«Sirat», de Óliver Laxe, la película española ganadora del Premio del Jurado en Cannes, ha llegado a las salas y, desde entonces, todo el mundo tiene una opinión al respecto. Descubre la nuestra:
Fotograma de «Sirat», de Óliver Laxe (2025).
Fotograma de «Sirat», de Óliver Laxe (2025).
«Sirat», de Óliver Laxe, la película española ganadora del Premio del Jurado en Cannes, ha llegado a las salas y, desde entonces, todo el mundo tiene una opinión al respecto. Descubre la nuestra:
No ha dejado a nadie indiferente, y eso también es un triunfo. Recuerdo salir helada del cine, sin tener muy claro qué opinaba sobre la película. No tenía claro si me había gustado. Inevitablemente, tras leer diferentes opiniones, me he sentido reconfortada al comprobar que no soy la única.
Existen tres bandos posicionados con respecto a la película de Laxe; hay quienes la aman, quienes la odian y quienes aún no lo tienen claro. Ubicándome yo misma en este tercer grupo, propio del limbo y la duda, creo que es imperativo reconocer que la experiencia que te ofrece «Sirat» en el cine no tiene apenas precedentes.
Ganadora del Premio del Jurado en Cannes, una de las condecoraciones más prestigiadas en el mundo cinematográfico, el largometraje de Óliver Laxe, conocido director español con cintas como «O que arde», ha recaudado cifras dignas de récord en sus primeras semanas en salas.
Su fotografía, sus personajes y su historia han acompañado a todos sus espectadores durante días… pues hay imágenes de las que simplemente es imposible deshacerse. Por ello, en Vanidad te contamos todo sobre la película del momento y el debate que ha generado:
El largometraje comienza con uno de los hitos de su rodaje: una rave en el desierto, una rave de verdad. Cuenta Laxe en las entrevistas que conseguir que la comunidad le permitiese rodar en la rave fue un gran logro pero también una gran responsabilidad; respetar ese espacio era imprescindible para el director, que comenta que terminaron de rodar mucho antes de lo previsto porque ya tenía suficiente material y no veía necesario molestar más.
«Me dijeron que me permitían rodar con la condición de que en ningún momento pidiese que parasen la música; la música iba a estar sonando 36 horas sin parar, pasase lo que pasase».
La historia comienza bajo lo que parece una premisa simple y que ya hemos visto antes: Luis (Sergi López) y Esteban (Bruno Núñez), padre e hijo, buscan a Mar, su hija y hermana respectivamente. Lo que parece que va a funcionar bajo la estructura de una tragedia griega, una odisea moderna en la que dos personajes nos acompañan a conocer mundos lejanos y personajes extraños, poco a poco va convirtiéndose en algo mucho más enrevesado e impredecible.
La pareja se encuentra con un grupo de ravers que, casi por obligación, se prestan a ayudarles y conducirles a otra rave en la otra punta del desierto, donde quizá esté Mar. Se nos presenta entonces un grupo marginal, que cuenta con varios lisiados, un animal y un bien común: bailar juntos al ritmo de la música. Montados en imponentes camiones, el grupo recorre los parajes desiertos y rocosos seguidos de la pequeña furgoneta de Luis y Bruno.
Como espectador, es inevitable preguntarse qué ha pasado: regresas al pasado, sin respuestas y te preguntas por qué se marchó Mar, por qué su madre no ha ido a buscarla, quién es Bigi y por qué le falta un brazo… ¿Por qué todas estas personas han decidido salir de la sociedad y volcar su vida en la fiesta? ¿Por qué han elegido vivir así? ¿Por qué lo ha elegido Mar?
Mientras que el grupo persigue su objetivo por encontrar la siguiente rave y Luis y Bruno los siguen para encontrar a Mar, lo que parece que es una Tercera Guerra Mundial estalla en el mundo. En el mundo fuera de esa especie de burbuja en la que parece que nuestros personajes han elegido vivir. Pero cuando presencias que les da completamente igual, como espectador, entiendes la metáfora a la perfección. A todos nos da igual de vez en cuando lo que pasa a nuestro alrededor…
Creo que hasta este momento, la película aún se encuentra dentro de un espectro de normalidad que responde a estructuras y narrativas ya conocidas por todos. Y entonces ocurre. Ocurre sin más y empieza el estado de shock. Y sucede otra vez. Y otra. Y entonces, sin entender que está pasando, «Sirat» derrumba todos tus muros y te desplomas ante ella.
E aquí el objeto de debate, sobre el cual yo aún no tengo una opinión construida ni sé si en algún momento la tendré. ¿Es justo emplear el shock en cine hasta tal punto que nuble tu juicio? Muchos acusan a este recurso de distraer demasiado de los objetos a valorar: la interpretación de los actores, el diálogo, el guion, las metáforas y el mensaje, todos parecen quedar en un segundo plano, y en un sentido es cierto. De repente, la película pasa por encima de ti, y tú no eres capaz de mover ni un sólo músculo.
No obstante, creo que el shock es precisamente uno de los mensajes en sí mismo. Durante la segunda parte del metraje, reflexionas sobre todo aquello a lo que pocas veces te enfrentas: perderlo todo, no haber tenido nunca nada, morir, vivir, perder la esperanza, ser engañado por el optimismo… Como sociedad no estamos acostumbrados al shock, porque parece que todo lo horrible que sucede en el mundo forma parte de una especie de videojuego, fuera del mundo real. Y así se refleja en «Sirat», que mediante un espacio y una banda sonora impecables, te trasladan a las pantallas de los niños, pero sin la opción de «Comenzar una nueva partida» cuando ya has perdido. En el universo de Óliver Laxe no se puede retroceder, sólo se puede mirar hacia adelante. ¿Y no es acaso esta la más pura de nuestras realidades?
Lo que es innegable es que la película, a pesar de que sí que es para todos los públicos, no está hecha para agradar a todo el mundo. Cabría esperar que una película que gana en Cannes contenga un ingrediente secreto que guste a todos y, sin embargo, ha supuesto uno de los debates más grandes de este año, aunque lo cierto es que nadie ha puesto en duda que mereciese el premio. Pues, seguramente, era quien más se lo merecía.
Te guste más o menos «Sirat», te parezca más o menos ética, más o menos clasista, pocas personas podrán negar que la experiencia que vivieron en la butaca no fuese una de las más anómalas que habían vivido en los últimos tiempos. Así, mientras algunos aún seguimos decidiendo qué nos gustó y qué no… ¿Qué hay de ti? ¿Ya has visto la película del momento?
Laura Echeverria Hermoso @lauetxh
Imágenes: Fotogramas oficiales de la película.