allí, los conocí más, fui viendo que el proyecto me encajaba y me di cuenta que el papel que tenía me ayudaría a aprender cosas nuevas. Vi que la oportunidad molaba, que tenía hueco ahí y cuando todo sale tan orgánico, tienes que hacerlo. Al final forma parte de tu vida y tienes que aceptarlo.

El hecho de que sea una de las series más vistas del momento podía convertirse en una oportunidad para ti y para tu música, pero también en una amenaza. ¿Cuál era tu propósito? ¿Eras consciente de esta parte de riesgo que existía?

De hecho, lo que me tiraba para atrás era eso, que sabía que era una amenaza para mi música y todo lo que represento. Pero al conocer al personaje, al equipo y ver el proyecto desde dentro, me di cuenta de que no. Yo también soy muy crítico, sé qué me va bien y qué no y me da un poco igual lo que diga la gente. Por eso me metí de cabeza. Al final he trabajado con gente muy profesional y he aprendido muchísimo y todo eso me lo llevo a mi campo, a la música, que es lo que me interesa. A parte del dinero, el conocer, el hacer arte y toda la movida, claro...

¿Qué opinas de todo el morbo que hay creado alrededor de la serie?

Pienso que el morbo que existe alrededor de esta serie es el morbo real. Piensa que Élite está muy criticada por cosas que muchos hacemos todos los días. Eso es lo que me mola también, que está todo muy apretado, todo muy pa'rriba. Pero bueno, es una serie, al final es ficción y se focaliza en puntos que funcionan: el sexo, gente guapa... pero también es necesario y por eso existe. Desde mi punto de visto no me toca juzgarlo de esa manera.

Algunos de tus compañeros subrayan que Élite es una gran familia. ¿Cómo has vivido tu la experiencia? ¿La repetirías?

Ha sido una familia sí. Mientras estuve allí me cuidaron muchísimo, me trataron súper bien y me sentí muy cómodo en los rodajes por parte de todo el equipo. Ellos viven en Madrid y yo en Barcelona y supongo que si viviera en la capital los vería más... pero sí, los considero una familia ¡Son unos grandes!

En tu caso, no tienes ninguna formación en interpretación ni tampoco especial interés por ella. ¿Estamos hablando de un ‘don’? ¿Cómo te has preparado para ponerte en la piel de Malick?

Yo he bailado desde pequeño y entonces, creo que todo está un poco relacionado con el arte escénico y el estar delante de las cámaras, el público... Todo eso lo tenía un poco controlado así que... sí, supongo que es un don que de una manera u otra he matizado, lo he musculado y le he puesto mi gracia, mi carisma, eso es lo que tengo.

No creo que sea un gran actor, ni que pueda hacerte una gran construcción de un personaje, pero hay cosas en mí, de mí como Leïti, que son muy naturales y en cámara quedan bien. Creo que eso es lo que funciona (en algunos personajes, claro). En esos papeles son en los que me veo y los que me funcionan, porque sigo aprendiendo. En el momento que deje de aprender y vea que eso me aburre y no encaja conmigo, no lo voy a hacer.

La música cumple un rol muy significativo en muchos momentos de nuestra vida, ¿qué importancia tiene en la tuya?

La verdad que es una gran pregunta... Yo te digo que si no hago música cada día, me siento mal. Creo que eso forma parte de vivir en el capitalismo y toda la movida de que tenemos que ser productivos todo el día... pero hay algo relacionado con la música que, si no estoy cerca de ella cada día, si no bailo un poquito, si no me inspiro o intento crear algo, no me voy a dormir tranquilo. A parte de que me voy a dormir con música y me levanto con música, con auriculares siempre, a muerte... Para mí es un poco todo, es lo que acompaña, es como un aditivo más para verlo todo de otro color.

¿Ha cambiado mucho el Leïti-artista desde Samxen hasta Tatimu?

Yo creo que sí. Al final el Leïti de ahora y el Leïti de Tatimu es una evolución... ¡y va para arriba! Supongo que voy aprendiendo más cosas de mí, las llego a controlar y las puedo expresar y esto al final es crecer. Cuando cantas con alguien, como yo en Samxen, siempre te limitas mucho a lo que os une y cuando cantas solo, tienes todo tu mar de sentimientos, de pensamientos y de cosas que quieres expresar y nadie va a tener que saltar encima.... ¿sabes? Es mucho más íntimo y te permite crecer mucho más rápido. Esto es lo que creo que ha pasado con Leïti.

Como artista, ¿sueles atravesar épocas de conflicto contigo mismo y con lo que haces?

Sí, la verdad es que sí... Cada vez que me perdono, descubro cosas de mí, me acepto y lo paso a algo musical o conceptual, entonces es cuando crezco. Creo que al final mi música crece en el momento que yo crezco y es así. Si no lo hago, tanto yo como mi música, nos estancamos... pero esa es la gracia de un buen arte, un arte que esté vivo y que vaya en sintonía con lo que tú estás viviendo.

¿Cuál dirías que ha sido el punto de inflexión en tu camino hacia el éxito?

No creo que haya habido un punto de inflexión. Al final, Élite es la gota que colma el vaso ahora, pero véte a saber en el futuro. Al final es un poco todo, todo lo que he ido haciendo durante mi vida es lo que me da la solidez suficiente como para seguir trabajando y que todo tenga más sentido. Para acabar teniendo un producto como el que creo que tengo, que avanza por sí solo y no depende de tendencias, sino de lo que yo sepa expresar y de lo bien o mal que lo haga.

Si según tú el dinero es libertad, ¿la libertad para ti es dinero?

Pienso que el dinero te da la libertad y te la puede dar en ciertos momentos, pero no es la libertad en sí, claro que no. Para ser libre tienes que tener muchas otras cosas: amor, conocimiento, consciencia y mil historias. Pero en un mundo material como el que vivimos y en una sociedad donde hay unas leyes y un orden, estas solo se rompen con el dinero y creo que está demostrado. 

¿Qué papel juega la intuición en tus proyectos?

Para mí la intuición es todo, yo trabajo con pura intuición. Piensa que al final no sé ni una nota. No sé cómo suena un Do, un Re... por lo tanto es todo intuición y lo que le voy pidiendo a la gente con la que trabajo. Yo sé que me rodeo de buena gente y de gente que conoce lo que hace, y eso creo que también es parte de nuestra virtud, que cada uno añade un poco su esencia. Al final, cuando suena algo, yo sé lo que me funciona y si está bien o no, y eso es por la intuición. Me fío de ella todo el rato.

¿Piensas que es importante tener el apoyo de una major para crecer como artista actualmente?

Pienso que el apoyo de la major depende del tipo de artista que quieras ser. Estar con una grande siempre te ayuda pero a la vez, depende, porque también te la pueden hacer... es un poco el cómo. Hay oportunidades para todo el mundo. En mi caso y teniendo en cuenta el tipo de artista que quiero ser yo, hasta que no tenga unos números muy grandes no quiero irme a una major, porque sino dependerá de su línea...

Muchos pensamos que los artistas de hoy en día os habéis configurado como herramientas de poder ante un sistema musical que estaba en crisis. ¿Opinas lo mismo?

Si, 100%. Pienso que los artistas al final (y gracias a Internet) lo que hemos hecho es ocupar un sitio en el que la industria se desarrolla a través de ellos. Y las grandes empresas que lo siguen controlando, como Spotify, son las que han sabido realmente poner las cadenas y quedarse con el dinero. Pero aun así, sí, es cierto.

En España, el consumo semanal de música se sitúa por encima de la media del resto del mundo. Además, según Spotify, desde 2017 el consumo de música urbana en español ha crecido un 80% en el extranjero. Como uno de sus representantes, ¿por qué crees que la música en español está atravesando este momento de expansión musical y quiebra de fronteras?

Primero de todo porque el español es una de las lenguas más habladas del mundo (pienso) y segundo, porque tiene ese algo, esa manera de vivir la vida que toca a todo el mundo... ¡Todo el que viene a España quiere quedarse por lo bien que nos lo pasamos! Y eso también se nota en nuestras letras y sobre todo en la variedad de artistas que tenemos: desde Cecilio G hasta Rosalía... Ambos son importantes en el país y eso es lo que mola.

Sabemos que mucho pero, ¿cómo de importante es la imagen en tu propuesta musical? 

Ahora mismo es casi casi tan importante como la música. Como decía Arthur Rimbaud, "el gran poeta era el que dominaba todas las palabras y el que había experimentado todas las situaciones para poder transformar todas esas situaciones en palabras y que la gente las pudiera entender". Pues pienso que, con Internet, con las pantallas, con el mundo en el que vivimos ahora, el artista se ha vuelto un poco como el del Renacimiento, donde dominas absolutamente todo. Ya no escuchas una sola canción, sino que la miras con un vídeo y en ese vídeo salen símbolos, colores, sonidos nuevos...

Al final, toda la pieza se convierte en una obra que no solo depende de la música y es que todos los factores importan. Por eso creo que el nuevo arte y el nuevo artista es el que sabe reflejar en toda su obra la manera en la que viste, cómo es su casa, cómo son sus vídeos, como es él. Por ejemplo, Kanye West, que no es que sea mil mil mil fan de él, pero entiendo que todo lo que hace es una extensión de él y eso tiene que ser igual de bonito y de guay que la música, porque no deja de venir de lo mismo. Al final podría hacer hasta platos, y serían sus platos.

¿Qué es lo que la mayoría de gente suele pensar de ti y no es cierto?

La gente suele pensar que tengo un estilo de vida muy muy loco y mucha gente me dice que lo tengo, pero yo sé que no es para tanto. Soy una persona que siempre intenta concienciarse al máximo de lo que está haciendo y dentro de todo este caos, hay cierto orden y cierta filosofía.

¿Por qué dices que el trap está relacionado con un estilo de vida muy rápido? ¿No te ves haciendo esto toda tu vida?

Lo que significa el trap: liberarte, romper con todo, el hacer las cosas mal a propósito... creo que es una cosa que pasa, que necesitas pasarla y que forma parte de la evolución de una generación y sobre todo, del individuo y lo que nos afectó a los chavales que escuchábamos esta música. Pero todo se acaba y yo no estaré toda mi vida hablando de sexo, drogas y de lo bien que me lo paso... El trap forma parte de una experiencia que todos sentimos, que también la puede sentir un hombre de 50 años, pero creo que es más representativa en los jóvenes y para que tenga sentido, tiene que acabar.

¿Qué tienes ahora entre manos?

Pues ahora mismo lo que estamos haciendo es abrir un proyecto que se llama CUTE MOBB Entertainment, que es como una empresa de entretenimiento. Parece muy serio pero al final es todo lo que hacemos con los colegas: música, ropa, jugar a la Play, bailar... todo eso profesionalizado y puesto en una plataforma donde todo el mundo pueda sacarle rendimiento. Entonces estamos abriendo a la vez un sello musical, que es CUTE MOBB, una línea de ropa y de accesorios personalizados, también un equipo de contenido para Internet y YouTube... En definitiva, estamos intentando crear una especie de coworking donde al final somos los mismos, los que hemos trabajado toda la vida juntos y como colegas, pero bajo un nombre y con más gente trabajando. ¡Y ese es el mood por ahora! 

 

 

Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Imágenes: Nil Ventura @nilventura_