Cada día somos más consumistas, es decir, compramos sin pensar si realmente lo necesitamos, si nos lo podemos permitir o qué consecuencias llevará esa compra impulsiva. Las grandes multinacionales y sus ofertas hacen que compremos de forma automática prácticamente y sin ningún fin aparente. Esas necesidades que nos crean y que realmente no tenemos, están afectando al medio ambiente y no nos damos ni cuenta.
En los últimos años ha surgido el movimiento de la moda lenta o slow fashion, a partir del cual se han creado muchas firmas españolas. Su objetivo es crear prendas de mayor calidad que las que compramos habitualmente, a precios acordes con su producción, siempre respetuosa con el medio ambiente.
El principal impacto de la producción masiva de ropa es el gran consumo de agua que se emplea para fabricar las prendas. Tan solo una camiseta ya supone unos 2,500 litros de agua y para unos vaqueros se gastan unos 10 mil litros de agua, un gasto totalmente innecesario si pensamos en la cantidad de pantalones y camisetas que tenemos y los que realmente nos ponemos a diario.
La contaminación es otro factor clave, principalmente por el carbono emitido por los transportes. El recorrido desde las fábricas hasta las tiendas supone un largo camino y el empleo de más combustible que emite tóxicos a la atmósfera, empeorando la calidad del aire que respiramos. Junto con esto debemos pensar también en la cantidad de plástico que se genera al empaquetar cada prenda para que llegue a la tienda en perfecto estado porque, ¿es realmente necesario que cada prenda vaya individualmente en una bolsa de plástico?
El proceso de fabricación de la ropa supone el aumento de deshechos, que en muchas ocasiones son sustancias nocivas para el medio ambiente. Y desgraciadamente, esos vertidos ya sabemos todos a dónde van a parar. Aquí es donde entran a formar parte las nuevas empresas de producción sostenible, las cuales se preocupan de cada paso de la cadena de producción de las prendas.
Y ahora, ¿qué puedes hacer tú?
Una de las máximas de la ecología es el principio de las "3R" que consiste en reducir la cantidad de ropa que compramos; reutilizar la que ya tenemos, porque muchas veces se nos olvida realmente que tenemos tanta ropa; y reciclar en los contenedores específicos al igual que en muchas tiendas que disponen de estos y a su vez ofrecen descuentos a cambio. No debemos olvidarnos de las personas que realmente lo necesitan porque esa ropa que llevamos a los contenedores, suele estar prácticamente nueva. Así que, reparte también esa ropa entre los contenedores de las distintas ONG que los gestionan y estarás ayudando por partida doble.
Leer las etiquetas de las prendas siempre es importante, y no solo para el cuidado de esta. Su composición nos da información del impacto ambiental que ha tenido la producción de esa prenda. Por eso, lo ideal es escoger las fibras de menor impacto y procedentes de la agricultura ecológica como el algodón, el nailon o el lino, entre otros.
Lucía Pandiella - @luciapandiella
Imágenes: archivo y Giphy