El humor es una de las señas de identidad de la cultura española. A lo largo de nuestra historia, la risa ha sido la gran aliada de los tiempos más difíciles, logrando sacarnos una carcajada y evadirnos de la realidad cuando más lo necesitábamos. A través del cine, de espectáculos o de programas de televisión, la comedia ha estado presente en nuestra cultura, y no resulta complicado evocar nombres de personalidades célebres que se han hecho un hueco en el templo del humor patrio...

Sin embargo, a pesar de su extensión, la comedia siempre ha sido un terreno mayoritariamente masculinizado. Aún en la actualidad, las mujeres tienen mucha menos presencia en la comedia que los hombres y, de cara a las salidas laborales de esta profesión, las desventajas son más evidentes en su terreno. A pesar de todo, gracias a una mayor presencia del feminismo en la sociedad, se ha ido demostrando poco a poco que el talento para hacer reír tampoco entiende de géneros.

En 2007 el escritor Christopher Hitchens escribía una controvertida publicación titulada “Por qué las mujeres no son divertidas”. En él defendía la idea de que el humor es una herramienta más de cortejo que, presuponiendo erróneamente que las mujeres son bellas y delicadas por naturaleza, está intrínsecamente asociada al género masculino, que necesita más de ello. Con esta teoría respaldaba la creencia impuesta por el patriarcado imperante en la sociedad de que las mujeres deben ser refinadas, no rendirse a lo soez del humor y, por supuesto, luchar por ser bellas. Pues belleza y talento para el humor son dos características incompatibles y excluyentes entre sí...

Este artículo levantó muchas ampollas y sembró una gran indignación en la sociedad, pero también trajo a coalición el debate sobre la masculinización de este sector cultural. Desde entonces, es cierto que resulta un poco menos complicado encontrar un nombre de mujer en los carteles de los shows de comedia o en los programas de televisión, pero en la mayoría de las ocasiones, son minorías. Esto nada tiene que ver con esta idea absurda de falta de talento entre un género y otro, sino más bien es un problema de machismo de sistema y de falta de visibilidad, pues, además de contar con muchas menos posibilidades que un hombre, a las mujeres no solo se les coloca con más ahínco en el ojo del huracán, sino que cuestiones ajenas como su físico o su atractivo, suelen tener más relevancia que la propia capacidad para hacer reír.

En España, un país donde la comedia está muy bien valorada y aclamada, las mujeres siguen teniendo que luchar por hacerse un hueco. Tras el equipo de guión y, por tanto, de chistes y de los late nights más famoso de nuestra televisión, se esconden nombres femeninos, aunque el mérito principal recae en su mayoría en los hombres conductores de los programas.

A pesar de todo, el humor femenino y, más especialmente, feminista, está calando con fuerza y adentrándose poco a poco en espacios visibles para el gran público. La pérdida del miedo al tabú y la vergüenza a hablar sobre según qué temas algo más peliagudos, ha infundido la libertad y el valor necesarios para que las mujeres también hagan uso del humor como herramienta de denuncia de situaciones que les conciernen y afectan directamente. Poco a poco aparecen más referentes que se deshacen de la educación en el pudor para poner voz a cuestiones que, como la mitad de la población que son, también les afectan y las viven, aunque eso llegue a incomodar a un público poco acostumbrado a la realidad...

Un ejemplo claro de esto es el sexo. La sexualidad es uno de los clichés más recurrentes del humor español. De toda la vida, los grandes hombres humoristas se han atrevido con chistes con referencias sexuales, y hasta ahí todo bien. Pero en el momento en el que una mujer toma la palabra sobre este tema y habla con toda naturalidad sobre cuestiones relacionadas con el sexo, automáticamente saltan las alarmas y se activa una doble vara de medir que, según la boca de la que salgan las palabras, califica el chascarrillo de soez y chabacano o de tronchante y divertido. Una hipocresía palpable intrínseca a un machismo del que cada vez somos más consciente y, gracias a ello, también más capaces de notificar y corregir.

Actualmente, la lista de nombres femeninos que se han atrevido a hacer humor sin tapujos y a demostrar que su género no es significado de mal hacer, sino que por el contrario tienen la misma capacidad que un hombre para dedicarse a la comedia, es cada vez más notable. Desde la cara más visible, (la de las actrices que se dedican a la comedia, como Carmen Machi, Loles León, Rosa Maria Sardá, Yolanda Ramos o Toni Acosta), hasta las guionistas que se esconden tras las cámaras de grandes programas de humor como Henar Álvarez, Pilar de Francisco, Isa Calderón, Marta González de Vega o Raquel Sastre, entre otras... Pasando por cómicas y monologuistas de la talla de Elsa Ruiz, Eva Soriano, Susi Caramelo o Valeria Ros, quienes han conseguido hacerse un hueco y un nombre propio en este sector. Algunas, incluso, han obtenido el reconocimiento suficiente como para salir en prime time, como es el caso de Ana Morgade, Silvia Abril o Thais Villa, o de presentar un late night, como Eva Hache, que fue la primera mujer en España en hacerlo.

Además de estos nombres propios y otros muchos más que ya suenan como referentes del humor, también han ido existiendo programas de televisión y radio y espectáculos centrados en dar voz a la comedia femenina y feminista, como es el caso de Las que faltaban, Riot Comedy, Deforme Semanal, El Antivlog o El Grupo. Además, el auge de las redes sociales también ha propiciado el descubrimiento de inmensos talentos femeninos en la comedia que han logrado darse a conocer y ser seguidas por muchas personas, como es el caso de Carolina Iglesias, Victoria Martín, Lala Chus o Penny Jay, entre otras.

 

En la comedia, como en casi todos los ámbitos de la cultura, la tradición y herencia patriarcal han dejado una impronta que aún perdura. Pero gracias a la conciencia activa de los últimos años, poco a poco esta barrera se va derribando, logrando dar el reconocimiento pertinente a aquellas mujeres que por su talento, merecen un hueco en este sector, dejando de tratarlas exclusivamente como objetos y otorgándoles la calidad de sujeto que cualquier persona en cualquier ámbito debería tener siempre.

 

Elena Romero: @elenar_vargas

Imágenes: YouTube, Giphy y plataformas oficiales

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