Lo primero que llama la atención de "Frank", la nueva película del irlandés Lenny Abrahamson que llega hoy a los cines españoles, es que uno de sus protagonistas esconde su rostro tras una cabeza gigante de papel maché. El actor que lo interpreta es el mismísimo Michael Fassbender, a quien hemos visto en "X-Men", "300" o "Shame", y que esta vez pasará desapercibido a los ojos del espectador. El filme está inspirado en una historia real, la de Chris Sivey, un cómico y músico inglés que durante los años 80 solía salir al escenario con la la cara cubierta con una cabeza de muñeco, creando así un personaje a quien pondría el nombre de Frank Sidebottom. Un periodista de la época, Jon Ronson, decidió unirse a su banda y, 25 años después, ha co-escrito junto con Peter Straughan el guión que ficciona y da vida a sus excéntricas memorias.
Desde el comienzo de la película, esta establece el tono irónico y casi absurdo de la misma, donde el humor invade incluso los momentos más trágicos de la historia. Jon es un oficinista inseguro, patoso e inocente, que pasa su tiempo libre componiendo canciones alrededor del más mínimo acontecimiento. De pronto, se ve arrastrado a una casa en las montañas con una banda que acaba de reclutarle como teclista, y que le hará experimentar uno de sus mayores sueños: convivir con un grupo al que admira en la grabación de su disco. Sin embargo, Jon discrepa con algunas de las posturas de la banda, y cuelga vídeos del grupo en Youtube, informando a un dudoso número de personas de todo lo que el grupo está realizando y viviendo en su retiro, para así tener una audiencia que les siga, y lograr ser queridos.
Porque ese es uno de los temas clave que se tratan en la película. La banda en cuestión, liderada por Frank, el hombre que es incapaz de vivir sin una cabeza gigante sobre sus hombros, tiene como nombre Soronprfbs, y su concepto de la música requiere una originalidad aplastante, y una indiferencia casi enfermiza respecto a lo que el público quiere o aplaude. Esta postura la vemos encarnada principalmente en Clara Wagner (Maggie Gyllenhaal), la tercera protagonista, quien toca el theremín y está radicalmente en contra de cambiar el arriesgado estilo del grupo para agradar a la audiencia. El personaje de Clara detesta a Jon, y durante toda la película la veremos actuar de forma fría, intimidante y agresiva, algo que acentuará el halo de misterio que la envuelve. Su enfrentamiento con Jon se debe, además, a que ambos tratan de ganarse el aprecio de Frank, uno mediante las promesas de que el grupo será querido, y la otra a través del mantenimiento de un anonimato en el que todos se sienten cómodos.
El director juega a lo largo de toda la película con los límites del absurdo para ironizar algunos estereotipos asociados a las bandas de rock, principalmente el del músico maldito. Frank ha tenido una infancia dolorosa que le ha llevado a esconderse tras una máscara, y Don (Scott McNairy), otro integrante de la banda, es un enfermo mental con problemas sexuales. Esto, aunque parezca increíble, fascina a Jon y le hace plantearse cómo va a ser él un gran artista si jamás ha experimentado nada tan doloroso. Por otro lado, las excentricidades de Frank a la hora de componer y grabar el disco también sorprenden a Jon, quien admira cómo el grupo inventa sus propios instrumentos, hace rutinas de ejercicio extremas o utiliza la palabra chinchilla cuando la cosa se les va de las manos.
A pesar de ser una comedia, Frank tiene algunos momentos de tensión muy dramáticos que dan solidez al relato y hacen que este no se pierda en el mar de la ironía. En definitiva, la película constituye una reflexión interesante acerca de la dinámica de las bandas de música; es entretenida, accesible y original, así que esta semana se yergue como una alternativa muy sugerente a otros estrenos más comentados. Eso sí, Frank es solo apta para admiradores de pequeños tesoros que disfruten siendo sorprendidos.
Por Irene Rihuete