Empezó el concierto con John Talabot de telonero. El catalán hizo las delicias de todos los amantes de la buena electrónica en una actuación magistral junto a Pional, otro de los grandes autores patrios. Aunque con bastantes pistas pregrabadas y sospechamos que con cierto playback. El rato que estuvieron se hizo corto y, cuando acabaron, La Riviera se sumió en la oscuridad de la incertidumbre y la expectación. Los visuales de Coexist se proyectaron en una inmensa sábana al fondo del escenario cuando Romy, Oliver y Jamie salieron entre una oleada de aplausos. La emoción comenzó al abrir con Angels, el primer single del segundo disco. Siguieron con Heart skipped a beat, Fiction y Crystalised. El silencio de Fantasy permitió que el tiempo se detuviese unos instantes y la experiencia se alargase. Ni siquiera los gritos de cuatro personajes -de esos que no gusta encontrar en los conciertos- consiguieron distraer la atención que todo el mundo tenía puesta en la voz de Oliver. Missing hizo que la intensidad aumentase. Y de repente, al bajar el sonido con el final de la canción, unos tímidos golpes de steel drum indicaron que Reunion comenzaba. A partir de entonces el concierto se hizo memorable.

Sunset es el tema que hizo que todos los ex que se encontraban en la sala se arrepintiesen de haber dejado lo que tenían. Durante el final de Night time la gente estaba tan entusiasmada que por fin se pudo ver a Romy sonreir. La siguiente fue Swept Away. Con Shelter el romanticismo cobró vida en una mezcla sin final de sentimientos: entre el público coreando los susurros de Romy y las luces boreales que transportaban a algún paraíso nórdico, la conexión se terminó de producir. Y entonces pareciera que estuvieran dando el concierto persona por persona. ¿Conocéis esa sensación de individualidad mientras se está rodeado de decenas de personas? Pues así fue por unos minutos.

A Shelter le siguieron Islands y Chained. La guinda la pusieron con Infinity. Entre proyecciones de nubes que los elevaban a una categoría divina, prolongaron un final apoteósico en el que sus voces terminaban por perderse entre el volumen de los beats. Se acabó. Se fueron. Volvieron. Bis. Intro, Tides Stars para dejar el listón alto y a los asistentes con la miel en los labios. The xx hicieron un concierto imposible de no calificar con la nota más alta. La única pega, que terminara.

Texto: Marieta Zubeldia Fotos: Carmen de Reyna

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